El último humano

El desarrollo científico y tecnológico que viene teniendo lugar, sobre todo a partir de iniciado el siglo XXI que -a su vez- aumenta su velocidad en la propuesta de cambios en la forma de vivir, obliga a pensar que estamos en los albores de El último humano.

En efecto, se puede afirmar -sin temor a equivocarnos- que estamos ante la última generación de humanos, que sean auténticamente humanos. De aquí en más lo que irá constituyendo a la Humanidad serán seres que llevarán -normalmente- incorporados elementos técnicos así como habrá modificaciones genéticas.

Obviamente, lo que se conoce con la denominación de inteligencia artificial está incluido en estos cambios para la constitución humana.
Tanto es así, que algunos investigadores no han vacilado en afirmar lo siguiente: "Para el año 2030 no será posible distinguir entre un humano y un robot".

Puede sonar a tremendismo esta frase. A fin de cuentas sólo en siete años estaremos en 2030. Pero, es válido preguntarnos, ¿realmente todo esto que se está anunciando no estará funcionando a pleno en siete años? Con la velocidad de los cambios que suceden hoy en día - todo ocurre en tiempo real- conviene estar alerta sobre tales anuncios. 

EXPERIMENTOS

Hay experimentos sobre los que se comenta poco a nivel público. Por ejemplo, el hecho de que se haya conseguido obtener ratones capaces de vivir el equivalente a 300 años humanos. La longevidad es un tema esencial para esta nueva generación humana. Una longevidad impensada hasta hace poco; estamos hablando de ser centenario con todas las habilidades biopsicosociales en buenas condiciones. Gente que pasará los cien años de edad cronológica manteniéndose tan activa como puede esperarse de alguien de 40 -que esté sano- en la actualidad. 

El 7 de enero de 2021 un equipo de cirujanos, en Maryland (Estados Unidos), anunció que había trasplantado con éxito un corazón de cerdo a una persona. En ese momento, la operación fue el experimento más avanzado en ese campo. 

El corazón del porcino había sido genéticamente modificado para eliminar un gen que produce un azúcar que desencadena una respuesta inmune en los humanos. La persona sobrevivió durante dos meses. Pero, como sucedió en su momento con el primer transplante de corazón de un humano a otro humano por Cristian Barnard, el primer paso ya estaba dado. Sólo hay que continuar investigando, experimentando, trabajando.

Estas prácticas, que serán cada vez más usuales habida cuenta de la falta de órganos humanos para hacerlo, se denominan xenotrasplantes; es decir, trasplantes de órganos entre especies diferentes.

En Estados Unidos, en septiembre de 2021, por ejemplo, un equipo de cirujanos de la Universidad de Nueva York consiguió implantar el riñón de un cerdo genéticamente manipulado a una mujer con muerte cerebral. El órgano funcionó correctamente durante 54 horas.

Veinte personas con córneas dañadas o enfermas tuvieron mejoras significativas en su vista, después de que recibieron implantes diseñados con proteína de piel de cerdo. El equipo que desarrolló la tecnología publicó sus hallazgos en la revista Nature Biotechnology, de agosto de 2022. 

Por ese lado va otro de los senderos que conducen a posibilidades sorprendentes: habrá un mercado de órganos y vísceras transplantables desde animales genéticamente modificados a un humano. Lo que extenderá el tiempo de vida notablemente.

La empresa Altos Labs, financiada por Jeff Bezos, cuyo equipo científico incluye a algunos premios Nobel, se presenta como dedicada "a desentrañar la biología profunda de la programación de rejuvenecimiento celular". 

Señala que su "misión es restaurar la salud y la resiliencia celular a través de la programación de rejuvenecimiento celular para revertir enfermedades, lesiones y discapacidades que pueden ocurrir a lo largo de la vida". No es la única.

La revista especializada Wired publicó recientemente que las investigaciones contra el envejecimiento que habrán de llevarse adelante en este 2023, estarán en condiciones de "iniciar la mayor revolución en Medicina desde el descubrimiento de los antibióticos".

"Los científicos -expresa el artículo- ahora tienen una buena idea de lo que nos hace envejecer, biológicamente hablando: los llamados sellos distintivos del proceso de envejecimiento van desde daños en nuestro ADN, el manual de instrucciones dentro de cada una de nuestras células, hasta proteínas que se comportan mal debido a alteraciones. a su estructura química. Lo más emocionante es que ahora tenemos ideas sobre cómo tratarlos".

"Para fines de 2023 -sigue diciendo la esclarecedora nota- es probable que se demuestre que una de estas ideas funciona en humanos. Un fuerte contendiente son los senolíticos, una clase de tratamientos que se enfocan en las células envejecidas, que los biólogos llaman células senescentes, que se acumulan en nuestros cuerpos a medida que envejecemos. Estas células parecen impulsar el proceso de envejecimiento, desde causar cáncer hasta la neurodegeneración, y, por el contrario, eliminarlas parece ralentizarlo y quizás incluso revertirlo".

MICROCHIPS

Lo normal será que la gente esté conectada a Internet directamente desde su cerebro, mediante un chip tan pequeño que será imperceptible. Tomar decisiones no será algo limitado a las emociones y el pensamiento de uno mismo, sino que -en cuestión de menos de segundos - será posible tener en cuenta todo el conocimiento acumulado en el ciberespacio. La empresa Neuralink -propiedad de Elon Musk- ya está muy avanzada en esto y hasta ha dado conferencias de prensa al respecto. Según Musk ha dicho esta "tecnología podría convertirse en una interfaz cerebral completa en solo 25 años, lo que permitiría la simbiosis entre humanos y la inteligencia artificial".

Todo esto puede sonar muy a ficción científica; pero no lo es. Lo que ocurre es que cuando se informa de desarrollos de este tipo la reacción usual, junto a la sorpresa, es el descreimiento. Igual aconteció hacia la última década del siglo XX cuando los futurólogos explicaban que ni bien iniciado el Tercer Milenio los humanos estarían comunicados permanentemente usando un dispositivo que cabría en la palma de la mano desde donde -inclusive- podrían verse con los demás en una forma de televisión. Muchos pensaron -y aseguraron- "jamás ocurrirá algo así". 

Pues bien, ahora lo estamos viviendo todos. Y el celular se ha convertido en una parte más integrante de cada persona. ¿O qué siente Ud. cuándo sale de su casa y nota que olvidó el celular?

* Doctor en Psicología Social, magíster en Psicoanálisis, filósofo y escritor. www.antoniolasheras.com