El uso de la tecnología digital y su lado amable con el cerebro

Programas específicos, videojuegos y otras herramientas en línea pueden proporcionar ejercicios mentales que activen los circuitos neuronales, mejoren el funcionamiento cognitivo, reduzcan la ansiedad, aumenten el sueño reparador y ofrezcan otros beneficios para la salud cerebral, en especial en adultos mayores, según un exhaustivo estudio.

A pesar de los posibles efectos nocivos para la salud cerebral de la tecnología digital, que detallábamos en el artículo de la semana pasada, estudios emergentes apuntan a diversos beneficios en particular para el cerebro que envejece, incluidas las oportunidades para el ejercicio neuronal de fortalecimiento cerebral, el entrenamiento cognitivo y las intervenciones de salud mental y apoyo ‘en línea’. Así lo afirman los autores del estudio publicado en ‘Dialogues in Clinical Neuroscience’, donde el doctor Gary W. Small, del departamento de Psiquiatría y Ciencias Bioconductuales e Instituto Semel de Neurociencia y Conducta Humana de la Universidad de California (UCLA) y su equipo enumeran cuáles fueron las investigaciones que se han centrado en identificar estas ventajas:
EJERCICIO NEURONAL
*Adultos que utilizan Internet frente a adultos que no lo utilizan. La neuroimagen funcional permite a los científicos observar la actividad neuronal regional durante diversas tareas mentales. “Nuestro grupo fue el primero en explorar la actividad neuronal mediante resonancia magnética funcional mientras voluntarios realizaban una búsqueda simulada en Internet. Estudios anteriores sugirieron que las tareas que suponen un reto mental, como la búsqueda en línea, pueden beneficiar la salud cerebral e incluso retrasar el deterioro cognitivo. Nos centramos en la búsqueda en Internet porque es muy común entre personas de todas las edades”, puntualiza Small y sus colegas.
En el estudio, los investigadores evaluaron los patrones de activación neuronal cerebral en 24 adultos cognitivamente normales de mediana y avanzada edad (entre 55 y 76 años): 12 de ellos tenían una experiencia mínima de búsqueda en Internet (grupo de "ingenuos en la red") y 12 tenían una experiencia amplia (grupo de "expertos en la red"). Además de la tarea de búsqueda en Internet, utilizaron una tarea de control consistente en leer texto en una pantalla de computadora cuyo formato simulaba el de un libro impreso.
Se observó que la lectura de textos activaba regiones cerebrales que controlan el lenguaje, la lectura, la memoria y las capacidades visuales (regiones frontal inferior izquierda, temporal, cingulada posterior, parietal y occipital), y que la magnitud y el alcance de la activación eran similares en los grupos de usuarios nativos y expertos en la red. Durante la búsqueda en Internet, los sujetos "net-naive" (que no utilizan internet) mostraron patrones de activación similares a los observados durante la lectura de texto. Sin embargo, los sujetos expertos en la red mostraron una actividad significativa en la intensidad de la señal neural en regiones adicionales que controlan la toma de decisiones, el razonamiento complejo y la visión (polo frontal, región temporal anterior, cíngulo anterior y posterior e hipocampo). Durante la tarea de búsqueda en Internet, el grupo experto en la red mostró un aumento de más del doble en la extensión de la activación en los principales grupos regionales en comparación con el grupo que no utilizaba internet..
“Estos resultados sugieren que buscar en Internet puede ser una forma de ejercicio neuronal cerebral. Otras investigaciones indican que, tras varios meses, jugar diariamente a juegos de ordenador provoca una reducción de la actividad neuronal cortical. Otra investigación indica que el entrenamiento de la memoria, junto con comportamientos de estilo de vida saludables (por ejemplo, ejercicio físico, dieta sana), provoca una reducción del metabolismo cortical prefrontal dorsal tras 2 semanas”, destacan los autores. “Estos resultados sugieren que la repetición de tareas a lo largo del tiempo provoca una menor actividad neuronal durante la tarea, lo que podría reflejar una mayor eficiencia cognitiva tras el entrenamiento mental”, agregan.
Un modelo que podría explicar estos resultados es que las experiencias mentales novedosas y estimulantes, como la búsqueda en Internet, provocan inicialmente una activación mínima antes de que el internauta descubra estrategias para resolver el desafío mental desconocido. Tras estos descubrimientos, se activa una red neuronal más amplia. Tras repetidas sesiones, la tarea mental inicialmente novedosa se convierte en rutinaria y repetitiva, dejando de plantear un reto mental. La menor actividad observada puede reflejar una respuesta neuronal más eficiente. “Estos resultados también sugieren que la experiencia previa de búsqueda en Internet puede alterar la capacidad de respuesta del cerebro en los circuitos neuronales que controlan la toma de decisiones y el razonamiento complejo”, enfatizan. Los voluntarios conocedores de la red mostraron una mayor activación durante la tarea de búsqueda en Internet, lo que sugiere que la búsqueda en Internet puede seguir siendo un proceso novedoso y mentalmente estimulante incluso después de una práctica continuada.
*Entrenamiento en Internet y función cerebral. También se utilizó la resonancia magnética funcional para registrar la actividad neuronal cerebral durante tareas simuladas de búsqueda en Internet en 12 sujetos que no conocían la red y 12 que sí la conocían, antes y después del entrenamiento en Internet. Basándonos en nuestros hallazgos anteriores, planteamos la hipótesis de que los voluntarios que no conocían la red reclutarían una red del lóbulo frontal más grande después del entrenamiento en Internet y que los voluntarios que sí la conocían no mostrarían ningún aumento o una disminución de la activación después del entrenamiento debido a una mayor eficiencia cognitiva debida al entrenamiento.
El entrenamiento consistió en breves instrucciones sobre cómo buscar en Internet junto con sesiones de práctica (1 hora al día durante una semana). Para aumentar la motivación, se dijo a los participantes que después del experimento se les sometería a un cuestionario sobre sus conocimientos de los temas de búsqueda asignados.
Durante la primera sesión, los sujetos sin conexión a Internet utilizaron una red neuronal que incluía los giros frontales superior, medio e inferior, así como el córtex occipital lateral y el polo occipital. Durante la segunda sesión (después del entrenamiento en Internet), sólo el grupo sin red utilizó regiones adicionales de los giros frontales medio e inferior. Por el contrario, durante la primera sesión de exploración, los sujetos expertos en Internet reclutaron una red cortical que, aunque se solapaba con la de los sujetos ingenuos, mostraba regiones de activación más extensas. Esta red cortical incluía regiones que controlan las actividades mentales que apoyan las tareas necesarias para las búsquedas en Internet, como la toma de decisiones, la memoria de trabajo y la capacidad de suprimir información no relevante. Además, los participantes expertos en la red mostraron un patrón de activación que se redujo tras el entrenamiento. “Esta reducción es coherente con nuestra hipótesis de que el cerebro se vuelve más eficiente y posiblemente se habitúa a la tarea de Internet con el tiempo. En general, estos resultados sugieren que la búsqueda en Internet durante periodos de tiempo relativamente cortos puede cambiar los patrones de actividad cerebral en adultos de mediana y avanzada edad”, argumentan Small y su equipo.
Otros grupos han estudiado los efectos del entrenamiento de búsqueda en Internet sobre la estructura y la función cerebrales, añaden. Dong y colaboradores estudiaron la influencia del entrenamiento de búsqueda en Internet a corto plazo en la microestructura de la materia blanca mediante imágenes de tensor de difusión. Tras 6 días de entrenamiento, observaron que los 59 participantes (edad media: 21 años) mostraban un aumento de la anisotropía fraccional (imágenes de tensor de difusión) en el fascículo longitudinal superior derecho y, dentro de esa región, una disminución de la difusividad radial. “Estos resultados sugieren que el entrenamiento de búsqueda en Internet a corto plazo puede aumentar la integridad de la materia blanca en el fascículo longitudinal superior derecho, lo que podría deberse a un aumento de la mielinización”, concluyen.
Shapira y sus colegas evaluaron los efectos psicológicos del aprendizaje de métodos de búsqueda por computadora e Internet. Ofrecieron un curso a 22 adultos mayores (edad media: 80 años), a los que compararon con 26 participantes que realizaban otras actividades. Los investigadores informaron de mejoras significativas en el grupo de intervención en las medidas de satisfacción vital, depresión, soledad y autocontrol después de 4 meses, mientras que el grupo de control mostró descensos en cada una de estas medidas. “Estos resultados sugieren que la formación en informática e Internet contribuye al bienestar y la sensación de autonomía de los adultos mayores”, remarca Small.
Por otra parte, White y colaboradores realizaron un ensayo controlado aleatorizado en el que se evaluó el impacto psicosocial del acceso a Internet de los adultos mayores durante un período de 5 meses. El grupo de intervención (29 personas) recibió 9 horas de formación (6 sesiones a lo largo de 2 semanas) y experimentó menos soledad, menos depresión y actitudes más positivas hacia los ordenadores que los controles (19 personas) que no eran usuarios habituales de Internet.
ENTRENAMIENTO COGNITIVO
*Capacidad de memoria. Los hallazgos que demuestran que la estimulación mental y el entrenamiento cognitivo mejoran la memoria en los adultos mayores han llevado al desarrollo de varias aplicaciones y juegos de computadora para la memoria. Miller y colaboradores estudiaron si los ejercicios de entrenamiento cerebral informatizados (Dakim Brain Fitness) mejoraban el rendimiento cognitivo en adultos mayores sin demencia (edad media de 82 años). Los sujetos fueron asignados aleatoriamente a un grupo de intervención (36 personas) que utilizaba un programa informático 5 días a la semana durante 20 a 25 minutos cada día, o a un grupo de control en lista de espera (33 personas). Las pruebas neuropsicológicas realizadas al inicio, a los 2 meses y a los 6 meses mostraron que el grupo de intervención mejoró significativamente en memoria retardada, mientras que el grupo de control no lo hizo. Además, los participantes que utilizaron el programa informático durante al menos 40 sesiones a lo largo de 6 meses mejoraron en memoria inmediata, memoria retardada y lenguaje. “Estos resultados apuntan al beneficio potencial del entrenamiento cognitivo mediante un programa informático a ritmo individual”, afirman Small y su equipo.
En tanto, en un metaanálisis del entrenamiento cognitivo informatizado, los investigadores hallaron un efecto general moderado sobre la cognición en el deterioro cognitivo leve en 17 ensayos. Se notificaron efectos de pequeños a moderados sobre la cognición global, la atención, la memoria de trabajo y las capacidades de aprendizaje.
*Habilidades multitarea.La multitarea se ha definido como la realización de dos tareas simultáneas, que sólo es posible cuando las tareas son automáticas, pero también puede referirse al cambio rápido entre tareas. Las investigaciones han demostrado que este cambio de tareas aumenta las tasas de error. La multitarea es común gracias al uso generalizado de la tecnología, y múltiples estudios señalan su impacto negativo en el rendimiento cognitivo. Sin embargo, ciertos juegos de computadora pueden mejorar la capacidad de multitarea, uno de los dominios cognitivos que declina de forma lineal a lo largo de la vida.
Anguera y sus colegas entrenaron a voluntarios (de 60 a 85 años) durante 4 semanas utilizando un videojuego llamado NeuroRacer, en el que los jugadores controlan un coche en una carretera sinuosa mientras responden a señales que aparecen aleatoriamente. De los 46 participantes, 16 fueron entrenados en multitarea (conducción y lectura de señales), 15 en modo monotarea (controles activos; lectura de señales o conducción) y 15 no recibieron entrenamiento (controles sin contacto). Sólo el grupo de entrenamiento multitarea mostró mejoras significativas en las puntuaciones de rendimiento, que no sólo superaron a las de individuos de 20 años sin entrenamiento, sino que se mantuvieron durante 6 meses sin entrenamiento adicional. Además, el entrenamiento multitarea mejoró otras habilidades cognitivas, como la memoria de trabajo y la atención dividida y sostenida.
*Memoria de trabajo e inteligencia fluida. La inteligencia fluida se refiere a la capacidad de razonar y pensar con flexibilidad y requiere memoria de trabajo, la capacidad de retener información durante un breve periodo de tiempo. Los investigadores han descubierto que el entrenamiento de la memoria de trabajo puede mejorar la inteligencia fluida. Jaeggi y colaboradores utilizaron un programa de entrenamiento para investigar los efectos del entrenamiento de la memoria de trabajo sobre la inteligencia fluida. Sujetos sanos (70 personas) fueron asignados aleatoriamente a grupos de entrenamiento de la memoria de trabajo, que a su vez fueron asignados aleatoriamente según el número de sesiones de entrenamiento (8, 12, 17 o 19 días), o a un grupo de control que no recibió entrenamiento. Todos los sujetos fueron sometidos a pruebas previas y posteriores sobre una medida de inteligencia fluida en los mismos intervalos de tiempo. Los cuatro grupos no sólo mostraron mejoras significativas en la memoria de trabajo, sino también en las pruebas de inteligencia fluida. Además, los resultados demostraron que cuanto más largo era el periodo de entrenamiento, mayor era la mejora de la inteligencia fluida. “Estos resultados indicaron una transferencia satisfactoria de la mejora de la memoria de trabajo a la mejora de las medidas de inteligencia fluida con un efecto del entrenamiento dependiente de la dosis”, expresan los autores.
*Atención visual y tiempo de reacción. Los videojuegos son populares desde hace décadas, y muchos jugadores que empezaron a jugar en los años 80 han seguido haciéndolo hasta la edad adulta, dicen Small y su equipo. A pesar de los posibles efectos negativos para la salud de jugar en exceso (p. ej., déficit de atención, retraimiento social, mayor riesgo de obesidad), investigaciones recientes sugieren posibles beneficios, como la mejora del procesamiento de la atención visual, la visualización espacial, el tiempo de reacción y la rotación mental, contrastan. Green y Bavelier han demostrado que jugar a videojuegos de acción más de 4 días a la semana (al menos 1 hora cada día) durante 6 meses mejora la atención visual (es decir, la capacidad de reconocer y procesar información visual), la atención espacial sobre el campo visual y la capacidad de cambiar de tarea.
Rosser y sus colegas examinaron una posible relación entre los videojuegos de acción y las habilidades quirúrgicas laparoscópicas y de sutura. Los cirujanos que jugaban a videojuegos más de 3 horas a la semana cometían un 37% menos de errores quirúrgicos, eran un 27% más rápidos en los tiempos de respuesta y puntuaban un 42% mejor en las mediciones de habilidades laparoscópicas y de sutura que los cirujanos que no jugaban a videojuegos. Además, los jugadores más experimentados en videojuegos específicos (Super Monkey Ball 2, Star Wars Racer Revenge y Silent Scope) cometieron un 47% menos de errores y actuaron un 39% más rápido. “Estos resultados sugieren que jugar a videojuegos de acción puede mejorar las habilidades cognitivas y motoras que mejoran las destrezas quirúrgicas y reducen las tasas de error en el quirófano”, enfatizan los autores.
INTERVENCIONES DE SALUD MENTAL
Los avances tecnológicos han aportado nuevos enfoques para ofrecer apoyo e intervenciones de salud mental en forma de aplicaciones para teléfonos inteligentes o tabletas, así como a través de la telepsiquiatría, apuntan los autores del estudio. Las intervenciones de salud mental a través de Internet ofrecen las ventajas de la accesibilidad, rentabilidad y el anonimato. Entre 2009 y 2015, el Instituto Nacional de Salud Mental (de Estados Unidos) concedió más de 400 subvenciones por un total de 445 millones de dólares para intervenciones de salud mental mejoradas con tecnología, con el fin de seguir investigando el papel de la tecnología en la prevención y el tratamiento de los trastornos mentales.
Los investigadores han estudiado la eficacia de varias intervenciones de salud mental en línea. Por ejemplo, Peter y sus colegas descubrieron que una intervención en línea de 4 semanas con terapia cognitivo-conductual para el insomnio reducía los índices de depresión e insomnio a niveles comparables a los de las intervenciones presenciales tradicionales. Segal y colaboradores evaluaron la eficacia del tratamiento de los síntomas depresivos residuales con un programa basado en la web que ofrece terapia cognitiva basada en la atención plena. Descubrieron que el uso de este programa además de la atención habitual de la depresión mejoraba significativamente la depresión y los resultados funcionales en comparación con la atención habitual de la depresión sola.
“Se han desarrollado o están en fase de desarrollo varias aplicaciones digitales de salud mental, como las apps de autogestión que proporcionan información al usuario (por ejemplo, recordatorios de medicación, consejos para controlar el estrés, frecuencia cardiaca y patrones de respiración). Otros programas proporcionan formación en habilidades mediante videos educativos sobre la gestión de la ansiedad o la importancia del apoyo social. Algunas aplicaciones tienen la capacidad de recopilar datos mediante sensores de teléfonos inteligentes que registran patrones de movimiento, interacciones sociales (p. ej., número de mensajes de texto y llamadas telefónicas) y otros comportamientos a lo largo del día”, describen Small y su equipo.
Para finalizar, los autores hacen hincapié en que a pesar de algunas investigaciones iniciales prometedoras, los estudios sistemáticos que demuestran la eficacia de estas aplicaciones emergentes son limitados. “Una revisión reciente indicaba que sólo el 3% de las aplicaciones descargables contaban con estudios que justificaran su eficacia, y la mayoría de esos estudios habían sido realizados por los desarrolladores de los programas”, aclaran. Otra encuesta reciente sobre el uso de la tecnología en línea para apoyar la salud mental y el bienestar indicó que las aplicaciones para teléfonos inteligentes eran la tecnología más utilizada: el 78% de los encuestados las utilizaban solas o en combinación con otras tecnologías. “Las aplicaciones que se utilizan ofrecen actividades guiadas, relajación y seguimiento; redes sociales y foros de debate; y programas basados en la web para ayudar en la gestión del estrés y la ansiedad diarios”, precisan.
A modo de conclusión, los autores del trabajo apuntan que la investigación sobre las consecuencias para la salud cerebral de la tecnología digital está empezando a dilucidar cómo estos novedosos dispositivos y programas pueden tanto ayudar como perjudicar la función cerebral. “Su uso frecuente agudiza los síntomas del TDAH, interfiere con la inteligencia emocional y social, puede conducir a conductas adictivas, aumenta el aislamiento social e interfiere con el desarrollo cerebral y el sueño. Sin embargo, programas específicos, videojuegos y otras herramientas en línea pueden proporcionar ejercicios mentales que activen los circuitos neuronales, mejoren el funcionamiento cognitivo, reduzcan la ansiedad, aumenten el sueño reparador y ofrezcan otros beneficios para la salud cerebral”, insisten.
“La investigación futura debe dilucidar los mecanismos subyacentes y las relaciones causales entre el uso de la tecnología y la salud cerebral, centrándose tanto en el impacto positivo como en el negativo del uso de la tecnología digital”, concluyen.