EL PULSO DE LOS MERCADOS

El retorno del optimismo

Enero ha traído vientos de cambio en un mercado global que, bajo un clima de optimismo, espera para la primera reunión de la Fed del año un alza de tasas del 0,25 %, y para marzo otro igual, lo que llevaría el interés de referencia en Estados Unidos al 5 % anual.

 Todas las cifras que hemos visto sobre la primera economía mundial demuestran que la inflación ha entrado en una meseta, pero no solamente este flagelo. La principal preocupación de muchos expertos es el amesetamiento de algunos sectores como el inmobiliario durante todo el 2022. El costo del dinero más caro ha frenado muchos negocios. No obstante, lo que no se ha visto casi afectado es el empleo. La desocupación estadounidense se mantiene en el 3,5 %. Y lo que es más sorprendente, el mercado laboral sigue creando mes a mes entre 200.000 y 250.000 nuevos puestos de trabajo. Esto es interpretado como una señal de que la Fed no tendrá apuros en hacer cambios significativos en las restricciones monetarias.

 El Dow Jones cerró el viernes en 33.978,08 puntos. Le queda un recorrido aproximado del 7 % para recuperar todo lo perdido el año pasado. Logarítmicamente hablando, en los precios actuales ya están incorporadas las dos subas de tasas que viene y todo lo malo de 2022. Entonces, los inversores empiezan a mirar otras cosas. Por ejemplo,la posibilidad de una recesión y los balances de las empresas. Justamente la semana que pasó, la cotización de Tesla subió de 130 a 160 dólares por sus ganancias sin precedentes.

 En 2023, se está haciendo carne pues la perspectiva de un mercado alcista  en Wall Street, lo que será acompañado por un firme aumento de los commodities. El oro ya se puso de pie. Volvió a los 1.920 dólares y puede buscar los 1.980 primero y los 2.100 después, incluso. La plata podría pasar de los 23,70 dólares actuales a los 26.

 Párrafo aparte para el petróleo que se encuentra en los 82 dólares. Y que no ha logrado seguir la tendencia alcista por la disputas entre países productores y países consumidores. Es lógico suponer que en los próximos once meses seguirá el vaivén entre 70 y 90 dólares, siempre que no vuele un `cisne negro'.

 Otro segmento inversor que también se ha visto muy beneficiado desde comienzo de año es el de las criptomonedas. Parece haber asimilado ya los duros golpes a su reputación generado por escándalos como el de FTX. La falta de regulaciones provocaron, para peor, que no sepamos a ciencia cierta cuánto ha sido la pérdida real de los patrimonios. El desplome del precio (el bitcoin cayó de 70 mil dólares a 19 mil) ha sido parejo al del volumen de operaciones. Antes de la crisis, se operaban 70 mil millones de dólares diarios de bitcoins y entre 50 y 60 mil millones de ethereum. Hoy en día el volumen es la tercera parte de aquello en el primer caso; y en el ethereum es de sólo el 15 % de la buena época.

 Con los últimos datos disponibles, podemos afirmar -no obstante- que ha empezado a corregirse tanto la caída en la capitalización como el menor interés de hacer negocios con criptomonedas. Pero con una salvedad. Los inversores quieren un entorno mucho más seguro.

 Recordemos que ante cualquier inversión se plantean dos riesgos básicos: el crediticio (a quién le doy mi dinero; quién custodia mis activos) y el de rentabilidad (esperamos que los precios suban). Siempre le digo a mis cliente que en momentos como éste -cuando el riesgo crediticio de las cripto está en tela de julio- lo mejor es llegar al bitcoin a traves de un ETF, el llamado BITO. Brinda la oportunidad de obtener una exposición a los rendimientos de las cripto de manera líquida y sin tener que atesorarla directamente. Más o menos 1.500 unidades BITO equivalen a un bitcoin y la ventaja es que puede hacerse en un broker reconocido y regulado en Estados Unidos, por ejemplo. 

 En relación a la Argentina, vemos que no se avizora un mecanismo para contener el alza del tipo de cambio que cerró el viernes en 386 pesos. No se trata de ese trabalenguas zonzo que algunos dicen respecto a que ``no es que el dólar suba, sino que es el peso que cae''. Lo que debemos entender es que el valor de una moneda surge de la firmeza y la seriedad de la política económica del país que la emite. Vean a México cuyo peso le ha ganado un 2 % al dolar en los últimos cuatro años, mientras que el chileno se desplomó un 40 % y el real, un 25%. Ni hablar de la Argentina: 400 % de suba del tipo de cambio. Qué locura, ¿no?.¸··