En el peculiar ámbito de la política prospera la mentira

En las últimas décadas, dentro y fuera de la República Argentina por igual, la mentira parece haberse transformado en uno de los instrumentos más utilizados en el mundo de la política. Es necesario asignar importancia a lo antedicho, así como reaccionar contra la mentira, no sólo para tratar de desterrarla, sino para empujar a los políticos a no utilizar la mentira con la frecuencia actual. ­

 

La mentira parece servir para todo. Por esto la frase de Oliver Wendell Holmes, Jr., que fuera un respetado juez de la Corte Suprema de Estados Unidos entre 1902 y 1932, no puede olvidarse: "El pecado emplea muchos instrumentos, pero la mentira es un mango que se adapta a todos''.

Ello es efectivamente así y, desgraciadamente, se trata de un fenómeno que parece afectar a demasiados de los gobiernos del mundo. 

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IDOLO POLITICO­

­Curiosamente, uno de los ídolos políticos de Alberto Fernández es el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).  ­

Una conocida consultora política de su país, luego del estudio respectivo, acaba de concluir que el presidente de México ha hecho más de 61.000 afirmaciones mendaces en sus conferencias matutinas desde su llegada al alto cargo mexicano, ocurrida el 1º de diciembre de 2018. ­

El primer mandatario de México tiene la costumbre de realizar diariamente conferencias de prensa matutinas. Desde el comienzo de su gestión, ha realizado casi 700 de esas conferencias, ante los medios de su país. Pero una cosa es ser impreciso y López Obrador lo ha sido en casi un centenar de oportunidades. Y otra, muy distinta, es mentir, esto es falsear conscientemente la verdad, con el propósito de engañar a los demás.­

Las conferencias de prensa matutinas del presidente López Obrador no son breves. En promedio ellas han durado, en cada caso, algo más de una hora y media. Como Cristina Fernández de Kirchner, el presidente de México es uno de aquellos a los que les resulta irrefrenable hablar sin tener el cuidado suficiente con relación a los mensajes que emite. Como tantos, a AMLO le agrada, por una mezcla de arrogancia y ligereza, escucharse a sí mismo. A Cristina, también.­

Los mentirosos, por lo demás, suelen tener muletillas. En el caso de López Obrador, sus mensajes reiteran permanentemente la necesidad de que México viva "en un auténtico Estado de Derecho''. La reiteración de ese concepto transmite a los demás la sensación de que López Obrador -bien o mal- parte del supuesto de que en México todavía hay mucho que hacer para que el país viva efectivamente de acuerdo con la ley. Y es posible que así sea.

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PARANGONES­

­López Obrador, por lo demás, parece gozar al referirse específicamente a otras personas en sus conferencias de prensa. En especial, a su predecesor, el ex presidente Enrique Peña Nieto. En esto, pareciera haber algún parecido con la costumbre de incluir agresivamente en sus mensajes a Mauricio Macri que parece caracterizar a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. 

Lo cierto es que mientras López Obrador siente un impulso irrefrenable por utilizar los micrófonos de los medios, Enrique Peña Nieto sólo organizó dos conferencias de prensa en los cuatro años de su mandato, es decir, desde el 2012 hasta el 2018. Una diferencia abismal separa a los dos antes nombrados.

López Obrador, como Cristina, utiliza sus mensajes públicos para atacar personalmente al periodismo mexicano y a sus críticos, una y otra vez. Ambos tienen la tendencia evidente de culpar a los demás por sus propios errores. Pero López Obrador parece tener una cuota mayor de amor propio, particularmente cuando reitera una de sus conocidas muletillas, diciendo: "No tengo derecho a fallar''.­

Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador pertenecen -cabe agregar- a la misma generación. El mexicano nació en 1953 y nuestro presidente en 1959. 

El 65ª presidente de México tuvo, según sus biógrafos, un parto complicado, cuya duración se extendió a lo largo de casi tres días. A los 15 años presenció la muerte de un hermano menor que jugaba con un arma de fuego que se disparó, terminando con su vida. AMLO estuvo junto a él, presenciando la tragedia.

El presidente de México tiene una larga trayectoria en la política, en la que está inmerso desde 1976. Al inicio militó en el PRI, para luego fundar su propio partido, Revolución Democrática.

López Obrador conduce a México desde julio de 2018 cuando, en su tercer intento, resultó electo presidente de su país. Sus hijos participan en la política, conformando una suerte de extraña dinastía, a la manera de la familia Kirchner.­

López Obrador es cuidadoso en su gestión, presidiendo sobre una economía relativamente estable, que no ha sido demasiado golpeada por la pandemia.­

Tiene una preocupación constante por cuidar la transparencia y los mexicanos se refieren a sus mencionadas conferencias matinales como al ``canal oficial de comunicación''.­

Entre sus limitaciones aparece, sin embargo, la del relativamente poco apego a la verdad, lo que es lamentable. Pero no está solo en esa situación. Son pocos los políticos en nuestro propio país que pueden sinceramente sostener que en sus declaraciones públicas se aferran constantemente a la verdad y evitan, en conciencia, emitir opiniones que no coinciden con ella.

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PECULIARIDADES­

­Queda visto, una vez más, que el mundo de la política tiene sus peculiaridades. Algunos transgreden la obligación de decir la verdad con plena conciencia de lo que están haciendo. Otros no, pero son los menos. Ocurre que saben que deben tratar de generar, en el público, una opinión que les sea favorable. Porque es cierto aquello de que, con alguna frecuencia, la opinión puede de pronto tener más fuerza que la verdad. ­

No es fácil decir siempre la verdad. Tiene sus costos. Pero lo cierto es que ocultar la verdad es un esfuerzo siempre difícil, que deja a quien prefiere mentir flotando en un riesgo difícil de suprimir, que acompaña a cada actor para siempre. ­

Hay parecidos entre Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador. Pero hay también diferencias sustantivas. ­

En el mundo de la política aferrarse a la verdad a veces es difícil. Tan es así, que alguno dijo alguna vez que "no conviene mostrar la verdad desnuda, sino en camisa''. Con algún disfraz, entonces. Por pequeño que sea. Me cuesta endosar esta última visión. Soy de los que creen que la verdad, tarde o temprano, pone a los políticos a salvo de sorpresas desequilibrantes. Por esto aquello de que "mentir tiene patas cortas''.­

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