El futuro de la IA en educación: el caso británico

En un mundo donde la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados, su integración en la educación universitaria es uno de los temas más candentes del ámbito académico actual. De esto se ocupa un informe reciente, publicado a mediados de febrero, titulado "¿Proveer o castigar? Las opiniones de los estudiantes sobre la inteligencia artificial generativa en la educación superior", que fue elaborado por el Instituto de Política de Educación Superior (HEPI) británico. Se trata de un trabajo que busca arrojar luz sobre las actitudes de los estudiantes universitarios en el Reino Unido hacia las herramientas de inteligencia artificial generativa (IA) aplicadas en sus estudios.

Este trabajo, basado en una encuesta a 1250 estudiantes universitarios británicos, presenta algunos hallazgos muy interesantes que intentaremos abordar a continuación, esperando que puedan aportar alguna orientación para el abordaje de este tema candente en la actualidad educativa argentina.

En primer lugar, más de la mitad de los estudiantes encuestados (53%) confirma que ha recurrido a la inteligencia artificial generativa para recibir ayuda con sus asignaturas. El uso más común que le dan es el de un 'tutor privado de IA' (36%) que ayuda a explicar conceptos. Más de una octava parte de los estudiantes (13%) utiliza la inteligencia artificial generativa para generar textos que luego presenta como propio, pero afirman que editan el contenido antes de enviarlo. No obstante, el 5% de los estudiantes confirmó que incluye texto generado por IA como propio sin editarlo personalmente.

Por otro lado, más de un tercio de los estudiantes que han utilizado la inteligencia artificial generativa en el Reino Unido (un 35%) desconoce con qué frecuencia ésta produce datos, estadísticas o citas inventadas (lo que el reporte define también como 'alucinaciones').

En cuanto al acceso, el reporte señala que podría estar surgiendo una 'brecha digital' en el uso de la IA. Casi tres quintas partes de los estudiantes de nivel socioeconómico medio alto y alto (58%) utilizan la inteligencia artificial generativa para sus asignaturas, en comparación con sólo la mitad (51%) que pertenece a niveles socioeconómicos medios y medio bajos. Aunque esto tenga poco que ver con nuestra realidad, el informe consigna que aquellos estudiantes británicos de ascendencia asiática son mucho más propensos a utilizar IA generativa que los estudiantes blancos o negros.

Al no contar todavía con normativas ni regulaciones, ¿cuáles son los límites que los estudiantes se imponen a sí mismos sobre su uso? La mayoría de ellos consideran aceptable utilizar la inteligencia artificial generativa para explicar conceptos (66%), sugerir ideas de investigación (54%) y resumir artículos (53%), pero solo el 3% piensa que es aceptable usar un texto generado por la IA en un trabajo sin edición previa. En línea con qué es aceptable y qué no, la mayoría (63%) cree que su institución tiene una política clara sobre el uso de la IA, mientras que sólo el 12% piensa que es más bien borrosa. No obstante, la mayoría de los estudiantes (65%) cree que la institución en la que estudian es capaz de diferenciar un trabajo producido por IA de aquel que no lo es. Lo cierto es que el 30% de los estudiantes manifestó que estas instituciones deberían proporcionar más herramientas de IA, en contraste con el 9% que se manifestó satisfecho por cómo se está llevando este tema en su universidad.

¿Qué creen que les depara el futuro a estos estudiantes en relación con la IA? Casi tres cuartas partes (73%) esperan poder usarla después de terminar sus estudios, principalmente para traducir textos (38%), mejorar contenidos escritos (37%) y resumir textos (33%), mientras que un importante 19% espera usarla para generar texto, un tema, como vimos, controversial.

Aunque este debate en el Reino Unido parece un poco alejado de lo que ocurre en Argentina, tarde o temprano también deberá darse en el ámbito académico nacional. Si bien la inteligencia artificial generativa ofrece una serie de oportunidades y beneficios en el ámbito educativo, su adopción plantea desafíos y preocupaciones importantes, especialmente respecto a la brecha de acceso a estas tecnologías (que será probablemente más acusada en nuestro país que en el Reino Unido), y a ofrecer garantías para una implementación ética y equitativa.