“El modelo estatal está fundido, no sólo en la Argentina”
La Argentina se debate entre los pliegues del tiempo, presa de un pasado escabroso y a horcajadas de un futuro que no termina de ser auspicioso. En esa atmósfera los inversores han decidido aguardar y no mover las piezas. Tal vez una victoria amplia del oficialismo en las elecciones legislativas termine por destrabar el mecanismo.
El análisis de fondo, sin embargo, dista de ser coyuntural. “El modelo de gestión estatal está fundido, y no sólo en la Argentina sino en todo el mundo”, enfatiza Claudio Zuchovicki, gerente de Desarrollo de Mercado de Capitales de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y Director Ejecutivo de BYMA. De allí que este cambio de rumbo sea al mismo tiempo tan singular como desafiante.
-¿Advierte desconfianza en el mercado hacia la Argentina actual?
-No sé si hacia la Argentina actual.
-¿Hacia el Gobierno?
-No sé si hacia el Gobierno. Me encantaría poder estar en la cabeza de la gente. El mercado es la sumatoria de todos nosotros. Creo que hoy la desconfianza es hacia nuestra historia y a repetir nuestra historia. Estamos en el Veraz y cualquier persona o empresa que está en el Veraz da motivos para mirarla de reojo ante cualquier actitud. No creo que esto sea por el gobierno actual sino por la trayectoria que tenemos. Y después está también la incertidumbre propia que genera la política.
-¿La plaza se mueve ya en clave electoral?
-Estamos en clave electoral, donde se advierten las miserias. El oficialismo tiene que ser oficialismo y el opositor tiene que ser opositor.
-¿Cuánto tiempo le parece que debemos pasar en el Veraz para que un inversor externo, en un plano de incertidumbre donde se toman las decisiones, decida poner una ficha en la Argentina?
-Primero, no se trata del inversor de afuera porque el de afuera no está en la Argentina. Se trata de que el argentino confíe en la Argentina. Hoy el problema que tenemos es que el argentino no confía en el país. Hay un prejuicio. Todo el tiempo nos frenan con esto de que ‘esto explota’. Es como que el zapatero no crea en los zapatos que está vendiendo. Siento que el argentino no confía en Argentina. Somos todos malos agentes de prensa de nuestro país. Además, la historia damnificó mucho a muchos argentinos. En algunos casos, por lo ocurrido en los últimos 30 o 40 años, hasta tienen razón en ser desconfiados. La confianza tarda mucho en construirse.
INVERSIONES
-A partir de esto, ¿es ingenua la estrategia de pensar que el ahorrista argentino va a utilizar los dólares que están fuera del sistema para lubricar la economía?
-No. Creo que en muchos casos también es una decisión que hay que tomar. Decir: tengo que invertir en mi compañía para que crezca porque ya no puedo marcar precios o no tengo spread. Tengo que vender más y para eso necesito invertir. La decisión es si uso mis reservas o no uso mis reservas. Hay gente que dice que cree en esto y que piensa que es el momento de despegar y hacer las cosas bien; y hay otros que dicen ‘no, esta ya la vi, siempre termina mal’. Entonces no invierte. Eso es muy personal. Veo mucha gente que está haciendo una transformación, que empieza a transformarse a sí mismo para ser competitivo en la Argentina que viene. Otros no confían o no creen. Nadie sabe lo que va a pasar. Nos vamos a enterar después.
-¿Para ser competitivos es indispensable realizar las famosas reformas estructurales?
-Sí. Para mí Argentina pierde competitividad. Cuando uno toma el salario, hay que ver cuánto más el empleado le cuesta al empleador. La verdad es que cuando se ve lo que paga el empresario y lo que recibe el trabajador, uno dice: che, les están robando a los dos. El empresario invierte algo y asume un riesgo, y el trabajador pone todo el trabajo. Y lo que te llevás en el bolsillo es casi la mitad de lo que pone el empleador. Ahí no somos competitivos. En términos impositivos es lo mismo. De cada cosa que se produce, el 40 o 50% son impuestos provinciales, municipales y nacionales. Desde Ingresos Brutos hasta una tasa como Alumbrado, Barrido y Limpieza o un IVA del 21%, eso hace que arranquemos un partido compitiendo con dos jugadores menos.
-¿Hay que debatir el modelo de país que queremos tener? Los impuestos son el instrumento para financiar lo público. ¿Nos debemos esa discusión?
-No se trata sólo de los recursos porque la Argentina en términos de porcentaje no asigna pocos recursos. Tal vez los asigna mal internamente. Siempre pongo este ejemplo para ser menos políticamente incorrecto: cuando se pone un peaje, ¿cuánto cuesta cobrar ese peaje y cuánto va a rutas? La verdad es que el 50% se lo lleva la parte administrativa y no lo que debería ser, la construcción de rutas. ¿Cuánta plata que va a la educación realmente se dirige a la creación de valor para nuestros jóvenes? ¿Cuánto queda en el entramado burocrático? Ocurre en todos lados, en empresas privadas también. El tema es cuán eficiente termina siendo ese gasto. El otro debate yo no lo veo tan real. En el fondo el Estado está fundido, se fundió. No sólo el argentino.
-¿El modelo de gestión estatal?
-Los estados como modelos se fundieron. No pueden pagar una jubilación. ¿De dónde van a sacar la plata? O cobrándole impuestos a otros privados o emitiendo dinero que luego se traduce en inflación. Es lo que vimos en los últimos 50 años. A todos nos gustaría tener una educación buena, pero hay que replantearse quién pone la plata, porque la mitad del empleo es informal. Entonces, cóbrenle impuestos al otro, repartime a mí y no al otro. Vivimos en un mundo de restricciones porque no es culpa nuestra o sí, no lo sé, pero malgastamos, tiramos, se robaron… Hay que fijarse cuánta plata tiene el que decide qué hace cada uno y cuánta plata tiene el emprendedor en serio, el que asume un riesgo. Siempre pongo el mismo ejemplo: miremos los millonarios del mundo. Los Bill Gates de este mundo, Zuckerberg, Musk. Uno usa algo que los tipos inventaron, como el celular y las aplicaciones. El tipo se lo merece, nos dio un instrumento que nos hace más fácil la vida. En la Argentina los más ricos son los políticos, los sindicalistas, los lobbistas o los empresarios prebendarios. Vivimos mucho tiempo con los incentivos incorrectos.
OTRA LOGICA
-¿Detecta un cambio de lógica a partir de la forma de gestionar de este gobierno? Por ejemplo, instaurar como prioridad el superávit fiscal, algo que no era tan común en los gobiernos argentinos.
-Es verdad. Ellos llaman a esto la batalla cultural. Para mí es muy relevante. Esto es como en la familia, ser consistentes. Entiendo el mensaje y entiendo que hagan bandera con eso. No sé si se trata sólo del gobierno. Creo que hoy hay una población que entiende que el camino es este. No veo mucha gente que discuta el superávit fiscal. Los políticos tampoco. No se discute más que la emisión genera inflación. Ahora se puede discutir la forma o la velocidad de las medidas. No estamos discutiendo el camino y me parece un avance importante. Algunos dirán ‘aflojá un poquito, estás liberando demasiado’, otros ‘no me gusta cómo gritás’. Pero no se discute hacia dónde vamos.
-¿Existe realmente el riesgo político que representa para la inversión un futuro retorno de gobiernos populistas? ¿Lo ven así los inversores?
-No es algo muy distinto a lo que pasa en otros países. Brasil discutió mucho tiempo entre Lula y Bolsonaro; en Estados Unidos, Trump o Biden. Esas grietas no se dan sólo en la Argentina. Creo que la tecnología hace que hoy el acceso a la información se haya democratizado mucho. Un pueblo ya no es cautivo para que lo lleven de las narices. Es más una dinámica propia de la sociedad moderna, que se informa de otra manera. El 50% de la población argentina tiene menos de 30 años. Apenas vivieron la crisis del 2001. A veces me escucho y digo: no puedo creer que esté hablando del Rodrigazo o de la crisis del ’89. La mayoría de la gente no sabe lo que fue una AFJP. Soy director académico de finanzas en una Universidad y los alumnos que recibí este año nacieron en el 2007. Les estamos hablando de peronismo y son nativos digitales. Son personas que nunca vivieron sin enviar un Whatsapp. Procesan esto de otra manera.
NUEVO LIBRO: ‘32 HISTORIAS QUE TODO LIDER DEBERIA LEER’
Liderazgo en tiempo de cambios
En la presentación del libro 32 historias que todo líder debería leer el intercambio entre los autores y el público se volvió dinámico y singular. Pocas veces ocurre que la platea tenga la posibilidad de opinar y hasta refutar a los oradores.
El CEO de GrupoSet, Jonatan Loidi, uno de los padres de la criatura, brindó detalles de la esencia de un libro que tiene como eje al liderazgo y su adaptación a los nuevos tiempos:
* “Este libro no fue casualidad. Nos conocemos mucho con Claudio, hemos compartido horas intensas. Nos encontrábamos en los aeropuertos y cada vez me contaba una historia, y yo otra. Era como un juego. Le propuse entonces escribir un libro con estos relatos”.
* “Me encanta contar historias y aprender de ese modo. Hay historias de superación, el valor del esfuerzo y la humildad. No sé porqué son 32. Fue muy fácil escribirlo. De hecho, no nos encontramos ni una sola vez de manera presencial”.
* “Uno de los puntos clave es diferenciar miedo de temor. Podríamos hablar millones de horas sobre el miedo. Todos los tenemos. El que más me enseñó fue un astronauta en el Kennedy Space Center. Antes había sido combatiente en Vietnam con 500 misiones. Era piloto. Cuando vuelve a la casa le dice a la familia que quiere ser astronauta. En una charla, un empresario argentino se presenta y le dice que tiene una pyme en nuestro país. El astronauta le contestó: ‘Yo a tanto no me animé. Locuras no”.
* “Me dijo que no hay soldado en una trinchera que no tenga miedo. La diferencia es que el temor es conciencia pero acción, mientras que el miedo puede impulsar pero también paraliza”.
* “Estamos en una época donde el miedo se apodera de nosotros por el avance de la tecnología y los cambios. Hay que transformarlo en acción, sino te superan”.
* “La mayoría ama la certidumbre y odia la incertidumbre. Las peores decisiones a largo plazo son por abrazarse a la certidumbre de corto. La gente no soporta no saber. Hay que adaptarse a escenarios de alta incertidumbre, donde la incertidumbre es la norma. Hay gente que sacrifica un futuro próspero por la mediocridad actual”.
* “En el liderazgo moderno el líder va atrás, no adelante. Una vez le preguntaron a Jack Ma en qué áreas de la empresa era bueno. Y él respondía que en todas era malo. Pero que era bueno en elegir a los mejores”.
* “¿Por qué prefiero un mal presente y no un futuro tal vez mejor pero incierto? Al ser humano no le gusta cambiar”.
* “El gerente de ingenieros de OpenIA dijo que la humanidad cambiará en una década más de lo que lo hizo desde que comenzamos a caminar en dos pies. Eso genera incertidumbre. Hay que generar adaptabilidad. ¿Había más certidumbre en la Europa de los años 20? Siempre se dijo que el presente es un caos y el futuro es incierto”.
* “Sócrates de oponía a la escritura. La enseñanza debía transferirse a partir de la palabra oral. En ese entonces la esperanza de vida era de 30 años. En 1780, ¿qué pensaban los operarios de las máquinas? La esperanza de vida era 40 años. En 1970 un profesor de ingeniería quería prohibir la calculadora científica. Era de 60 años la esperanza de vida. ¿En serio queremos parar el progreso? La clave es parar el miedo”.
* “Latinoamérica tiene una gran oportunidad. El mundo no está preparado para lo inesperado, no se adaptan con facilidad como nosotros, por nuestra historia”.
* “Este es un tiempo con nuevos liderazgos. Antes a nadie le importaba si la persona disfrutaba del trabajo. Había una retribución económica que era la variable importante. Ahora eso cambió: ¿apasiona el trabajo? ¿Por qué me importa como empresario? Porque si no te apasiona no vas a dar el máximo”.
* “Otro punto es la libertad. El 70% del tiempo es trabajo. Si no moderamos, el 30% restante tendría que ser espectacular. ¿Cómo querés trabajar? El dinero ahora es el tercer factor. Hoy los jóvenes piden libertad. Ese es el nuevo liderazgo. Ahora van a tener trabajo los mejores”.
* “Por las redes y la tecnología, cada vez estamos más expuestos. Hay que ser transparente. Somos lo que hacemos, no lo que decimos”.