El sistema financiero argentino frente a la transformación digital y los desafíos estructurales

Por Juan Pablo Rebora *

El sector financiero local avanza en un proceso de cambios marcados por la digitalización y la innovación tecnológica, mientras enfrenta viejos problemas estructurales: altas tasas de interés, escasa confianza y falta de inclusión.

El sistema financiero argentino está íntimamente ligado a los vaivenes de la economía nacional. En ese contexto, la inclusión financiera, el fortalecimiento de la confianza, el desarrollo del mercado de capitales y la competencia entre bancos aparecen como ejes centrales para su consolidación.

La transformación digital y la innovación tecnológica representan una oportunidad: captar más clientes, transparentar la relación con los usuarios y ganar eficiencia operativa. Sin embargo, el sector todavía convive con problemas históricos como la falta de ahorro interno, que empuja las tasas de interés a niveles que superan incluso la Tasa Interna de Retorno (TIR) de muchas empresas, dificultando sus procesos de maduración y crecimiento.

Segmentación y principales jugadores

El mercado financiero argentino está conformado por bancos públicos y privados, fintech, el mercado de capitales y diversas plataformas financieras. El principal regulador es el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Dentro del sector, los cinco bancos más grandes -Nación, Santander, Provincia de Buenos Aires, Galicia y BBVA- concentran una parte significativa de la competencia.

Por otro lado, se encuentra el Grupo Supervielle, un holding cuyas operaciones están diversificadas en distintos rubros, como seguros, tarjeta Más y servicios financieros. Esta diversificación exige una alta especialización de sus recursos humanos en cada una de las actividades que desarrolla, pudiendo existir errores de sistema en diferentes casos, algunos de ellos judicializados, lo que en determinados escenarios podría llegar a convertirse en una “desventaja competitiva” dentro del sector.

Riesgos estructurales y errores coyunturales

La gestión interna de las entidades plantea otro desafío. La diferencia entre inoperancia (problemas estructurales como falta de control o mala administración) y error (fallas coyunturales vinculadas a decisiones incorrectas o falta de información) es clave para entender los riesgos.

La ausencia de personal capacitado puede derivar en pérdida de confianza, sanciones regulatorias, caída del valor de las acciones y problemas de estabilidad financiera. Cabe recordar que bancos como BBVA, Galicia, Macro o Supervielle cotizan en bolsa, lo que implica controles adicionales por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV).

La crisis financiera internacional de 2008 dejó como lección el concepto de riesgo moral, ligado a la mala administración de hipotecas en EE.UU., que derrumbó las acciones bancarias y obligó a reforzar las regulaciones globales.

En la Argentina, sin embargo, esas lecciones no parecen haber sido capitalizadas. La inoperancia persiste como un rasgo estructural: falta de planificación, ausencia de controles de gestión sólidos, improvisación en la regulación y una tendencia a resolver coyunturas con parches en lugar de con políticas de fondo. Esto genera un círculo vicioso donde la desconfianza se multiplica y cada error, lejos de ser anecdótico, se convierte en síntoma de una falla sistémica.

 

La transición actual

Hoy, muchas entidades medianas con presencia nacional y foco en banca minorista, pymes y empresas atraviesan un proceso de transformación estratégica. Enfrentan menores márgenes de rentabilidad y una morosidad creciente, lo que las lleva a aplicar modelos de transición orientados a la digitalización.

La apuesta pasa por mejorar la gestión de datos, la ciberseguridad y la educación financiera interna. Todo ello con un objetivo de fondo: ampliar la inclusión financiera, reducir costos operativos y, en consecuencia, lograr una baja de las tasas de interés para clientes y empresas.

Pero nada de eso será posible si no se enfrentan las falencias más profundas del sistema: la falta de confianza, la escasa coordinación regulatoria y, sobre todo, la inoperancia de las instituciones para resolver los problemas de raíz.

Mientras esas limitaciones no sean abordadas de manera estructural, cualquier avance digital o innovación quedará reducido a una promesa vacía frente a un sistema que todavía no logra estar a la altura de las necesidades de la sociedad y de la economía real.

* Media Specialist Latin America