EL PULSO DEL LOS MERCADOS

El motor del alza del dólar es el nefasto estatismo criollo

Han llegado noticias positivas desde Estados Unidos. En primer lugar, la moderación del dragón inflacionario. La tasa de inflación en el país faro cayó al 3 % interanual, volviendo a los niveles prepandemia desde el 9,1 % de julio del año pasado. Doce meses consecutivos del moderación del flagelo, merced a la política restrictiva del dinero de la Reserva Federal.

Estos números estimularon a Wall Street. El Dow Jones cerró en el 34.509 puntos, gracias a una recuperación acumulada del 2,3 %. Fue la mejor semana desde marzo para el indicador top de la Bolsa estadounidense. Mi impresión es que los próximos seis meses el mercado intentaría recuperar todo lo perdido desde que la Fed comenzó una de las más drásticas subas de tasas de la historia. Veremos. Estamos a un 8% aproximadamente de los valores nominales máximos.

Los commodities también han mostrado una reacción favorable, pues si bien los inversores dan por hecho que la Fed volverá a subir los tasas de interés en su reunión de este mes, muchos creen que esa puede ser la última vez que lo haga este año. Y a mediados de 2024 empezarían los recortes. El petróleo de Texas cerró en 75,30 dólares el barril, con destino probable en la zona de los u$s 80. Se reavivaron también las cotizaciones de oro, plata y cobre. El primero podría ir a testear la zona de los u$s 2020 la onza.

Por el lado de Latinoamérica vemos que el dólar pierde terreno contra las monedas de México, Chile y Brasil (la Argentina es un caso aparte). A mi juicio, por efecto del carry trade, podríamos esperar una revaluación de las divisas locales de entre el 6 y el 8 %, siempre y cuando no apuren el recorte de la tasa de interés. El izquierdista Lula da Silva no se cansa de formularle este reclamo al Banco Central, atento a que la tasa de inflación en Brasil fue negativa en junio (-0,08 %), en la menor variación para ese mes desde 2017. La inflación de nuestro principal socio comercial cayó así al 3,16 % interanual, frente al 3,94 % reportado en mayo. Estos son los frutos dulces de contar con autoridades monetarias realmente independientes.

La Argentina ha vivido otra semana de nerviosismo con las negociaciones con el FMI estirándose peligrosamente. El tipo de cambio llegó a 522 pesos, a pesar de las intervenciones estatales. Creo que se agudizado la dolarización de carteras preelectoral. La tendencia alcista del dólar en la Argentina es inobjetable; así surge del análisis de los gráficos que es lo que miramos primordialmente los hacemos finanzas.

Si bien la propaganda oficialista quiere hacernos creer que Sergio Massa ha estabilizado la economía en este año en el cargo, los números muestran otra cosa, como se ve en el gráfico que acompaña esta página. El ángulo de suba del dólar es más empinado que el de su ancesor, si bien hubo una moderación inicial una vez disipado el pánico que había provocado al mercado el nombramiento de Silvina Batakis. La depreciación del peso nunca ha descasado desde septiembre del año pasado.

La explicación más obvia es el hecho de que los argentinos no queremos pesos en el bolsillo o en la caja fuerte. La segunda es que el paquete de medidas que Massa implementó en este último año no logró contener la escalada inflacionaria y por ende el dólar sube. También agita las aguas el hecho de que el peronismo mantenga -de acuerdo a las encuestas más fiables- un porcentaje de votos de entre el 25 y el 30 % del electorado. Nadie da por muerto al oficialismo por lo que se ve y el cambio económico no está garantizado.

Explicaciones puede haber muchas pero la única verdad es la realidad, como dijo alguien famoso. El dólar libre ha saltado de 270 a $522 en menos de doce meses.

Los desmanes del estatismo criollo -que también puede apreciarse claramente en el mercado inmobiliario con la nefasta ley de alquileres- es el motor de la escalada del tipo de cambio que, más temprano que tarde, irá a buscar los 680 / 700 pesos.