“El impacto de la fusión entre Telecom y Telefónica no es tan grande”

La compañía compradora es líder en el segmento de banda ancha en la Argentina. El Gobierno analizará si hay posición dominante en el mercado, generando un status de monopolio. “La densidad poblacional favorece el crecimiento del negocio”, asegura Enrique Carrier.

La noticia sobre la compra de Telefónica por parte de la empresa Telecom corrió como un reguero de pólvora y azuzó conjeturas diversas a partir de la posibilidad de que el Gobierno, aplicando la normativa vigente, considere que la fusión genera una posición dominante y monopólica en el mercado.

El mapa de las comunicaciones en la Argentina es amplio, diverso, y para desentrañar sus misterios hace falta un experto. Enrique Carrier, consultor en telecomunicaciones y director de Carrier y Asociados, brinda detalles del sistema y analiza lo que vendrá a partir de una operación comercial que cambia el eje de la competitividad en el sector.

-¿Cómo describiría el mercado de las comunicaciones en la Argentina? ¿Cuál es el nivel de desarrollo y de satisfacción a la demanda del servicio?

-El tema de competencia es complejo porque a veces la falta de competencia no es tanto porque haya alguna inhibición para que ingrese un nuevo actor sino que tiene que ver con las inversiones que hay que hacer y en qué medida pueden ser rentables. Pensemos en el caso de todo lo que es fijo, fundamentalmente en la banda ancha, que es el servicio que más importa. Supongamos que en un barrio hay una empresa que tiró una red de fibra óptica y está dando servicio. Si quiero entrar, tengo que tirar otra red. Entonces hay que hacer una inversión que en alguna medida va a ir a un mercado potencial que ya es la mitad, porque se supone que el otro ya va a tener sus clientes. A esto hay que sumarle, y esta es una queja de la industria desde hace muchos años, todas las trabas que existen a nivel municipal para desplegar redes.

-¿Por qué ocurre eso?

-Porque todo lo que es la obra civil, que son los postes y en el caso de los celulares, las antenas. Hay que ingresar a algunas terrazas o lugares similares para instalarlas. Todo eso depende de los municipios. Ahí ocurren dos cosas. Por un lado, no hay una regulación uniforme. Como es municipal, cada municipio puede exigir ciertas cosas, entre ellas algunos cánones. Son trámites que en algunos casos demoran mucho tiempo. A eso hay que sumarle, y esto es algo que se ve mucho, sobre todo cuando uno se va al interior, y al interior del interior del interior, donde a veces no están Telecom ni Telefónica pero está la cooperativa que actúa como incumbente, si querés cablear no te dejan usar los postes. Entonces la empresa tiene que instalar sus propios postes y hay que habilitarlos. Son todas condicionamientos.

-Todo eso eleva los costos y vuelve difícil la competencia.

-Claro. Pensemos que en otros servicios como la luz o el gas tenemos un sólo proveedor, hay una sola infraestructura. El de las telecomunicaciones es el único rubro donde existe la posibilidad de optar por una u otra compañía. Esto pasa más en la medida en que hay más mercado. En las ciudades grandes como Buenos Aires, Rosario, Córdoba o Mendoza pueden ser viables dos infraestructuras o tres. Tal vez hay mucha densidad de población y eso fortalece el mercado. Cuando ya te vas a zonas menos densamente pobladas, la cosa cambia. Yo vivo en Belgrano y en mi cuadra, solamente de mi lado, debe haber más de 100 hogares, contando los edificios con departamentos. Si vamos a un suburbio, en una cuadra hay siete casas. El mercado potencial es mucho más chico. Esas son cosas que influyen. No hay regulación, no es como en los ‘90 cuando se hizo la privatización y se dio exclusividad para operar en áreas -Telefónica en el sur del país y Telecom en el norte-, entonces legalmente no podías dar un servicio en el sector del otro. Eso dejó de existir a partir del 2000 tras la liberalización que se hizo en el gobierno de De la Rúa (Fernando). Las restricciones hoy son otras: económicas y también regulatorias, pero ya a nivel local, que tiene que ver con las reglamentaciones para las obras civiles en la vía pública.

BANDA ANCHA

-De acuerdo a los datos, en el mercado de banda ancha Telefónica es una empresa en retroceso. ¿Quién lidera este segmento?

-En banda ancha el principal es Telecom. Ellos fueron muy fuertes sobre todo con Cablevisión o Fibertel. Después migraron usuarios cuando se pusieron con Telecom. La red de coaxil era mucho más capaz que la red telefónica. Eso obligó a reemplazar el cobre por fibra. Es lo que hizo Telefónica y también Claro, que fue muy agresivo en los últimos años. Esto se destraba regulatoriamente en el 2016 cuando asume Macri (Mauricio). Ahí hay un hecho fundamental, y que en realidad llegó bastante tarde, y es que las empresas de telecomunicaciones quedaban habilitadas para dar servicios de radiodifusión. Es decir, dar televisión. Cuando las empresas telefónicas pudieran dar servicios de televisión iban a necesitar sí o sí invertir en redes más capaces porque las de cobre y ADSL no soportaban dar banda ancha y televisión al mismo tiempo. Se trataba de usar el cable telefónico para dar acceso a internet pero eso tenía un condicionamiento técnico. Ese cable no fue pensado para datos pero se le encontró la vuelta técnica y finalmente llegamos a tener 10 o 20 megas. Es lo mínimo indispensable si se quiere ver Netflix. Pero si además había alguien navegando, no daba. En muchos casos era menos porque se trataba de una tecnología que a medida que la persona se iba alejando de la central, perdía capacidad, menos ancho de banda. Se iba degradando. Era una tecnología que se hizo para estirarle la vida al cobre, pero ya estaba terminado. En la medida en que las empresas no podían dar televisión, decían: está bien, con el ancho de banda que me permite el ADSL puedo dar internet. A partir del momento en que pueden dar televisión entonces tienen que invertir en fibra. Era distinto a lo que le ocurría a Cablevisión, que tenían otra tecnología con más capacidad. De hecho, en las redes de televisión por cable se pueden tener 100 megas. Ahí es donde empiezan a invertir en fibra, y esto se da en 2016. Claro fue muy agresivo en esto y hoy es la segunda empresa del país en banda ancha porque contrató mucha fibra.

-Ese es otro negocio, proveer de la autopista donde se montan las comunicaciones.

-Aparecieron empresas que se llaman fibreras. Son compañías que se encargan de poner los postes y hacer el tendido de los cables de fibra. Como tienen mucha capacidad, pueden vender el servicio a más de una empresa. Si tengo cable de fibra, puedo ir a Claro y ofrecerle mi servicio en Vicente López, por ejemplo.

-¿Son empresas de capitales argentinos?

-Algunas sí, otras no. Pero es un negocio casi financiero donde se invierte determinada cantidad de dinero y luego se le saca cierta rentabilidad. No es que le ponen la electrónica. Recuerdo que en una época en zona norte había mucha más competencia que en CABA. Ahí estaban Cablevisión, Claro, Telefónica y a veces algún otro.

LA FUSIÓN

-Afirmaste en las redes sociales que esta fusión entre Telecom y Telefónica no le va a cambiar la vida al usuario. ¿Por qué?

-Va a depender de los casos. Lo que yo marco es que no hay que tomar la participación de mercado en general porque cuando se habla de servicio fijo, sólo das servicio sobre tu red. Por ejemplo, si yo soy una cooperativa en alguna localidad del interior y soy el único, como pasaba muchas veces, tenía el ciento por ciento en mi ciudad. Ahí era un monopolio, pero si se lo ve a escala nacional, representaba menos del 1%. No es posición dominante. Sí lo es adonde tiene la red. Digo: ojo que el impacto no es tan grande. Históricamente Telecom y Telefónica estaban separadas. Si se lo toma en el estado más puro, en realidad en los ‘90 eran dos monopolios. Cada uno era monopolio en su área. Cablevisión tuvo operaciones en los dos lados. Después de la fusión ellos tienen red en la zona que era de Telefónica básicamente a través de Cablevisión. En algunos casos también fueron reemplazando coaxil por redes de fibra óptica. No es que tienen superposición total. Donde yo vivo, Telefónica no está. Es decir, a mí no me cambia nada que Telecom compre la empresa Telefónica. No es que me sacó un proveedor. Va a haber zonas en las que tal vez se superpongan, entonces los usuarios que tenían dos alternativas ahora tendrán una sola.

-A partir de que se analice el escenario actual, ¿si se detecta una posición monopólica se puede invitar a Telecom a desinvertir?

-Puede ser que en todo caso les exijan desinvertir en algunas zonas donde estuvieran los dos y donde no existiera otro competidor. Permitir que otras empresas accedan a la red. Es algo que se hizo cuando se aprobó la fusión de Cablevisión y Telecom. En algunas zonas Telecom vendió su red e infraestructura a otros proveedores. -El negocio ya está cerrado. Telefónica de España se desprendió de esta unidad y no hay retorno.

-Ya hizo clink caja. Lo que no va a suceder es que volvamos al 23 de febrero. Va a ser algo distinto, no sé qué. Antes este tipo de operaciones no se cerraban hasta que no hubiera una aprobación del gobierno. Eso cambió porque como todo era muy burocrático, estas operaciones demoraban años. Eso cambió y la aprobación oficial es a posteriori de la operación y no en forma previa.

 

La revolución Starlink

 

-¿Cuán revolucionario es el sistema Starlink en la Argentina?

-Starlink está teniendo un impacto muy fuerte en áreas no solamente rurales sino también en áreas suburbanas. De hecho, ya hay zonas donde no se puede activar el servicio residencial de Starlink porque está saturado. Entre esas zonas está el Gran Buenos Aires.

-¿El servicio tiene un precio competitivo?

-Muchos dicen que es muy caro, pero en Capital se paga por un servicio convencional $40.000, y Starlink cuesta $58.000. Con lo fundamental que es hoy este servicio, ya que hacemos todo con internet. Había gente en algunas zonas que pagaba $100.000 por una conexión de 100 megas, y ahora por $58.000 tiene 200 megas. Se acabó la historia. Después también ocurre que aún en el caso de Starlink se puede saturar si hay mucha demanda. Se excede la capacidad de la red. Supongo que en esto habrá más inversiones. No es solamente el satélite, también hay que tener estaciones en tierra para bajar la señal.

-¿La señal no va directo del satélite a la antena particular?

-Sí. Supongamos que estás en tu casa, tenés la antena y te conectás al satélite. Pero el satélite en algún momento tiene que bajar la señal a tierra para que vos entres y navegues por Google o a leer el diario. Si hay pocas bajadas, se hace un cuello de botella. Sé que están poniendo más. Pensemos que Starlink está en todo el mundo y Argentina es un mercado más. Tienen que hacer lo mismo en todos lados. Sí sé que Argentina pasó a ser un mercado muy importante en términos de conexiones. Están operando desde dos meses después de que asumió Milei. Eso marca que había una demanda insatisfecha muy grande. Probablemente el año que viene haya una competencia de Starlink, que es Amazon. Están en este momento lanzando satélites al espacio para tener una red equivalente a la de Starlink.

-¿También hay un salto tecnológico en los satélites?

-Esa es la gran revolución que hay en el negocio satelital, que está en un momento de cambio muy grande por la tecnología que se implementó en el modelo Starlink. Es básicamente muchos satélites, de hecho tiene más de 5.000. Antes se cubría todo el planeta con tres satélites por la distancia a la que estaban. Un satélite convencional está a 35.000 kilómetros, un satélite de Starlink está ubicado a una distancia que oscila entre 350 y 500 kilómetros. Eso logra dos cosas: que haya más ancho de banda porque al estar más cerca se pierde menos la señal, y lo otro es la latencia, es decir el tiempo de respuesta. Resumiendo, Starlink es una bendición para todos los usuarios que estaban en áreas alejadas, y una bendición para los que estaban en áreas suburbanas mal atendidas.


 

La empresa Star Link cambió el negocio de internet a través de su red de satélites. En breve podría aparecerle un competidor: Amazon.