El fin de un mandato
La aplastante derrota que sufrió el presidente Javier Milei no tiene demasiadas interpretaciones posibles. Ha sido una catástrofe para el Gobierno nacional, aunque la convocatoria haya sido para elegir legisladores provinciales. Por eso, la esperanza de que la elección de diputados nacionales de octubre tenga otro resultado suena ingenua, por decir lo menos.
El propio Milei había planteado la votación como un plebiscito y es el único responsable de lo que pasó. Ni las denuncias de corrupción, ni las peleas generadas entre personajes menores por el armado político, ni los insultos, ni el discurso agresivo, ni la totalidad de los medios de comunicación en contra fueron factores decisivos.
La causa principal de la debacle fue, como de costumbre, la economía y esa es la mayor amenaza para el Gobierno. Lo repudiado fue el plan de ajuste por el que un 56% de los votantes se había inclinado hace menos de dos años. Los mismos que habían votado a favor de la motosierra, ayer votaron en contra. Le quitaron el mandato del ajuste. Le sacaron la escalera y en el mismo acto resucitaron a Cristina Kirchner.
El Presidente, sin embargo, atribuyó lo ocurrido a errores políticos y prometió insistir con las políticas fiscal, monetaria y cambiaria. La gran pregunta es si estará en condiciones de hacerlo. La primera respuesta la darán hoy los mercados a partir de las 10.
Las consecuencias del revés electoral de Milei son imprevisibles, pero no inimaginables.
El actual gobierno es su plan de estabilidad. Nada más. Si no puede podar el gasto público para evitar la emisión monetaria, no estará en condiciones de frenar la inflación, su único logro indiscutido. A lo que hay que agregar que, sin respaldo político, toda la ingeniería financiera que había armado Luis Caputo para evitar el emisionismo quedó lógicamente al borde del colapso.
Las presiones de los gobernadores, la voracidad fiscal de los políticos y los reclamos de los partidos en el Congreso van a resultar imparables. En la pelea con la dirigencia por la caja, el Presidente tiene ahora más chances de perder que nunca porque está más débil. La sanción del presupuesto 2026 en el Congreso será una ordalía que difícilmente supere. La gobernabilidad entró en terapia intensiva.
El repudio a la motosierra fue la novedad más importante de la jornada. Hasta los productores rurales, que es vieron beneficiados por la baja de las retenciones, votaron en contra del Presidente.
Para poder seguir reduciendo el gasto público necesitará como al principio de su gestión un acuerdo con los gobernadores no kirchneristas, pero lo hará desde una posición más compleja. Pullaro, Llaryora y los demás aumentarán las presiones ante la adversidad del gobierno federal. Ese, de todas maneras, es el escenario más favorable para la gobernabilidad.
Si el kirchnerismo ya ha propuesto iniciarle juicio político en el Congreso a Milei por los más diversos motivos, ahora que las urnas le dieron el primer golpe, redoblará sus esfuerzos, lo que constituiría el primer paso en dirección del caos económico e institucional.