Por Horació Boló
Mucho se ha escrito sobre este tema. Pero la mayor parte de la información está llamativamente tergiversada por motivos ideológicos o por ignorancia. ¿Qué sabía Colón?
Colón no descubrió que la tierra era redonda. Esto se sabía desde la más remota antigüedad e incluso en el siglo III antes de Cristo. Eratóstenes midió el perímetro de la tierra con una diferencia mínima con respecto a los métodos actuales.
Aparentemente desde la época de Aristóteles, siglo IV antes de Cristo, se sabía que bastaban pocos días de navegación para llegar a tierra firme, llamada India Oriental, navegando hacia Occidente. En numerosos mapas de la época esto se ve claramente: en el mapa de un monje benedictino Walsperger del 1448 y en el de Martellus Germanicus de 1489 y en los trabajos de Toscanelli y de Pierre d’Ailly, (1350-1425), Cardenal de la Iglesia.
En una nota que figura en este último Colón escribió: “El fin de España y el comienzo de la India no son muy distantes y es evidente que este mar es navegable en pocos días con un buen viento”. Colón mismo en una carta a los Reyes Católicos del 18 de octubre de 1498 dice textualmente haber llegado a “...islas y tanta parte de tierra firme de los antiguos muy conocida y no ignota como quieren decir los envidiosos e ignorantes”. Un viaje de Europa a la China sin escalas hubiera sido un viaje demencial, imposible.
¿CUAL FUE EL PROPOSITO DEL VIAJE?
La idea de las especias y de fomentar el comercio responde a una interpretación típica de nuestra época que sólo piensa en el beneficio y el goce y le cuesta aceptar que haya algo superior por lo que alguien esté dispuesto a emprender una acción. En ningún documento de la época se habla de economía ni de comercio. Eso lo ponemos nosotros con nuestra mentalidad. Como muy bien dice el historiador argentino Enrique de Gandía “hay que vivir como vivían aquellos seres, rezar como ellos rezaban, creer lo que ellos creían, instruirse como ellos se instruían, contemplar las Catedrales…”.
En ningún documento de la época vinculado a la empresa se habla de encontrar una ruta a la India. El propósito que se menciona es “descubrir tierra firme e Islas del mar Océano”.
Los motivos fundamentales fueron dos: la lucha contra el Islam y el evangelizar a los tártaros, a los chinos y a los territorios gobernados por el gran Kan.
El Islam era una gran amenaza para Europa y los reyes de España, Fernando e Isabel, terminada la guerra contra los moros, estaban empeñados en continuar la lucha contra el Islam.
Por otro lado desde hacía muchísimos años existían conexiones entre las monarquías de Francia y España y la república de Venecia con los tártaros, mogoles y chinos. Marco Polo fue un enviado del Papa ante el gran Khan, y es más, los khanes, y los emperadores de Mogolia y China le pedían misioneros cristianos.
Colón dice textualmente en el diario de su primer viaje: “...después que Su Majestad había dado fin a la guerra contra los Moros que gobernaban Europa... a través de la información que le proporcionara a Su Alteza sobre las tierras de India y sobre un príncipe llamado Gran Khan lo que significa en nuestra (lengua) vernácula ‘Rey de Reyes’ que muchas veces él y sus antepasados han ido a buscar a Roma doctores en nuestra Santa Fe para instruirle en ella y que nunca el Santo Padre los ha provisto y que por lo tanto se han perdido muchos pueblos caídos en la idolatría... Su Majestad... enemigo de la secta de Mahoma resolvió enviarme a mí, Cristóforo Colombo para ver la manera en que debe ser llevada a cabo su conversión a la Santa Fe”.
Consecuentemente con lo anterior se sabe que la Reina Isabel de Castilla no empeñó sus alhajas para financiar la expedición de Colón, es más, ella había empeñado con anterioridad sus joyas para solventar la reconquista de Granada. La plata la puso la Iglesia Católica y fue entregada a los Reyes por el tesorero de la Cruzada, Alonso de las Cabezas de la diócesis de Badajoz.
¿COMO ERA COLON?
Estaba casado con una mujer de la nobleza, era un experimentado navegante y vinculado con el comercio marítimo. Había aprendido además a confeccionar mapas, arte en el que se destacó.
Había leído a los autores antiguos: Aristóteles, Ptolomeo, Marino de Tiro, Estrabón y Séneca. Quedó muy impresionado al leer en Medea de Séneca con un pasaje en el que dice que llegará una era en que el Océano romperá sus cadenas, se descubrirá una tierra grande y Tiflis, un piloto, descubrirá nuevos mundos. Creyó que esta profecía le estaba destinada.
Era profundamente religioso. “He sido bautizado Cristóforo, el que lleva a Cristo y llevando a Cristo he de morir”, rezaba y ayunaba como un monje, comulgaba con frecuencia y era muy devoto de la Virgen y San Francisco y comenzaba todos sus escritos “Jesús con María esté en mi camino”. Siempre sintió que tenía una misión que cumplir, que Dios lo había destinado a ser un instrumento de la ´reparación de la fe.
CARACTERISTICAS DEL PRIMER VIAJE
La tripulación estaba constituida por 90 hombres de los cuales se conoce el nombre de 87; sólo cuatro no eran españoles. Sobre esto se ha creado la leyenda de que la tripulación estaba integrada por personas desesperadas, criminales y ex presidiarios. Nada más lejos de la verdad. La leyenda surgió a raíz de que uno de los tripulantes había matado a un hombre en una pelea y había sido sentenciado a muerte y entonces tres amigos de él lo sacaron de la prisión. De acuerdo a una extraña ley vigente en Castilla ellos también fueron sentenciados a muerte. Estos fueron los únicos presos que se acogieron a la orden real que suspendía todo proceso civil y penal a quien se anotara como integrante de la expedición.
Por los datos complementarios que se conocen del resto de los tripulantes, se sabe que no eran presos comunes. Casi todos los miembros de la tripulación eran de Palos y de las ciudades vecinas, Cádiz, Sevilla, Córdoba, etc. Muchos se conocían e incluso eran parientes. Lejos estamos de un conjunto de criminales y desesperados.
Vale la pena resaltar el espíritu religioso que reinaba en la expedición. Todos los miembros se confesaron y comulgaron antes de su partida. Se rezaban algunas de “las horas del Oficio”, como en los monasterios, sobre todo al atardecer las vísperas, y después de cenar, completas.
Al alba el grumete encargado de la guardia saludaba al día que nacía con este hermoso himno:
“Bendita sea la luz
Y la Santa Veracruz
Y el Señor de la Verdad
Y la Santa Trinidad;
Bendita sea el alma,
Y el Señor que nos la manda;
Bendito sea el día
Y el Señor que nos lo envía”.
Sería un ingenuidad y una falsedad pensar que era una expedición de ángeles: como toda empresa humana tuvo sus claroscuros, pero este era el espíritu que la guiaba.