HISTORIAS DE HEROES ANTIGUOS Y DILEMAS ETERNOS
El hombre ante la desventura
Francisco José Appiani, médico psiquiatra, habla de la antología de relatos y poemas que acaba de publicar, ‘Epica y redención’, donde explora los grandes temas de la condición humana: el miedo, el heroísmo, la pérdida, la fidelidad y la muerte.
Un regreso a los héroes antiguos y la forma en que afrontaron la desventura o incluso la muerte es lo que propone Francisco José Appiani en Epica y redención (Autor, 42 páginas), un libro que marca el debut literario de este médico psiquiatra, docente e investigador en el Hospital de Clínicas, que está convencido de que los clásicos tienen aún mucho para decir al hombre moderno sobre “el sentido de la vida”.
Appiani, médico especializado en la salud mental y en las neurociencias, ofrece una antología de relatos y poemas basados en personajes que atraviesan situaciones muy humanas. Detrás de esas historias, que nos devuelven a la Ilíada o a la sombra del Gólgota, late la intención de arrojar algo de luz sobre los dilemas del alma que son eternos.
“El punto que une a los relatos es contemplar al ser humano ante la desventura, ante la adversidad, y ante la propia muerte”, confirma en una entrevista con La Prensa el médico, que por ahora publicó su libro en Amazon en formato Kindle, pero anticipa para este mes una tirada también en papel.
Appiani explora en una decena de textos los grandes temas de la condición humana, como el miedo, el heroísmo, el amor perdido, la fidelidad, el sentido del dolor, la memoria y la gratitud, y lo hace inspirado en los mitos clásicos, en figuras históricas o vivencias contemporáneas.
“La adversidad es explorada desde la incomprensión y el dolor, pero también desde sus aspectos transformadores”, según adelanta en el prólogo. Porque esa adversidad “no es un mero accidente, sino una condición inevitable de la vida”.
CLASICOS
En diálogo con La Prensa explica que “los clásicos tienen un mensaje humano muy directo, muy profundo, que ha sido dejado de lado, y que sin embargo todavía tiene mucho para decir al hombre de esta época, en particular sobre el sentido de la vida”.
De sus palabras se deduce que ese sentido, para él, se ha perdido. “Hoy vivimos en una época de enorme superficialidad, con una búsqueda constante de la juventud eterna, de la belleza eterna. Hay pavor al envejecimiento y a la muerte. La muerte está negada completamente”, sostiene.
El médico, que había escrito antes diversos libros sobre su especialidad, como La hora de oro en las urgencias psiquiátricas, y que se lanzó a escribir estas historias como “un ejercicio de catarsis”, lo comprueba a diario.
“En la práctica médica veo personas de 40 o 50 años, adultos ya totalmente hechos, que no han ido nunca a un velorio o incluso que no han tenido pérdidas significativas, en parte porque la vida se ha prolongado. Y la muerte está completamente escondida para esas personas, a pesar de ser inevitable”, dice.
Al ahondar en su análisis, describe a “las redes sociales como la Caverna de Platón, donde cada uno muestra imágenes que no tienen absolutamente nada que ver con su vida real, pero los otros las consumen y hasta confunden con la realidad”.
Appiani aprecia que esa banalización de la vida se da en paralelo con un empecinamiento de la ciencia en prolongar la existencia humana. Y, en una de las historias que figuran en su nuevo libro, “El médico de un dios, Filippo de Arcanania”, llega a decir que “ser inmortal es el peor destino de una persona”, una idea que dice haber tomada prestada de Borges.
Pese a lo que podría pensarse, el médico responde que sus cavilaciones sobre la adversidad y la muerte no surgieron tanto de su consultorio como de la simple observación.
“En la práctica profesional -aclara-, cuando se debe acompañar a una persona con una enfermedad difícil o terminal, es fundamental mantener el ánimo y el optimismo”, mientras que en estos relatos “la confrontación con estas situaciones críticas está expuesta de un modo crudo, con una aceptación completa de los personajes para enfrentarse a lo irremediable”.
El primero de los cuentos, que se titula “El león y el lobo”, tiene algo de esto. Trata sobre el encuentro de Atila con el papa León a las puertas de Roma, que salvó a la ciudad de la invasión. Appiani cuenta que “ese relato, que alude a León Magno, fue escrito antes de que eligieran al papa actual, que adoptó el nombre León. Es una casualidad total”.
Entre los protagonistas hay guerreros, médicos y reyes, padres y amigos, pero también místicos e incluso el mismo Cristo crucificado, al que se alude a partir de un poema de Chesterton titulado A Prayer in Darkness (Una plegaria en la oscuridad).
Appiani atribuye estas alusiones a la educación religiosa que recibió en su familia desde niño, aunque no se considera hoy un religioso practicante.
Además de las Sagradas Escrituras, que leyó desde joven en ese ámbito familiar religioso, Appiani dice encontrar su inspiración en libros como “la Ilíada y la Odisea, Homero o los Homero, no sabemos, la Eneida, Las Mil y una Noches, los escritores persas, en particular Ferdousí, algunos versos de Avicena…”.
Es por eso, según cuenta, que a su libro, Epica y redención, le agregó un subtítulo que es “Memorias de la llama antigua”. Sin embargo, ese espectro de autores que tiene como referencia es más amplio y a lo largo del diálogo menciona a “Dante y Borges, los poetas españoles, Juan Ramón y Khalil Gibrán, y también los poetas ingleses, en particular Tennyson”.