El valor de la confianza




Mafalda, el eterno y genial personaje de Quino, reflexiona: "A mí me gustan las personas que dicen lo que piensan. Pero por encima de todo, me gustan las personas que hacen lo que dicen''.
La etimología de la palabra confianza viene del latín, y está emparentada con la fides (fe) como cualidad. Sus sinónimos: veraz, fiel, franco, verídico, coherente, íntegro, crédito, fiable, fiel, responsable.
Es un término muy usado, en todos los ámbitos sociales, ya que ser confiable es uno de los rasgos más valorados en una persona.

La confianza es frágil, se construye ladrillo a ladrillo, pero se desmorona fácilmente, y lo peor, no se recupera. Se nutre de otros valores, la honestidad, la sinceridad, la puntualidad, la presencia, el conocimiento, la idoneidad profesional, el respeto, el estilo, la cultura, el buen trato.

La confianza no se logra con amenazas, a los gritos, imponiéndose o desprestigiando al oponente, se inspira siendo creíbles, previsibles, afables, cumpliendo la palabra dada, siendo responsables. Han pasado meses del arribo a la presidencia del Dr. Alberto Fernández, y ya es de general opinión que preside un Gobierno que altera la verdad, que no cumple su programa electoral y se desdice una y otra vez.

La autoridad de un líder solo se mantiene si sus seguidores se la reconocen. Así el poder procede de los subordinados, la ciudadanía en su conjunto en este caso, tanto de los afines a un gobierno, como también sus críticos. Es una relación entre aquellos que tienen el poder y aquellos que lo otorgan.

INCOHERENCIAS

El Gobierno nos dice que ahorremos en pesos, sin embargo, sus funcionarios ahorran en dólares, y el que más posee es el titular del mismísimo Banco Central; se analizan las consecuencias, pero no las causas. Se siguen creando, nuevas secretarias, con sueldos astronómicos, sin ninguna necesidad y de dudoso valor, como es el caso de Nodio.

La falta de planificación, expresada al Financial Times, adquiere una relevancia inusitada, más aún en tiempos de crisis, y demuestra como una organización o un país, no se conduce a los manotazos o movido por impulsos espasmódicos.

Me pregunto cómo médico que pensaría alguien, que debe someterse a una cirugía, y el cirujano le dijera que no tiene un plan de lo que va a realizar. La eliminación del país por la empresa Our World in Data, a raíz de la confiabilidad de los datos de la pandemia, no hace más que corroborar el grado de imprevisión, con el cual trabajamos.

Se presentan modelos, como el del sindicalista Hugo Moyano, el cual uno de sus hijos se resiste a presentarse ante la justicia, ante numerosas citaciones por parte de la justicia.
Los laderos comunicacionales del gobierno, aparecen inmediatamente, ante cualquier manifestación de disenso, con agravios y amenazas, ante una parte de la sociedad que no piensa igual y que tiene derecho a expresarse. Se nos planteó, la dicotomía salud o economía, pero vimos políticos sin barbijo.

Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos, tuvo un crecimiento patrimonial de 2300% entre 2018 y 2019, según sus declaraciones juradas, por lo tanto, merecería el ascenso directo, y en carácter de urgente a la cartera de economía, por su solidez profesional.

La conclusión es clara, para que la política sea una actividad valorada por los ciudadanos, los políticos que la ejerciten deber ser antes que nada coherentes. Me pregunto: ¿Por qué debo confiar, por que debo creer?

* Docente Adscripto UBA. Medico Clínico