UN PERIODISTA ARGENTINO QUE SE RADICO EN ESTOCOLMO EXPLICA EL EXITO DEL MODELO ESCANDINAVO

"En Suecia, la actividad diplomática se encuentra al servicio de las empresas"

La semana pasada y como todos los años, el International Institute for Management Development (IMD), con sede en Suiza, divulgó su Ranking de Competitividad Mundial. El trabajo evaluó el desempeño económico, la eficiencia empresarial y la facilidad para hacer negocios en 67 naciones, en base a datos de 2023. La Argentina, que antes del kirchnerismo brillaba en el puesto 19, apareció ahora al fondo de la tabla, en el lugar 66, sólo por encima de Venezuela. No es sorpresa.

Lo que sí puede resultar asombroso es que un país considerado la quintaesencia de la socialdemocracia, con su gravosa carga impositiva, ostente el lugar 6, sólo por detrás de Hong Kong, Suiza, Dinamarca, Irlanda y Hong Kong. El pseudosocialismo nórdico aventaja pues a expresiones del capitalismo puro y duro como Emiratos Arabes Unidos (7), Taiwán (8), Estados Unidos (12) o China (14). ¿Y esto por qué?

Este diario, consultó sobre las excelencias del modelo sueco a un periodista argentino, culto y experimentado que vive desde los años setenta en Estocolmo. Eduardo Berezan hizo carrera en la Radio Nacional de Suecia, la que (atención con esto) "es pública pero no estatal". Hoy es editor de la Editorial Saturn, periodista free lance y, por razones laborales y familiares, reparte el año entre Suecia, Canadá y la Argentina.

-¿Podría decirse que Suecia sigue siendo el modelo más exitoso de la socialdemocracia?

- Sí. A pesar de los grandes cambios de los últimos tiempos (Suecia no es un país estático), básicamente el Estado de Bienestar que se implementó después de la Segunda Guerra Mundial sigue vigente. Pero ese modelo socialdemocracia tiene particularidades.

-¿Por ejemplo?

-Suecia era un país pobre. Una nación de emigrantes. En el siglo XIX emigraron más de un millón de personas, la mayoría a Estados Unidos. Se asentaron, sobre todo, en el estado de Minnesota. Muchos menos viajaron a la Argentina (algunos llegaron a Misiones y Corrientes) y Brasil. Provenían del sur del país, de la zona agreste por debajo de Estocolmo. Había problemas políticos y con la Iglesia que tienía grandes propiedades.

Ya en este siglo, Suecia fue neutral durante la Segunda Guerra Mundial, lo que permitió preservar la infraestructura nacional. Pero era un país de agudos conflictos sociales. Hay una gran represión en 1931, con muchos obreros muertos. El país se asustó y partir de entonces se logra un acercamiento que se plasmó en 1938 con un gran acuerdo entre el capital y el trabajo que sienta las bases de un eficaz Estado de Bienestar moderno. Eso se mantiene hasta hoy.

-¿No hay conflictos?

-Claro que sí. Muchos. Pero se resuelven. Suecia es un país donde se buscan afanosamente los consensos. Las partes ceden, nadie defiende posiciones extremas, de máxima. Cuando llegue a Estocolmo a mediados de los setenta, el hilo conductor de la política y la acción social era la solidaridad. Solidaridad salarial, por ejemplo. No existían las enormes desigualdades. Un obrero calificado y un médico ganaban más o menos lo mismo. Todos tenían acceso al tiempo libre. Todos pagaban impuestos altos...

-Esto es importante, ¿cómo se financia el Estado de Bienestar?

-Todo el mundo paga un impuesto del 30% de sus ingresos.

-¿Qué le da el Estado a cambio a los ciudadanos?

-Hay que aclarar que el Estado nacional reajusta ese monto, al año fiscal siguiente puede devolverte una parte. El Estado sueco funciona. La educación y la salud pública son de excelencia.

-Es un servicio gratuito.

-No. Hay que pagar un canon de atención, pero es accesible. Si tenés que operarte de una hernia o hacerte un bypass, te va a salir lo mismo. Los hospitales públicos son de excelencia. También hay sanatorios privados. La única razón por la que la gente puede elegirlos son los tiempos de espera más cortos.

MANO GENEROSA

-La semana pasada, un instituto ubicado en Suiza divulgó el ránking de competitividad global que mide, entre otras cosas, la facilidad para hacer negocios. Me sorprendió que Suecia ocupe el sexto lugar. ¿A qué se debe en su opinión?

-Una de las causas es la generosa ayuda estatal al sector privado. Toda la diplomacia sueca está al servicio de las empresas para que aumenten sus exportaciones que, como compiten en todo el mundo, sus productos son de gran calidad y última tecnología, desde armamento sofisticado a los teléfonos. Suecia produce de todo un poco; sus empresas están globalizadas, en la Argentina llegaron en las primeras décadas del siglo XX.

-¿Cómo integra Suecia a los jóvenes al mercado laboral?

-Cuando están en los dos últimos años del primario (cursan nueve años) ya empiezan a hacer prácticas laborales. Primero en las empresas de servicios. En los veranos es muy común ver a chicos de dieciséis años trabajando, por ejemplo, en las cajas de supermercados o como repositores. Me parece que el camino del joven al mercado laboral está mucho más cuidado en Suecia que acá. El desempleo juvenil no es un problema. Por otro lado, los colegios secundarios (dos o tres años de cursada) tienen orientaciones profesionales o artísticas…

EL MIEDO A RUSIA

-Días atrás se celebró en Suiza, la cumbre de la Paz, a la que asistió Javier Milei. La viceprimer ministra sueca, Ebba Busch, dijo que apoyar a Ucrania en su derecho inalienable de defenderse es la principal prioridad de la política exterior de Suecia. ¿La agresión de Putin a su vecino fue un shock verdad?

-Sin duda. Al punto que Suecia puso fin, de un plumazo, a doscientos años de neutralidad internacional. Había un consenso muy fuerte en la sociedad de la necesidad de ingresar a la OTAN, que sólo se demoró por culpa de Turquía y Hungría. Suecia está muy expuesta al expansionismo ruso; la diminuta isla de Gotland -donde Bergman tenía una casa- está muy cerca del enclave militar de Kaliningrado. El flanco del Báltico es muy delicado. Rusia es, de alguna manera, el enemigo de siempre de Suecia. Se la mira con recelo (1).

--Leo en una novela policial de Henning Mankell: “...las pandillas juveniles se han convertido en un problema de seguridad nacional en Suecia…”. ¿Es así?

-Coincido. En los últimos años, hay una creciente actividad de pandillas criminales, de asesinatos, de tiroteos, de ataques con bombas a propiedades. Hay zonas urbanas donde la policía no puede entrar.

-¿Guetos?

-Sí. Algunas periferias son extremadamente peligrosas, como las de Malmö. Es un problema europeo, pero en Suecia no pasaba. Tiene que ver con jóvenes de origen árabe que no se han integrado a la sociedad, a pesar del esfuerzo del Estado. Cuando llegué a Estocolmo hace más de treinta años, uno podía dejar el auto estacionado con las llaves puestas y un amigo lo pasaba a retirar a las ocho horas sin problemas. Dejábamos la bicicleta sin candado…

-¿Y ahora no se puede?

-No es aconsejable… Las periferias son complicadas. Hay que recordar que Suecia ha recibido en un año 160 mil refugiados de la guerra en Siria, muchos analfabetos. Es una cifra impresionante para un país con poco más de 10 millones de habitantes.

-Las elecciones para la Eurocámara en Suecia no siguieron la pauta del resto del continente. Los socialdemócratas volvieron a ser los más votados. Resistió el Partido Ecologista como tercera fuerza y los Demócratas de la derecha soberanista cayeron al cuarto lugar. ¿A qué se debería?

-La extrema derecha había llegado al segundo lugar en las elecciones generales -son socios externos del gobierno de centroderecha- como una reacción popular a la generosidad del país, de abrirles las puertas a tantos refugiados de guerra. Pero ahora en toda Escandinavia hubo un descenso en la aceptación de estos partidos.

-En Suecia, por lo que uno ve, no se hundió el Partido Ecologista, como ocurrió en el resto de Europa en 2024. Los jóvenes no migraron hacia la derecha radical...

-Pienso que esto se debe a la enorme popularidad de la activista Greta Tunbergh, que decidió un día no ir más al colegio los días viernes para protestar por el cambio climático. Históricamente, los ecologistas en Suecia han tenido temporadas altas y temporadas bajísimas, pero ahora hay un consenso verde. Las empresas se preocupan para demostrar que están trabajando en el tema.

COMO NOS VEN

-¿Qué lugar ocupa hoy la monarquía en Suecia?

-Meramente simbólico. La política y la economía la decide el Parlamento. Un porcentaje importante de la recaudación impositiva va a sostener la Casa Real. La gente está completamente de acuerdo con esto. Esta orgullosa de la dinastía Bernadotte que, curiosamente, tiene casi la misma cantidad de años que la vida independiente de la Argentina.

-¿La Argentina le interesa a los suecos?

- No nos ven. Sólo les interesa nuestro fútbol y causa un limitado interés los momentos de crisis que, como sabemos, son demasiado frecuentes en nuestro país.

 

(1) El Riksadg (Parlamento sueco) aprobó el martes pasado, día en que se realizó el reportaje, un acuerdo de cooperación en materia de defensa (DCA, por sus siglas en inglés) con Washington que permitirá el despliegue de tropas estadounidenses en este país nórdico