“El mundo frente al momento más frágil”

Sergei Naryshkin, director del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior de Moscú), en su intervención durante una reunión de seguridad de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Samarcanda, Uzbekistán, advirtió que “el mundo atraviesa el momento más frágil para la seguridad internacional desde la Segunda Guerra Mundial, es decir, un período de transformación cualitativa del orden mundial”.
Añadió que se está librando una "feroz batalla" entre bloques opuestos para definir las reglas del futuro orden mundial, señalando que "nuestra tarea común, y quizá primordial, es garantizar que la adaptación a la nueva realidad se produzca sin el estallido de una guerra a gran escala, como ha ocurrido en fases históricas anteriores". Esta no es una tarea fácil, dado que, según Naryshkin, “vemos que los miembros europeos de la OTAN se están preparando para la guerra con nuestro país”.
En este contexto, era previsible que la reunión anunciada entre Trump y Putin en Hungría pendiera de un hilo, especialmente porque el torpe intento de Trump de resolver el conflicto ucraniano mediante negociaciones había fracasado prácticamente incluso antes de la reunión en Alaska en agosto.
El principal obstáculo que provocó la cancelación de la reunión de Budapest fue, una vez más, la petición estadounidense de un alto el fuego inmediato, lo que confirma la alineación de Washington con las posiciones europeas.
Esta petición es inaceptable para Moscú, ya que conduciría a una guerra congelada que solo permitiría a Ucrania y a la OTAN reorganizarse para una futura reanudación del conflicto. Rusia no se olvida de los acuerdos de Minsk.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reiteró esta idea una vez más al día siguiente de que Estados Unidos anunciara la cancelación de la reunión.
“Las exigencias de un alto el fuego inmediato sin abordar las causas profundas del conflicto ucraniano contradice los acuerdos alcanzados por Putin y Trump en Alaska”, dijo Lavrov. A la luz de las últimas revelaciones sobre la actitud de Trump en aquella ocasión, queda la pregunta de si, desde el punto de vista estadounidense, se llegó alguna vez a un acuerdo sobre el asunto.

CELEBRACION EUROPEA
Por su parte, los europeos “celebraron” de inmediato la cancelación de la reunión de Budapest y la imposición de represalias estadounidenses a las compañías petroleras rusas, aprobando a su vez el 19º paquete de sanciones contra Moscú. Así sigue adelante el parido de la guerra y sus intereses financieros.
Al mismo tiempo, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, acudió a la Casa Blanca para agradecer a Trump su visita y reiterar su convicción de que una “presión sostenida” sobre Rusia obligaría a Moscú a aceptar un alto el fuego. Intransigencia con Moscú, indulgencia con Pekín.
En conclusión, la brecha que se abrió entre las dos orillas del Atlántico con la toma de posesión de Trump en la Casa Blanca y su posterior "apertura a la negociación" hacia Moscú, se ha cerrado en gran medida gracias al fracaso de esta apertura (causado esencialmente por la insistencia de la administración estadounidense en un alto el fuego inmediato e incondicional) y a la aceptación por parte de Europa de asumir los costes de la guerra.
Incapaz de formular una visión coherente más allá de la idea de una mera congelación del conflicto, Trump terminó abrazando las posiciones antirrusas de los europeos y de los elementos más intransigentes de su administración.
Sin embargo, con el ejército ucraniano cada vez más desorganizado (en Pokrovsk y en otros puntos del frente) y la aparente incapacidad de Europa para financiar eficazmente el esfuerzo bélico de Kiev, la estrategia occidental ha pasado de intentar derrotar a las fuerzas rusas en el campo de batalla ucraniano a aumentar los costes estratégicos del conflicto para Moscú atacando su sector energético mediante sanciones y una campaña de ataques contra la infraestructura en territorio ruso. Es probable que el cálculo resulte desastroso, además de peligroso, porque Rusia parece capaz de asumir estos costes (como lo hace durante tres años) y, en cualquier caso, no puede permitirse una derrota estratégica en Ucrania. Kiev pagará el precio más alto.

EL PROBLEMA PARA LOS EE.UU.
De acuerdo al desarrollo de los sucesos desde 2014 a la fecha podemos pensar que, para Washington, Ucrania siempre ha sido prescindible (al igual que para los europeos). El objetivo ha sido debilitar a Moscú y mantenerla involucrada en un conflicto a largo plazo. Y también: desmantelar la integración económica euro-rusa.
El problema para Estados Unidos es que, tras haber restablecido una Cortina de Hierro en Europa, alimentando un conflicto arriesgado y sacrificando la prosperidad del viejo continente, no parece capaz de detener el ascenso imparable del verdadero adversario de Washington: China.
Esto quedó confirmado por la reunión recientemente concluida entre Trump y el presidente chino Xi Jinping en Busan, Corea del Sur, que marcó una tregua temporal en la guerra comercial entre los dos países, aunque marcada por una retirada sustancial de la Casa Blanca.
Pekín ha aprovechado su posición de liderazgo en la extracción y procesamiento de tierras raras, tan importantes para la industria de defensa estadounidense y la revolución de la inteligencia artificial, para obtener una reducción sustancial de los aranceles por parte de Washington.

LA REALIDAD DEL CAMPO DE BATALLA
Según nos informa el coronel retirado de EE.UU. Douglas Mc Gregor en un reportaje: “estoy tratando de exponer es que Ucrania está al borde del colapso. Los rusos aún no han lanzado un asalto total. Sí, han lanzado una ofensiva en la porción noreste del este de Ucrania y eso está avanzando bien, y la mayoría de las fuerzas ucranianas están siendo barridas o se están desvaneciendo. Eso continuará y sospecho que parte de eso girará hacia el norte para rodear Járkov. Y otra parte continuará hacia Sloviansk y otros territorios detrás de las líneas ucranianas.
Pero el asalto total que está esperando suceder aún no se ha lanzado. Y creo que llegará cuando quede claro que no vamos a negociar un final para esto. Por el contrario, creo que ahora hay personas considerando seriamente el uso de fuerzas de la OTAN en el oeste de Ucrania, y creo que los polacos están liderando este esfuerzo. Es por eso que hablo de la cola polaca moviendo al perro americano
”.

MERCENARIOS ARGENTINOS
Diferentes medios locales se han hecho eco de una noticia: Tres mercenarios de nacionalidad argentina cayeron en combate. En medio de la guerra entre Ucrania y Rusia que ya lleva más de tres años, el jueves 30 de octubre pasado se conoció que tres ciudadanos argentinos murieron en el campo de batalla luego de ser atacados por drones rusos cuando se encontraban en una misión en el frente de batalla.
“De acuerdo a lo que pudo confirmar Infobae a partir de fuentes gubernamentales, los tres combatientes fueron identificados como José Adrián Gallardo de 53 años, Mariano Franco de 47 y el menor de ellos, Ariel Achor de 25 años. Todos se habían unido a las tropas de Volodímir Zelenski dos meses atrás.
Algunas reflexiones al respecto: En primera instancia coincido con la opinión del coronel (R) del Ejército Argentino Jorge F. Duran: “Mas allá de la estupidez de que fueron ´asesinados´ es interesante ver que tipos sin ningún entrenamiento militar con un mes de entrenamiento son enviados al frente. ´Rusia asesinó en combate a tres argentinos alistados en el ejército de …´ dicen algunos medios. Un mes de entrenamiento solo sirve para aprender técnicas de soldado individual pero no para combatir integrado en un grupo, los ucranianos no tienen gente y mandan carne de cañón al frente, que los deudos le reclamen a Ucrania, no a Rusia”.
En segunda instancia podemos referir que el tema “mercenarios” es uno de los legados de esta guerra larga e irrestricta.
En tercera instancia los soldados argentinos de todos los tiempos y jerarquías sabemos que "Morir por la patria" es nuestro deber y por ello juramos. Es nuestra ofrenda y entrega de patriotismo y el sacrificio por el país. Siguiendo la tradición desde la antigüedad clásica y nuestras raíces. La frase más conocida en latín es "Dulce et decorum est pro patria mori", que significa "Es dulce y honroso morir por la patria", atribuida al poeta romano Horacio.
Nos preguntamos con seria preocupación: ¿Es licito morir por Ucrania, aliada de Gran Bretaña? ¿Es licito apoyar a la potencia usurpadora de las Islas Malvinas? El lector que sigue esta columna conoce nuestra respuesta. Los invito a reflexionar sobre las cosas por las cuales un argentino debe dar la vida.