EL PULSO DE LOS MERCADOS

El tipo de cambio sigue barato

La segunda semana de enero trajo como novedad los datos de la inflación minorista en Estados Unidos. Nos anoticiamos de la la sexta desaceleración consecutiva en la comparación interanual (+6,5). Y también de que hubo deflación intermensual en diciembre de -0,1, cuando los expertos esperaban entre cero y +0,1 %. Esta sorpresa le permite al mercado conjeturar que en las mentes de la Reserva Federal ya comenzó el amesetamiento de la tasa de interés, para luego -acaso en algún momento no muy tarde de 2024- empezar la reducción del costo del dinero. Para febrero, un 60 % de los entrevistados por Bloomberg espera un alza del cuarto de punto, pero para el 40 % restante considera que no la van a subir.

Si bien se trata de un cambio muy importante en la percepción de los inversores, en rigor de verdad aún es inconsistente, pues todavía no hay una confirmación oficial de una acción menos drástica por parte de la Reserva Federal para controlar el flagelo de la inflación. Pero a los mercados les gusta a anticiparse y se ven enormes posibilidades para 2023. Así las cosas, el Dow Jones ha vuelto a los 34 mil puntos y al S&P a rozar a los 4.000 pb.
Para los próximos días hay que observar atentamente los balances de la empresas americanas. Hemos visto el viernes importantes caídas en los números de las instituciones financieras, en particular de las ganancias, aunque en el cuarto trimestre de 2022 fueron mejores que los previstos. Para dar un ejemplo, digamos que el principal banco de Estados Unidos, JPMorgan Chase, reportó unos beneficios netos de 37.676 millones de dólares en 2022, un 22 % menos respecto al año anterior.

Los agujeros de 2022 son cosa del pasado, me parece atinado decir. El promisorio comienzo de este año augura que esas mismas instituciones financieras podrían conseguir en el primer trimestre un interesante rebote.

Los metales preciosos y los commodities en general también se verán beficiados si efectivamente hay una moderación en las restricciones de la política monetaria de Estados Unidos. El dólar perdería su fuerza y con ello aumentaría el vigor de los precios de las materias primas. Podemos ver el oro en los 1.950 dólares y la plata en u$s 26. Los que dependen de la economía china -como los granos, el cobre y el hierro- también van a tener una interesante oportunidad. Especialmente, la soja. La sequía en la Argentina, además, es otro factor para impulsar los precios hasta la cota de los 1.600 / 1.650 dólares.

El mercado, en tanto, mantiene el crédito abierto a Lula, dado que el dólar se mantiene en 5,10 / 5,12 reales en Brasil. Mi sensación es que aún no está dicha la última palabra. No sabemos si será un populismo herbívoro o carnívoro.

El tipo de cambio en la Argentina tocó los 370 pesos el viernes y los 380 en ciudades del interior. A mi juicio sigue barato, en vista las palabras y las acciones del elenco gobernante. Son muy distintas por ejemplo a las del compañero de ruta López Obrador, cuyo izquierdismo es sólo retórico y asi se refleja en la cotización del dólar en México, sin cambios desde hace años.