En el Día del Historiador: al maestro con cariño
Mañana se celebra el Día del Historiador. La elección de esta fecha obedece al decreto firmado es este día por el Primer Triunvirato en 1812, en el cual se ordenaba: “La escritura de la historia filosófica de nuestra feliz revolución, para perpetuar la memoria de los héroes y las virtudes de los hijos de América del Sud, y a la época gloriosa de nuestra independencia civil.Sería ciertamente muy doloroso, que después de los grandes sacrificios que se hacen por todas partes a la libertad de la patria, quedasen sepultadas en el abismo de lo pasado las glorias de sus ilustres hijos, y privada nuestra posteridad de unos ejemplos dignos de su imitación”, afirmaba un aviso oficial publicado en La Gaceta unas semanas después. La tarea cayó inicialmente en el sacerdote dominico fray Julián Perdriel, pero diversas cuestiones impidieron que el encargo se pudiera llevar adelante.
Corresponde al Dean Gregorio Funes el Ensayo de la Historia Civil del Paraguay, Buenos Aires y Tucumán, que se publicó en 1816 a quien se reconoce como el autor de la primera obra de esta naturaleza. El Congreso de la Nación a través de la ley 25.566 estableció en el año 2002, el 1º de Julio como Día del Historiador, para homenajear a “los escritores, investigadores, profesores y aficionados dedicados al estudio, propalación y análisis de los acontecimientos de carácter histórico”.
DISTINCIONES
Hace pocos días un destacado historiador argentino el Dr. Miguel Ángel De Marco recibió dos distinciones, la primera la Gran Cruz al Mérito Naval otorgada por el Rey Felipe VI de España. Presidió la ceremonia realizada en la Embajada de España el titular de la misma don José María de Arístegui Laborde, y la condecoración le fue impuesta por el Jefe de Estado Mayor de la Armada del Reino de España, Almirante General Antonio Piñeiro Sánchez, en ocasión de su visita al país.
Al imponerle la cruz y la banda remarcó que era un honor hacerlo “a una figura cuya trayectoria encarna con singular dignidad el cruce fecundo entre las armas y las letras, entre el rigor de la investigación histórica y el servicio comprometido a la Nación”.
Asimismo, expresó que su vida había sido “una travesía intelectual, profesional y patriótica, que honra tanto a la República Argentina como a la comunidad internacional de historiadores”.
PORTUGAL
Días después en la residencia del Embajador de Portugal en la República Argentina, Gonçalo Teles Gomes, se llevó a cabo otra ceremonia, en la cual el Embajador le impuso al doctor De Marco el collar de miembro asociado en la sección Historia Naval de la Academia da Marinha de ese país.
El diplomático destacó las calidades intelectuales del homenajeado, y muy especialmente el hecho de ser el único miembro de mérito argentino de la Academia Portuguesa de la Historia, máxima institución dedicada a los estudios históricos en ese país.
Acto seguido el señor Roberto L. Elissalde destacó la actividad del Dr. De Marco destacando que “todos los aquí presentes le somos deudores, de una u otra manera, de esa inmensa generosidad y cercanía que siempre lo ha acompañado; sin estridencias y con una sonrisa cordial”.
El título de esta crónica, tiene que ver porque justamente en medio de la organización de este último acto, Federico Andrade Marambio un ex alumno del doctor De Marco, le hizo llegar una carta de la que extractamos estos párrafos: “Hace muchos años, en el año 2005, usted dio la bienvenida al grupo de ingresantes a la Licenciatura en Historia de la Universidad Católica Argentina, que en ese momento dirigía. En esa bienvenida, felicitó a todos los estudiantes por haber decidido emprender el camino de una profesión noble (a veces ardua e incluso, bien lo sabe usted, por momentos ingrata) y los alentó a ver la historia más allá del aula de la escuela secundaria. Les habló no sólo de las posibilidades de formarse como investigador del Conicet sino también del trabajo en museología, las Fuerzas Armadas e, incluso, la carrera diplomática. Quien suscribe se encontraba en ese grupo de estudiantes y jamás olvidé esa primera charla. Recuerdo haber llamado a mi familia ese día para hablarles del universo de posibilidades que se abría y que yo, hasta ese entonces, ni siquiera había vislumbrado. Luego de haber pasado por muchas experiencias laborales, de investigación y docencia, felizmente puedo decir que actualmente puedo vivir ese sueño que usted, Dr. De Marco, contribuyó a generar”.
Sin duda Miguel Ángel De Marco es además un pescador de vocaciones que como en el Evangelio vuelve siempre del mar con las redes repletas o de ese maestro que enseña con amor, más aún pasión. Gestos de este tipo engrandecen una profesión y merecen el título “Al maestro con cariño”.