En esta última entrega abordaremos la importancia y significado del concepto de “cruz redentora”.
Aquellos que inmerecidamente tenemos la gracia de la fe sobrenatural, podemos ver en Nuestro Señor Jesucristo al santo y al héroe por antonomasia, al arquetipo máximo, quién hizo carne el viaje del héroe en plenitud y le dió sentido pleno y sobrenatural al mismo, pues todos los héroes de la historia son en sí figuras, imágen, tipo, del viaje del héroe emprendido por Cristo: antitipo, concreción, realización, consumación del héroe.
Entonces contemplado a la luz teológica, el camino del héroe es signo de conversión plena.
Un antes y un después. Un hombre viejo que muere. Un hombre nuevo que nace. Un paso por las aguas bautismales. Un morir y descender a los infiernos para resucitar glorioso al tercer día. Un renacer para trascender.
Y nuestros héroes de Malvinas no son la excepción. Sus temples fueron acrisolado por el fuego, al igual que sucede con el oro reluciente. Abrazados a la cruz, dispusieron sus vidas al sacrificio y despojados de todo se donaron gratuitamente a sí mismos por amor a la causa justa que defendían. Y en el amor, no hay derrota. Pues la cruz es signo de triunfo y redención.
LLAMADO A LA GLORIA
Nuestros gloriosos caídos, nuestros resilientes veteranos de guerra, los perseverantes familiares de nuestros muertos; cada uno a su manera, han atravesado el viaje del héroe y ha escrito con su sacrificio en el Atlántico Sur las páginas de nuestra verdadera historia patria reciente.
Recibieron su llamado a la gloria. Lucharon con hidalguía por nuestra soberanía nacional, empuñando las armas. Al decir de Faramir: “Guerra ha de haber mientras tengamos que defendernos de la maldad de un poder destructor que nos devoraría a todos; pero yo no amo la espada porque tiene filo, ni la flecha porque vuela, ni al guerrero porque ha ganado la gloria. Sólo amo lo que ellos defienden” (Tolkien, Esdla. Las Dos Torres. p. 377).
Sostuvieron la bandera en su lugar. Pasaron por insuperables e innumerables pruebas que transformaron sus vidas. 649 de ellos ofrecieron generosamente sus vidas para que la Patria viva, tornándose en eternos custodios de la dignidad nacional en el Atlántico Sur.
Muchos regresaron para reintegrarse en una sociedad y una realidad política, que en líneas generales, les dio la espalda por largo tiempo. Y continuaron atravesando umbrales dolorosos, desasidos, despojados de todo. Como un Cristo roto.
Pero al mismo tiempo, crecieron como gigantes en cada adversidad, en cada puesta de sol pues ascendieron victoriosos a los ojos de Dios. Demostrando lo que había enseñado Don Quijote: "Retirarse no es huir, cuando el peligro sobrepasa a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana, y no arriesgarlo todo en un día".
Y hoy regresan, nuevamente, pero esta vez para ofrecer como don los frutos de sus incontables sacrificios. Somos privilegiados pues vienen a decirnos cómo Gandalf a las puertas de Gondor: "El coraje será ahora vuestra mejor defensa ante la tempestad que se avecina…el coraje y la esperanza que os traigo. Porque no todas las noticias son adversas. ¡Pero alejad por ahora las trullas y afilad vuestras espadas!" (Tolkien. Esdla. El retorno del rey. P. 13).
”ABRAZARNOS A SU CRUZ REDENTORA”
Ante nuestros héroes de Malvinas, no podemos permanecer indiferentes. Por tal motivo, elegimos ser agradecidos y abrazarnos a su cruz redentora. Y como sus herederos, decidimos caminar tras sus pasos y continuar las huellas que nos han marcado, el camino que trazaron, la senda que han sellado con su sangre. Aunque solamente seamos simples hobbits a los hombros de gigantes que creen como Eowyn cuando le dijo a Merry que: "Dónde no falta voluntad, siempre hay un camino" (Tolkien; Esdla. El retorno del rey; p. 93).
Y porque no se ama lo que no se conoce, compartir sus historias épicas es nuestra misión, para que sus ejemplos trascendentes enciendan los corazones de aquellos que todavía no conocen sus nombres, sus hazañas y su legado, pero que sienten en su interior ese llamado a vivir una vida con sabor heroico, de aquellos que quieran salir de la trinchera para enfrentar la vida, de aquellos que tienen el coraje de convertir una vida ordinaria en extraordinaria, en una historia digna de una canción, digna de ser recordada, digna de permanecer como paradigma en el corazón de nuestra Patria. Pues en Malvinas: "La esperanza y los recuerdos sobrevivirán en algún valle oculto dónde la hierba siempre es verde" (Tolkien; Esdla. El retorno del rey; p. 38).
COROLARIO
No temamos al heroísmo. Ya lo hemos dicho anteriormente, existe el deber y la responsabilidad ciudadana para con la Gesta de Malvinas de conocer para amar y de amar para defender. Y dejar que ella con sus ejemplos nos recupere. Nos vuelva a la vida. Nos traiga el amor por lo sublime de convertir en grande lo pequeño. Pues ya lo aconsejó Don Leopoldo Marechal en su Didáctica de la Patria:
“No vaciles jamás en la defensa o enunciación o elogio de la Verdad, el Bien y la Hermosura. Son tres nombres divinos que trascienden al mundo, y es fácil deletrearlos en las cosas. No los traiciones, aunque te flagelen: yo sé bien que la triste cobardía suele atar a los hombres junto al río moroso. Vence a la cobardía de los ojos oblicuos, y la Patria futura dará el santo y el héroe que han de trazar las líneas de la Cruz”.
Bajo el amparo y cobijo de nuestros héroes y santos volvamos a desplegar las alas que creíamos cortadas y ascendamos en vuelo lento pero constante hacia arriba y hacia adelante, siguiendo el ejemplo de nuestros arquetipos.
En fin, siempre habrá esperanza. Pues ellos son el timón de nuestra identidad histórica y el sostén de nuestro ser nacional y nos invitan a ser portadores de esperanza para la Patria. De modo que, al igual que Frodo encaminándose hacia el cumplimiento de su destino en Mordor, luego de ver atravesada por un halo de luz la silueta abandonada del Argonath profanado y mancillado junto a su cabeza desprendida del cuerpo pero con frente alta y coronada de flores resplandecientes plateadas y doradas; podamos exclamar a viva voz: "¡No podrán vencer eternamente!"
(Tolkien; Esdala. Las Dos Torres. P. 420.)
¡La Patria vive en sus héroes y en sus santos! ¡Y en el pequeño pero resistente rebaño! ¡La Patria vive en el concierto de sus gestas justas y bellas! ¡Al compás de un canto conocido y amado! Malvinas: ¡Volveremos! ¡Viva la Patria!
* Profesor de Historia. Diplomado en Conducción y Liderazgo Sanmartiniano por la Escuela Superior de Guerra Conjunta. Vicepresidente de la Asociación Civil Movimiento Jóvenes por Malvinas.