El reformismo permanente


La oratoria de Javier Milei es un viento que sofoca, un torbellino terroso que azota con agresiones, ironías, descalificaciones y un puñado de ideas económicas que, poco a poco, van echando raíz en esta Argentina tan vapuleada.

En la última apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación propuso el presidente una dinámica de reformismo permanente, tal vez un eslabón más en este encadenamiento de promesas que, como la dolarización y el cierre del Banco Central, nunca llegaron a concretarse. Algo quedará, dijo alguna vez un personaje histórico tristemente célebre.

En este accionar Milei repite lo peor de las prácticas de lo que él denomina, con desdén, la casta política. Quizás sea que el ejercicio del poder no puede más que correr por esos carriles y entonces el líder libertario termina por parecerse bastante en su estrategia a aquellos hombres y mujeres que nos llevaron hasta donde estamos hoy. Y, entiéndase, no es éste un destino saludable.

Como en la política a veces los extremos terminan por tocarse, el presidente promueve con afán aquello mismo que un siglo atrás impulsaba León Trotsky: la idea de la revolución permanente. Como a aquel, la realidad misma terminará por ponerle límites. Las revoluciones no se dan de una vez y para siempre sino que experimentan marchas y contramarchas, contradicciones y raptos de coherencias, y si persisten entonces recién lograrán consolidarse. Eso lleva tiempo.

Por ahora la gestión libertaria ha conseguido algunos incuestionables logros económicos, al menos a primera vista. Obtuvo superávit gemelos –fiscal y comercial- en tiempo récord, redujo la inflación a un dígito mensual y aplicó un severo ajuste del gasto público, con una motosierra feroz que no se apiadó ni de la cabeza de los jubilados.

Lo cierto es que la administración Milei, salpicada por algunas desprolijidades como el affaire $Libra –se estima que en breve habría una avalancha de juicios contra la figura presidencial o directamente el Estado desde los tribunales de Nueva York- lleva tan sólo un año en la Casa Rosada. Falta todavía para saber si se está gestando una matriz libertaria en la Argentina, si el éxito económico plantará banderas amarillas en la plaza, si el liberalismo extremo terminará por desplazar al peronismo.

EMPLEO

Desde un comienzo al Gobierno se le exigió un programa económico clásico, del cual ha optado por prescindir. Su meta es ir desmalezando el camino de regulaciones varias, Federico Sturzenegger mediante, para arribar a un escenario de apertura económica tal en el cual fluyan el capital y las inversiones concretas. Hacia eso parece que marcha, aunque le falta aprobar una materia ardua: levantar el cepo cambiario.

En estas condiciones, en el primer año de gestión logró abrir poco a poco la puerta de las importaciones, que llegan al país ya no sólo en forma de insumos para la producción –que recién enciende motores- sino también como bienes finales. Ahí es adonde se encienden las alarmas de las empresas argentinas, sobre todo de las pymes que estarían imposibilitadas de competir a partir de su estructura de costos.

En la apertura de la sesión ordinaria de la Legislatura bonaerense el gobernador, Axel Kicillof, hizo hincapié en el daño que el esquema económico estaría provocando en el entramado laboral de la Nación y, particularmente, del distrito provincial. “Se perdieron fuentes de trabajo: 170.000 empleos formales registrados fueron destruidos. Incluyendo los informales, son 230.000 los empleos pulverizados”, sentenció.

Poco a poco el Gobierno va metiendo mano en esa maraña de regulaciones, normativas y leyes que presenta el mercado laboral formal. Camina por los arrozales de Vietnam, adonde lo esperan emboscados no sólo la oposición sino también los sindicatos. En la semana tomó una medida que levantó polvareda: eliminó los aportes por capacitación, un dinero que los empresarios debían pagar de manera obligatoria para la formación del personal.

La medida representa un alivio de más de $70 mil millones al año para el sector mercantil. “Este aporte sólo encarece los costos laborales porque no representa ningún beneficio ni para el trabajador ni para el empleado, si decide no capacitarse”, aseguran los empresarios nucleados en la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam).

La pregunta es qué subyace cuando hablamos de empleo, qué es lo que ocurre entre los pliegues del sistema. ¿La Argentina está formando profesionales para los sectores clave con perfil exportador como el agro, los hidrocarburos y la minería? ¿Cuál es el panorama en la industria del conocimiento, cuarto motor de la economía en la generación de divisas?

Los expertos consideran que “la situación de empleo en Argentina es desafiante”. Según el Indec la tasa de desempleo en el cuarto trimestre de 2024 fue del 9,4%, lo que representa un aumento de 1,4 puntos porcentuales con respecto al mismo período del año anterior. Además, la tasa de subocupación fue del 13,1%, lo que indica que más de 1,5 millones de personas están trabajando menos horas de las que desean.

Según un estudio realizado por Junior Achievement Américas, a través del cual se encuestaron a 13.362 jóvenes y 590 empresas en 14 países de Latinoamérica, particularmente en Argentina el 90% de los jóvenes tienen dificultades para encontrar empleo. Entre las principales dificultades se encuentran:

* Falta de experiencia: el 72% de los jóvenes en Argentina señalan que es el principal obstáculo para encontrar empleo formal.

* Incompatibilidad de horarios laborales: el 48% lo considera un problema.

* Escasez de oportunidades en áreas de interés: el 43% señala este ítem como relevante.

* Expectativas salariales y beneficios superiores a lo que ofrece el mercado.

Por otra parte, así como las personas encuentran dificultades para insertarse en el mercado laboral en el actual contexto económico, los empresarios también enfrentan lo suyo. Según la Encuesta Global de Escasez de Talento realizada por la compañía ManpowerGroup Argentina, el 68% de los empleadores argentinos tiene inconvenientes para encontrar los candidatos que necesita, mientras que el promedio global es del 74%.

Las industrias que presentan mayor escasez son Energía y Servicios Públicos, Servicios de Comunicación, Sanidad y Ciencias de la Vida y Transporte, Logística y Automoción. Además, las competencias técnicas más difíciles de encontrar son: Ingeniería, Tecnología de la Información (IT) y Análisis de Datos, Atención al cliente, Operaciones y Logística, y Ventas y Marketing.

El escenario es resbaladizo, arduo para el trabajador y la pequeña y mediana empresa. Sin embargo, pese a esto Javier Milei refuerza el respaldo en una urdimbre de opiniones diversas alentadas más por la esperanza en un futuro mejor que por el aval a un presente que, como tantas otras veces, se ha hecho cuesta arriba. No los une el amor sino el espanto. Vale remitirse entonces a los números.

De acuerdo al Indice de Emprendedurismo Popular de la consultora Isasi-Burdman, en febrero el 49% de los encuestados consideró que la economía va a estar mejor en 2025, contra un 24% que piensa que estará peor. Además, el 52% de las personas sostiene que el Gobierno está resolviendo el problema de la inflación, principal azote del bolsillo, y el 58% afirma que la gestión Milei “está en el rumbo correcto” en materia de estabilización de precios el combate inflacionario.

Consultados si en lo personal perciben que la economía está creciendo, el 51% dijo que no, contra un 38% que respondió de manera afirmativa. En cuanto a la reactivación y el crecimiento, el 52% le dio el aval a las políticas que implementa la administración libertaria.

SALDOS Y RETAZOS

La semana dejó también algunos otros temas a manera de saldos y retazos. El presidente Javier Milei dio a entender en la apertura de las sesiones parlamentarias que el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ya era una realidad, aunque luego se volvió elusivo en materia de fechas.
Algunos días más tarde, sin embargo, trascendió un informe de un banco suizo que anunciaba la posibilidad cercana de que el Fondo le preste a la Argentina una suma que llegaría a u$s 20.000 millones. El documento, escrito por los economistas Alejo Czerwonko y Pedro Quintanilla-Dieck, señala que al menos el 30% de ese monto estaría disponible este año. ¿Servirá para salir definitivamente del cepo cambiario?

Marzo también arrancó caliente en materia de aumentos. Subieron las tarifas en el transporte, un rubro imprescindible para cualquier usuario, medida que busca recuperar rentabilidad en el sector y bajar subsidios, a costa del flaco bolsillo del pasajero.

Y, como si no faltara nada más, Donald Trump disparó aranceles a las importaciones a diestra y siniestra. El mundo ya habla de guerra comercial y aunque el tronar de los cañones todavía suene lejano, es inevitable que algunas esquirlas impacten sobre la Argentina. De la muñeca libertaria dependerá que salgamos más o menos ilesos de esta aventura.