El puntapié inicial

El baúl de los recuerdos. Francia y México protagonizaron en 1930 el primer partido de la historia de los Mundiales. Los galos se impusieron 4-1. El rito de festejar goles lo inauguró Lucien Laurent.

El sueño de Jules Rimet se hacía realidad. Se disputaba el primer Campeonato Mundial de fútbol. Uruguay, bicampeón olímpico en 1924 y 1928, alojaba ese certamen ignorado por las potencias europeas que no aceptaban el viaje hacia el extremo sur del continente americano. Solo 13 equipos -cuatro del Viejo Mundo- fueron de la partida. El 13 de junio se dio el puntapié inicial.

La verdad es que, en Pocitos, la vieja cancha de Peñarol, Francia derrotó 4-1 a México y en el Parque Central, el estadio de Nacional, Estados Unidos venció 3-0 a Bélgica. Ambos partidos empezaron a la misma hora, pero el destino quiso que Lucien Laurent le ganara por apenas cuatro minutos a Bartholomew McGhee -un escocés que jugaba para los estadounidenses- y quedó en la memoria futbolera como el autor del primer gol de la historia.

Apenas cuatro mil espectadores presenciaron la victoria francesa. El Mundial era un fenómeno extraño. Nadie sabía de qué se trataba. Además, para el público uruguayo solo importaba la final que, salvo algún milagro deportivo, tenía que ser contra Argentina. Los albicelestes asomaban -y de hecho lo fueron- como el único rival que le podía discutir el título a los dueños de casa.

Los demás equipos estaban para servir de prólogo al gran cierre que se escribiría el 30 de julio en el estadio Centenario, un coloso de cemento que se construyó en tiempo récord durante los primeros siete meses de 1930, poco después del colapso de los mercados que desató La Gran Depresión de 1929. 

El 13 de junio, cuando se puso en marcha el Mundial, Francia partía como favorita para superar a México, un equipo muy entusiasta, pero de un nivel inferior al europeo. Ya en esa época, el diario El Universal daba cuenta de la deficiente preparación del seleccionado norteamericano y de las polémicas en la conformación del plantel dirigido por el español Juan Luque de Serrallonga.

Francia viajó a Uruguay para satisfacer los deseos de Rimet, quien pretendía que su patria tuviera representación en la gran cita inaugural del fútbol internacional. Sin embargo, no contaba con buenos antecedentes deportivos. Se embarcó en el buque mercante italiano Conte Verde junto con los planteles de Rumania y Bélgica.

El entrenador Raoul Caudron pudo disponer de Marcel Pinel (en el Mundial se desempeñó también como cronista para la prensa de su país) y Marcel Capelle, quienes recibieron una licencia especial del Ejército -estaban cumpliendo el servicio militar- para cumplir una suerte de misión diplomática en Montevideo. El destacado arquero Alex Thepot consiguió un permiso para dejar su puesto en la Aduana y los hermanos Lucien y Jean Laurent, André Maschinot y Etienne Mattler también necesitaron el visto bueno de la empresa en la que trabajaban, la automotriz Peugeot.

Otros de los citados por el técnico no fueron autorizados por sus empleadores a emprender la travesía de dos semanas de ida y dos de vuelta a Sudamérica. Por esa razón, Francia presentó en la Copa del Mundo 16 jugadores en lugar de los 22 que permitía el reglamento de la competición.

El capitán galo era Alexandre Villaplane, un jugador de una notable personalidad y finos modales que se caracterizaba tanto por sus dotes para crear como por su disposición para marcar. Figura del Racing Club, tuvo un final trágico.

Su brillante carrera se apagó muy rápido y terminó perdiendo fortunas en el hipódromo y en las apuestas ilegales. Estuvo preso por cometer algunos robos menores. Pero lo peor llegó cuando adhirió al régimen nazi y se convirtió en un sanguinario miembro de la Gestapo francesa. Cazaba judíos para la Alemania de Adolf Hitler y les robaba sus pertenencias. Se le atribuyeron al menos diez homicidios.

Cuando la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de finalizar intentó cambiar de bando y, mercenario al fin, les cobraba dinero a las potenciales víctimas del Führer a cambio de salvarles la vida. Fue capturado cuando París cayó en manos de los aliados y el 26 de diciembre de 1944 murió ante un pelotón de fusilamiento en el Fuerte de Montrouge. Tenía 39 años.

EL GRAN DEBUT

Francia fue muy superior a México durante todo el partido. A los 19 minutos se puso en ventaja cuando Lucien Laurent empalmó de volea un centro del puntero Ernest Liberati. Así, el voluntarioso insider -mediocampista ofensivo de hoy- del Sochaux quedó en la historia como el autor del primer gol de la historia mundialista.

Laurent combatió en la Segunda Guerra Mundial y fue capturado por los alemanes, quienes lo mantuvieron tres años en un campo de concentración. Fue liberado en 1946. Murió a los 98 años en 2005 y se dio el gusto de ver a Francia ganar el título en 1998.

Un rato después del gol de Laurent se lesionó Thepot y su compañero Augustin Chantrel abandonó su puesto en la mitad de la cancha y se ocupó de defender el arco. A pesar de la inferioridad numérica, las huestes de Caudron no pasaron sobresaltos y poco antes del cierre del período inicial estiraron la ventaja con goles de Marcel Langiller y Maschinot.

México intentó revertir el marcador adverso en el complemento, pero chocó con la fuerte retaguardia francesa, que hizo todo lo posible para proteger a Chantrel, el arquero improvisado. Así y todo, Juan Carreño descontó para los norteamericanos, pero Maschinot le aportó a su selección el tanto que le aseguró el triunfo.

El escenario de ese partido, el estadio de Pocitos, dejó de existir en 1940. Calles y casas de un barrio montevideano se establecieron en ese pedazo grande la historia del fútbol. En 2002, el arquitecto uruguayo Héctor Enrique Benech comparó fotos del ´30 con imágenes de ese momento y pudo descifrar el lugar exacto en el que Laurent marcó el primer gol de la historia. En ese sitio se colocó un monumento y una placa que eternizan esa volea que con el paso del tiempo le ganó al olvido a pesar de que esté a punto de cumplir un siglo.

LA SÍNTESIS

Francia 4 - México 1

Francia: Alex Thepot; Etienne Mattler, Marcel Capelle; Marcel Pinel, Alexandre Villaplane, Augustin Chantrel; Marcel Langiller, Lucien Laurent, Andre Maschinot, Edmond Delfour, Ernest Liberati. DT: Raoul Caudron.

México: Oscar Bonfiglio; Rafael Garza Gutiérrez, Manuel Rosas; Efraín Amezcua, Felipe Rosas, Alfredo Sánchez; Hilario López, José Ruiz, Dioniso Mejía, Juan Carreño, Luis Pérez. DT: Juan Luque de Serrallonga.

Incidencias

Primer tiempo: 19m gol de Laurent (F); 24m Thepot (F) sale lesionado; 40m gol de Langiller (F); 43m gol de Maschinot (F). Segundo tiempo: 25m gol de Carreño (M); 42m gol de Maschinot (F).

Estadio: Pocitos (Montevideo). Árbitro: Domingo Lombardi, de Uruguay. Fecha: 13 de julio de 1930.