El presidente de Vélez respaldó a Tapia y apuntó contra el Gobierno y Verón

El presidente de Vélez, Fabián Berlanga, salió con fuerza a respaldar a Claudio “Chiqui” Tapia en medio de las tensiones entre el Gobierno Nacional, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y varios clubes del fútbol argentino.

Berlanga sostuvo que vio al titular de la casa madre “tranquilo, dando fundamentos y defendiendo la postura” y comparó las críticas actuales hacia Tapia con las que él mismo recibió al asumir en su club.

“Cuando agarró la AFA, era una AFA fundida, un descontrol, con aquel famoso papelón del 38 a 38, y hoy han hecho muchas cosas”, remarcó en diálogo con Radio 10.

En la misma línea, Berlanga apuntó directamente contra el Poder Ejecutivo y vinculó la embestida política con la intención de impulsar las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD): “Creo que son ellos los que están impulsando un poco las SAD y se equivocan. A ningún partido político le conviene meterse con los clubes, porque cumplimos un rol social muy importante”.

Además, fue tajante al afirmar que en Vélez no existe posibilidad alguna de avanzar hacia un modelo privatizado debido a lo que establecen sus estatutos.

El dirigente también cuestionó el funcionamiento de las SAD en el extranjero, donde -según indicó- existen incumplimientos significativos que afectan al propio club. “Tengo dos SAD afuera que le deben a Vélez casi cinco millones de dólares. Nosotros no le debemos nada a ningún club, pero ellos sí nos deben”, dijo reforzando su postura en defensa del modelo asociativo tradicional.

Berlanga también se refirió a Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata, quien se mostró crítico con la actual conducción de la AFA, invitó abiertamente al dirigente a participar de las reuniones y plantear allí sus diferencias.

“Estaría bueno que venga y exprese todo lo que cree que está mal. No creo que pase por un problema entre instituciones, pasa por otro lado”, expresó. Y cerró con un ejemplo propio sobre el riesgo de negociaciones externas: “Yo tuve problemas con Foster (Gillett) y nunca más llamó nadie, pese a que había papeles firmados. A los dos nos fue mal con lo foráneo”