EL PULSO DE LOS MERCADOS

El mundial del calor

Admiro la memoria de algunos. Como si se tratara de un músculo específico del recuerdo, al repasar la cronología de su vida hay quienes pueden relacionar hechos mundanos con el año exacto en el que ocurrieron. Es fácil recordar el año de cursada de una materia de la facultad o del profesor que la dictó; las fechas de cumpleaños de los hijos o un aniversario. Pero están aquellos que logran acordarse del año en el que conocieron a alguien o miraron una película. 

Y después tenemos a los que viven su vida en mundiales. 

No miden el paso del tiempo en décadas ni en lustros sino cada cuatro años, una singular unidad temporal. Recuerdan, por ejemplo, lugar y circunstancia del día de la expulsión de Rattín en el 66, del gol de Kempes a Holanda en el 78. La joya maradoniana a los ingleses o los penales de Goycochea en el 90 forman parte de la memoria futbolera: Hitos nacionales en la historia de los campeonatos del mundo. Por eso no resulta llamativo que pocos recuerden el último campeonato, en Rusia, un torneo desangelado y desprovisto de aura. Tal vez esa sed acumulada explique que el torneo que comienza hoy estará preñado para “la selección” de una enorme ilusión. Sumado a ello, hay condimentos que sazonan muy bien el plato: un equipo bien ensamblado, que sabe a lo que juega, liderado por un capitán que quema sus últimas fichas. El hincha argentino es un especímen de sangre caliente al que le encanta alimentar mitos y esperanzas. Pero los Mundiales son citas muy especiales, donde además de buen juego hay que contar con una cuota de suerte.   
 
Si Sudáfrica 2010 fue el Mundial de las redes sociales; Brasil 2014, el de las pantallas de ultra alta definición y Rusia 2018, el del estreno oficial del VAR, Catar 2022 será el Mundial del calor, el primero en disputarse en los meses de noviembre y diciembre. La fecha original tuvo que ser pospuesta debido a las medias de entre 36 y 52 grados que se registran en el hemisferio norte durante los meses de estío. Aún así, el invierno catarí se distingue por ser húmedo y caluroso, un clima singularmente parecido al de nuestro país. 

La noticia es que por primera vez en Argentina se vivirá un Mundial veraniego. Un campeonato de días largos y calores húmedos, de vísperas de fiestas, cervezas frescas y asados al aire libre, antes y después de varios partidos. Nuestro pueblo, que conoce bien lo que significa entrar “en clima de Mundial”, por primera vez vivirá un torneo alejado del frío de julio. Muchos recuerdan el invierno del 78 como uno de los más fríos de la historia de los Mundiales. Hemos festejado muchas veces en el Obelisco, envueltos en camperas y bufandas y hemos pescado gripes y dolores de garganta por culpa de arrebatadas celebraciones. Pero no sabemos mirar un Mundial con calor.  

Otra innovación de Catar 2022 es que los estadios estarán equipados con novedosos sistemas de refrigeración. Mientras la temperatura fuera de las canchas ascenderá a los 32 grados, sobre el césped los jugadores harán rodar el balón con termómetros clavados en los 19 grados. Los motores refrigerantes funcionarán al unísono en Asia y en Buenos Aires. Y esto es una buena noticia para nuestro Lionel Messi, quien jamás se adaptó bien a los calores extremos (más allá de su gran esfuerzo y de su desempeño, recordemos lo que padeció la Copa de Brasil, donde se los vio flaco, pálido y desmejorado). 

Comienza a rodar la ilusión. Tanto aquí y allá habrá que estar atento a la temperatura del aire. Eso sí, a subir el aire a 24 para que no se resfríe Lionel.