"El mundo busca energía limpia, es la oportunidad del litio”

La producción se multiplicó en la Argentina pese a la profunda caída del precio internacional. “El mercado local sufre un proceso de concentración”, explica el economista Santiago Bulat. Los empresarios le temen al riesgo argentino.

El litio, mineral clave en la elaboración de baterías destinadas a dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos, parece atravesar por una situación insólita en la Argentina: su producción se multiplica de manera exponencial pese a que el precio cayó por un abismo.

Hasta hace un par de años se pagaba u$s 75.000 por tonelada equivalente de litio. La perspectiva de que los hidrocarburos prolongarán su vida útil llevaron el precio del recurso minero a tan sólo u$s 10.000.

La coyuntura disparó entonces un proceso de concentración donde salieron las pequeñas empresas y las grandes, algunas de capitales chinos, avanzaron unos cuantos casilleros en el tablero local.

Pese a todo, las perspectivas a futuro son optimistas. El Gobierno ha hecho lo suyo en la construcción de un marco jurídico que atraiga inversiones y garantice certezas en un país que no está acostumbrada a darlas.

“De los seis proyectos totales que se encuentran encuadrados en el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones), dos corresponden a inversiones en litio. Con lo cual, es una de las expectativas más grandes que hay”, subraya el economista Santiago Bulat, director de la consultora Invecq.

"Si uno mira la rueda hoy, el ciento por ciento, la mayor exploración se da en el área del cobre, donde hay una búsqueda importante para poder exportarlo hacia el 2028 -aclara el experto-. Pero en este momento el litio se lleva aproximadamente el 25% de la exploración. Son u$s 130 millones lo que hubo el año pasado. Con lo cual, se está metiendo algo de plata ahí. Obviamente, que el precio haya caído de los más de u$s 70.000 que había hasta los u$s 10.000 actuales por tonelada equivalente complica un poco. Igualmente hay buenas perspectivas”.

CONFIANZA

-¿El marco jurídico genera la confianza que tanto busca siempre el inversor privado?

-Creo que falta confianza todavía. El track record de Argentina es muy difícil de contar. Cada vez hablo con más gente de afuera y para asumir un riesgo en la Argentina tiene que venir un sector muy rentable como para que digan: “Me juego por la Argentina porque voy a poder sacar una renta importante aunque el riesgo sea alto”. Sucede con todo lo que es oil and gas, sucede con ciertos minerales. Hasta hace poco el caso del litio era uno de los nichos claros de inversión. Ahora están aguantando. Hay un proceso de concentración. Llegaron empresas más grandes que están viniendo a hacerse cargo de proyectos más chicos que antes con un precio alto eran sostenibles pero ahora, con un precio bajo, no tienen espalda ni estructura para sostenerlo. Lo que están viniendo más son los que tienen espalda más fuerte para soportar cualquier cimbronazo.

-¿El sector energético será pronto el principal proveedor de divisas de la economía argentina?

-Son proyecciones. El campo sigue siendo todavía el principal proveedor de divisas. Aporta algo más de u$s 30.000 millones mientras que la energía recién está empezando a ser superavitaria. Veníamos de una etapa de déficit. Todas las proyecciones indican que hacia 2028, 2029 o 2030, dependiendo de los proyectos de inversión, el precio del petróleo, la demanda que haya en el mundo, estaríamos con un sector que puede estar equiparando al campo. ¿Qué es lo desafiante que tiene ese sector a diferencia del campo? Que la energía tiende a ser más limpia a nivel mundial y hoy lo que saca la Argentina es mayormente energía fósil. Eventualmente eso que hoy es un superávit grande no sé si necesariamente es eterno. Lo que va a empezar a buscar más el mundo es energía limpia y ahí el litio tiene una oportunidad.

 RIESGOS

-Sobre el litio existe la premisa de que hay que apurar su explotación antes de que surja un recurso sintético que lo reemplace. ¿Es correcta esa visión?

-Para mí hay que empezar a hacerlo ahora. De hecho, el precio en los u$s 75.000, como estuvo hace algunos años, era justamente porque se pensaba que el mundo iba a ir mucho antes hacia la transición energética, hacia energías limpias. Eso no terminó pasando. Se prolongó el uso de los hidrocarburos pero todas las proyecciones de demanda de litio necesariamente hacen que el precio a futuro sea mayor. Lo que pasa es que no está pagándose hoy.

-¿Se trata de inversiones a mediano y largo plazo?

-Sí, totalmente. Sobre todo porque las plantas, las salmueras, la construcción de eso demanda tiempo.

-En ese largo plazo, ¿a qué le tienen miedo los empresarios extranjeros cuando se habla de riesgo argentino?

-Mucho tiene que ver, los que no conocen demasiado, con si puede haber una nacionalización de los recursos, que los expropien. Otras preguntas: ¿voy a poder girar los dividendos que saque de esta compañía? ¿Puede haber mucha carga fiscal que hoy no esté contemplada pero se pueda aplicar en el futuro? Creo que el RIGI vino a apagar un poco ese aspecto. No sé si necesariamente apaga lo otro. Empresarios de una compañía de gas me comentaban el otro día: “Está muy bien el RIGI, sirve, pero si eventualmente hay un cambio de gobierno que me puede tirar todo por la borda, preferiría no meterme”. Hay mucho riesgo, más en lo jurídico.

-El sistema democrático se presume cíclico en la gobernanza. Quien invierta a largo plazo debe saber que habrá alternativas cambiantes en la gestión. ¿Una inversión de este calibre contempla necesariamente estos vaivenes políticos?

-Absolutamente. Por eso el retorno que piden es enorme. El RIGI es un regalo para las compañías que invierten. Es muy bueno. ¿Por qué es tan bueno? Si vamos a Brasil, Chile, no hace falta que ofrezcan tanto. El RIGI ofrece mucho porque es la manera de compensar los riesgos que afrontan las empresas que vienen a invertir. Es como comprar un bono argentino. Paga 12% en dólares porque es la contracara del riesgo.

 

¿Inversiones oportunas o corrosivas?

En la sede de la Universidad del Cema se desarrolló la semana pasada un encuentro en torno a la explotación del litio en la Argentina y la región. Los expertos disertaron sobre el estado actual de los proyectos y alertaron sobre la llegada de “capitales turbios”

provenientes de países no democráticos que intentan hacer pie en el escenario local.

A continuación el resumen del encuentro:

 MARTIN FRIEDL

Director para América Latina del Cipe (Center for International Private Enterprise)

* “El capital corrosivo es aquel que fluye desde los países autoritarios a las economías en desarrollo. Hay que entender cuál es el daño que producen cuando vienen a países con una institucionalidad débil”.

* “Estos capitales le dan relevancia a la inversión en minerales críticos, entendiendo que ahora han tenido un auge por la transición a tecnologías de baterías más sofisticadas que dependen del acceso y uso de minerales como el litio”.

* “Con respecto al triángulo del litio (integrado por Argentina, Bolivia y Chile), lo que sucede en ese sector tiene una relevancia para las democracias y para el mundo. Los minerales no van a desarrollar o cambiar a un país pero son una fuente de divisas. Son un reto porque pueden atraer otras fuentes que amenacen la institucionalidad”.

“Los minerales críticos son la nueva fuente de poder. Antes lo eran el oro y la plata. Muchos de los materiales son controlados por países autoritarios como China y Rusia. Casi el 70%. Estamos a merced de lo que ocurre en esos países”.

* “Cuando hablamos de inversión de calidad, es innovación y desarrollo de la industria local, con impacto positivo también sobre lo institucional”.

FACUNDO BELTRAMONE

Economista de la Fundación Libertad

* “Una cosa es el recurso, tener el mineral en el suelo, otra que se vuelva reserva y otra que se vuelva producción. Bolivia tiene los mayores recursos pero la producción es insignificante comparada con Chile”.

* “No controlamos que está en la tierra y tampoco los precios. En China y Australia la extracción es a cielo abierto. En Argentina es en piletones, lo cual genera menos costos pero es más lento. Es más rentable”.

* “Argentina se encuentra en un punto intermedio con buena calidad y alto potencial. El 19,5% de los proyectos en el país son australianos y argentinos; China representa al 15%”.

* “Hay cuatro proyectos en producción: Centenario-ratones, que invierte u$s 595 millones; Fénix, en Catamarca, con una inversión de u$s 110 millones; Cauchari-Olaroz en Jujuy, con una inversión de u$s 741 millones; y Olaroz, operado por Rio Tinto”.

* “Las claves pasan por dar previsibilidad y certezas. Hay que diversificar los destinos de exportación, como puede ser el caso de India”.

* “Argentina tiene una ventaja grande en los costos de explotación. En el mundo oscilan entre u$s 9.000 y u$s 11.000 por tonelada, contra u$s 2.000 de la Argentina. Si el mundo necesita litio, la inversión se va a hacer acá”.

* “Las baterías llevan litio, no están hechas delirio. Solo el 20% de los componentes es litio. Es difícil que nos convirtamos en productores de baterías de litio. Igual el litio ya lleva un valor agregado”.

* “El del litio es el complejo exportador que más creció en el país. Representa el 0,8% de las exportaciones totales. Le sigue el petróleo”.

* “La producción creció 217% en un año. Podemos exportar en 2030 por unos u$s 1.500 millones. Así es como se espera que se reconvierta la Argentina”.

* “Hay que modernizar el marco regulatorio fiscal y aduanero del litio. Coordinar políticas, formalizar criterios mínimos para la participación estatal, incorporar estándares internacionales, financiar infraestructura en esquemas público-privado”.

* “El litio crece con fuerza pero su sostenibilidad a largo plazo aun está en construcción”.