Buena Data en La Prensa

El hombre light

Hace poco más de treinta años salía a la luz un libro que fue furor en las librerías de Buenos Aires.

El entonces joven psiquiatra, Enrique Rojas escribía “El hombre light”, ensayo que preanunciaba lo que marca con clara evidencia al nuevo siglo. Este es un libro de denuncia, comenzaba diciendo y mostraba una sociedad de la que emergía un tipo humano que “lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad”.Leámoslo con ojos del siglo XXI, todavía hay mucho jugo por sacar.

EL IDEAL ASÉPTICO

“El hombre light es frio. no cree en casi nada, sus opiniones cambian rápidamente y ha desertado de valores trascendentes”. Como decía Viktor Frankl, así como en la época de Freud el tabú era lo sexual, en nuestra época el tabú es el culto debido a Dios. No son muchos los que se animan a decir en un contexto laico, que son católicos practicantes o que rezan, por no ser tomados por ñoños o fanáticos. Podría aceptarse una vaga referencia a los ángeles, a la energía positiva, o a un un deísmo lavado, pero nada institucionalizado.

Pasó Navidad, pasó el día de los Reyes Magos y la Ciudad parece que casi no se enteró. Ni las vidrieras, ni las plazas, ni la ornamentación lumínica de las grandes avenidas mostraron como en otras épocas los símbolos navideños. Ni que hablar de ver un pesebre con la Sagrada Familia y los Reyes Magos. ¿Adónde habrán ido a parar los pesebres a tamaño natural que adornaban las plazas de la Ciudad en la época de De la Rúa?

Hace años que venimos perdiendo el espíritu navideño. Buena parte de la sociedad utiliza un inclusivo Felices Fiestas, no sea cosa que alguno se sienta incómodo por recibir un mensaje directo de contenido cristiano. Aunque todavía la mayoría sigue adhiriendo a la cena de nochebuena, no siempre se conserva en el centro, el significado religioso.

PSICOLOGÍA DEL ZAPPING

En su momento era el zapping televisivo que recién empezó a ser costumbre en los hogares argentinos en la década de los 90. La pasada de canal en canal transformó la televisión abierta en una pelea cuerpo a cuerpo por el rating. Hoy el viejo zapping tomó un nuevo cuerpo en los reels de las redes sociales. El algoritmo, luego de un poco de uso, comienza a detectar qué nos gusta y nos lo ofrece a raudales, pero también nos coarta la posibilidad de encontrar nuevos gustos. Selecciona por nosotros lo que seguramente nos gustará. Y allí nos quedamos por tiempo indeterminado, scrolleando. Quién ostentaba en la casa el manejo de esa herramienta de poder llamada control remoto hoy, posiblemente, sea la víctima esclavizada del algoritmo que elige por él.

Se pregunta el filósofo Muñoz Iturrieta “¿Y qué decir del flujo constante de imágenes y música que atrapa nuestra atención y nos obliga a percibir nuevas experiencias cada pocos segundos? El algoritmo de TikTok está afectando seriamente la atención de los niños y adolescentes. Los ejecutivos de la compañía china admitieron en el 2021 que los videos que duraban más de 60 segundos causaban estrés en el 50% de los usuarios dela red social ¿la razón? Según admitían muchos usuarios, estos no se podían concentrar por más tiempo.” Continúa explicando este autor, que esta red se dirige a un grupo etario que va de los 13 a los 40 años y que los problemas de atención no solo afectan a quien tiene su cerebro en desarrollo, sino que el flujo constante de información que ofrecen plataformas de este tipo, influye en los procesos cognitivos, en el comportamiento y en la arquitectura neural de cerebros adultos.

LA VIDA AJENA ROTA

“Las revistas del corazón están de moda” decía Rojas, “Da la impresión de que los muchos consumidores no se sacian de información de este tipo, quieren más”, “El personaje se fabrica, lo hacen los medios de comunicación. Si en las revistas del corazón se descubre la vida de la gente sana, normal, una persona cualquiera, eso no vende, no interesa. Solo vende lo morboso, lo sensacionalista y lo trágico”. Desde los noventa a hoy, a las revistas y programas de chimentos, les salieron nuevas competencias digitales. Lo público y lo privado, coexisten en un campo difuso. Desnudarse y ser desnudado, no solo físicamente, pasó a ser moneda corriente y hasta hay como un cierto descaro en exponer debilidades, falencias y pecados, en aras de la espontaneidad y la frescura. El emotivismo y la exposición pública hicieron una explosiva pareja que atrae espectadores.

VOLVER A LOS VALORES

Rojas nos sugería volver a los valores y proponía un trabajo personal: educar los instintos y las pasiones, tener criterios para dividir el bien del mal e intentar el bien colectivo y el propio sin una competencia desaforada, “una moral educada en los principios naturales, que es capaz de elevar el vuelo hacia los sobrenaturales; y una cultura que lucha por no estar pegada a la televisión (hoy diríamos, a las pantallas, en general) como elemento casi único de nutrición intelectual”.

Valores que se hacen carne propia cuando se transforman en virtudes, en hábitos que, por repetidos, terminan siendo como una segunda naturaleza. Vaya un homenaje para Enrique Rojas y unos consejos de año nuevo y esperanzas de cambio.

El mito del progreso indefinido ya no es creíble. “No hay verdadero progreso si este no se desarrolla con un fondo moral”.

El lector podrá seguir a Buena Data en:

YouTube: /BuenaDataOk

Instagram: @buenadata

buenadata.ar