Siete días de política

El peronismo se desentiende de Massa y Bullrich encara a Milei

La campaña cambió de protagonistas. Bullrich sumó a Melconian para refutar el discurso económico de Milei, mientras Massa tomaba medidas que ni siquiera los gobernadores peronistas acataron.

El tramo de la campaña que va entre las PASO y las generales arrancó el miércoles con la recuperación de la iniciativa por parte de Patricia Bullrich. La candidata de Juntos por el Cambio había quedado en estado de shock después de la derrota a manos de Javier Milei. Derrota por un margen ínfimo, pero que la desdibujó como líder de la oposición.

Para volver al centro de la escena aceleró la presentación de su equipo económico, liderado por Carlos Melconian. La ideología de sus economistas “mediterráneos”, entre los que se destacan Daniel Artana y Enrique Szewach, no encierra ningún misterio, es ortodoxa, pero lo que sí distingue a varios de sus miembros es que son comunicadores eficaces, vale decir, un importante activo para la campaña por los medios.

Javier Milei hace un unipersonal con un libreto confuso y a menudo rectificado por Carlos Rodríguez, Roque Fernández o Emilio Ocampo. Lo de Melconian es toda una compañía curtida y con muchos ensayos frente los micrófonos.

Melconian tiene una extensa trayectoria como divulgador de la economía y su primera tarea fue encarar a Milei y “deconstruir” sus principales mitos, como el de la dolarización. Lo hizo con el lenguaje de la calle y llamándolo “nene”. Mostró además la imposibilidad real del cambio de moneda sin generar un terremoto social, mientras desplegaba la alternativa de un cambio más viable.

Como respuesta, el libertario trató de descalificarlo alegando que no le contestaba porque no era candidato. Moraleja: en el primer encontronazo se escabulló, lo que demostró que Melconian había dado en el blanco y que el cambio de escenario impulsado por Bullrich mejoró su posición.

La decisión de subir a Melconian al ring tuvo un segundo efecto positivo para ella: fortaleció su liderazgo. Apareció como una decisión propia tomada sin consultar a Mauricio Macri que sigue alejado y en una posición ambigua frente al libertario. Primero no apoyó a Bullrich frente a Horacio Rodríguez Larreta con la excusa de que ambos eran del PRO, pero ahora tampoco lo hace de manera contundente en su lucha contra Milei que no es del PRO. Su objetivo es seguir ejerciendo influencia sobre la coalición opositora aunque no pueda ser candidato. Con la designación de Melconian, su ex ministra de Seguridad le mostró el límite de ese poder.

Pero no todas son ventajas con Melconian como ministro. Su alto perfil desdibujará el de Bullrich generando una relación disfuncional entre ellos. Si llegan al poder se producirá inevitablemente una competencia como en su momento se produjo entre Carlos Menem y Domingo Cavallo. Pero para la campaña de Bullrich la aparición de Melconian fue una buena noticia.

La candidata de JxC tiene un peligroso competidor en Milei, pero no en el candidato oficialista Sergio Massa que sigue arrinconado por la crisis y está siendo progresivamente abandonado por el peronismo que cada vez mira con mayor simpatía al libertario.

La primera en abandonar a Massa fue Cristina Kirchner que desapareció de escena tras el tercer lugar de su candidato en las PASO. Ahora casi nadie del PJ se quiere asociar con el fracaso. Varios gobernadores y caciques provinciales ya adelantan “off the record” que no moverán un dedo para apoyar su candidatura. Irá a la elección con un piso del 11% de inflación para agosto y otro índice más alto para septiembre (ver “Como en la hiper de 1991”).

Hubo además pronunciamientos públicos inesperados como el gobernador santafesino Omar Perotti que anunció que votará a Milei en un eventual balotaje con Bullrich y el del sindicalista Luis Barrionuevo profetizando un triunfo del libertario en primera vuelta. Milei carece de equipos y estructura y la dirigencia peronista juega con la idea de coparle el gobierno. En conversaciones privadas evalúan el poder que tendrá la liga de gobernadores e intendentes frente a un presidente débil desde el punto de vista institucional. Buscan una alternativa a Massa. Se mueven con un realismo exactamente opuesto al de los medios y encuestadores.

Por su parte, Massa insiste con las mismas medidas kirchneristas que probaron su inviabilidad en los últimos 20 años. Y además improvisa. Hizo un plan “platita” a pura emisión, pero sin consultar a gobernadores e intendentes de su propio partido que terminaron rechazándolo. Otra prueba de despiste: en medio de la escalada inflacionaria se dedicó a anunciar el Plan Previaje.

Hasta la Unión Industrial, siempre alineada con los gobiernos peronistas e inviable sin la protección estatal, le dijo en público que la economía corre riesgo de pararse por falta de dólares y que no pagará los aumentos que trasladó al sector privado. En suma, Massa sigue aislado y sin norte a menos de dos meses de la votación.