El fútbol, apenas una excusa

El entretiempo

Por María Carman

Híbrida Editora. 101 páginas.

Deporte, pasión, producto de consumo masivo, esencia misma del espíritu de algunos pueblos, el fútbol todo lo permite en su enorme generosidad. Cualquier historia puede montarse sobre sus hombros y usarlo como recurso de seducción, como estrategia ganchera. El resultado, sin embargo, no siempre es alentador.

Después de surcar las páginas de El entretiempo queda la sensación de que el fútbol está de más. Que la historia principal, el nudo argumental de la novela, podría haber prescindido del noble juego de la pelota.

El fútbol surge entonces como un señuelo. La historia principal discurre por otros carriles. Una mujer relata en primera persona la desaparición y asesinato de su madre embarazada durante la dictadura. Sospecha que tiene una hermana, un ser sin rostro que deambula por las calles de Buenos Aires y a la que, tal vez, nunca llegará a conocer.

En eso de restañar heridas, la protagonista descubre que en su barrio vive el represor que liquidó a su madre. El indulto lo ha dejado libre. Lo encuentra pero no lo enfrenta. Y a partir de ese momento comienza a pergeñar la manera de concretar su venganza. Necesita hacerlo para darle un cierre a su existencia vacía.

Un partido entre Platense y Chacarita oficia como telón de fondo para ese devenir de momentos en los que la protagonista sopesa posibilidades para ejecutar su plan. Y allí se mezcla el barrio de Vicente López, sus personajes, las costumbres de la tribuna y el siempre generoso fútbol.

En el diario íntimo la protagonista revela sus pensamientos, la angustia de un pasado lacerado por la represión y el paso a paso de un plan que supone sanador. Cómo lo llevará adelante y las consecuencias del mismo son clave en el desenlace de la novela. Y siempre ahí presente el fútbol como invitado a una ceremonia que no le pertenece.