Fue oficialmente cerrado el último año, pero la Secretaría de Cultura mantiene el edificio abierto

El ex museo del Traje, testigo de la moda

"Una colección a puertas cerradas, que no se usa, no tiene ningún sentido", afirmó a La Prensa Valeria Crespo, coordinadora del Área de Educación de Programas Públicos y Comunitarios del ex museo Nacional de la Historia del Traje, ahora llamado Colección Histórica del Traje Argentino, situado en la calle Chile 832.

Situado en el corazón de la ciudad, el establecimiento se erige como un guardián del legado textil en Argentina, un lugar donde cada prenda cuenta una historia y cada puntada revela un contexto social, económico y cultural. Sin embargo, este espacio de memoria y aprendizaje se encuentra en una encrucijada crítica. Mientras sus salas albergan exposiciones que deslumbran a visitantes de todas las edades, la sombra del cierre planea sobre el museo, generando incertidumbre sobre el destino de su valiosa colección y el futuro de su misión.

Cabe recordar que el ex museo del Traje fue oficialmente cerrado por el Gobierno Nacional mediante la resolución 677/2024, publicada en el Boletín Oficial el 7 de octubre de 2024. Sin embargo, la Secretaría de Cultura decidió mantener el edificio abierto al público indefinidamente. La colección del museo, que abarca desde el siglo XVIII hasta la actualidad, así como su archivo, biblioteca y personal, fueron transferidos al Museo Histórico Nacional (MHN). 

Recientemente, el establecimiento ha inaugurado una muestra dedicada a la sastrería, un oficio que ha evolucionado a lo largo de los siglos y que refleja los cambios en la sociedad y en los roles de género. Valeria Crespo recibió a La Prensa para una guía a través de la exposición, revelando detalles fascinantes sobre las piezas exhibidas y su contexto histórico.

"Esta muestra en particular es de sastrería", explicó Crespo, "la curamos para que se perciba este legado textil en un contexto de revitalización de la confección, conectando el pasado con el presente”.

La exposición no solo celebra la habilidad y el arte de los sastres, sino que muestra también cómo las técnicas y los estilos han evolucionado y cómo la moda circular está recuperando la premisa de lo vintage, donde la calidad de las telas y la hechura artesanal son protagonistas. Uno de los aspectos más destacados de las prendas exhibidas en la muestra es la evolución de la indumentaria masculina, desde la chupa o chaquetilla del siglo XVIII hasta los trajes contemporáneos. "Lo que vamos a ir viendo es cómo van perdiendo sus adornos y se van cada vez más simples", comentó Crespo, refiriéndose a la influencia de la Revolución Francesa y la "Gran Renuncia", un proceso en el que los hombres renunciaron a la coquetería y el adorno, principalmente, en la moda y en la apariencia masculina. Así, se abandonaron los atuendos extravagantes y lujosos de la aristocracia, como pelucas, telas costosas y adornos elaborados, para adoptar un estilo más sencillo, práctico y austero, reflejando los ideales de igualdad y sobriedad de la Revolución.

La exposición también aborda la importancia de las telas y los materiales en la sastrería. Crespo señaló que, si bien Argentina es un gran proveedor de materia prima, “muchas de las telas utilizadas en la confección de trajes de alta calidad son importadas, principalmente de Gran Bretaña y Francia”.

COMODIDAD O DEFORMACION

La muestra también destaca el papel fundamental de las mujeres en la historia de la moda. La especialista explicó cómo, a partir de la Revolución Francesa, las mujeres van a “marcar el vector de la moda, porque si uno quiere saber cómo evoluciona la silueta, lo va a hacer con la figura femenina". "La moda masculina de la Revolución Francesa se caracterizaba por ciertos rasgos distintivos. Los fracs, por ejemplo, tendían a ser más sencillos en su diseño. Los pantalones, concebidos para montar a caballo, eran ajustados, similares a las calzas. Esta particularidad se aprecia claramente en la imagen icónica de Belgrano, donde parece llevar unas calzas color nude. Complementando el atuendo, las botas aportaban un toque de elegancia, definiendo un estilo dandi en su totalidad”, señaló la coordinadora.

Luego agregó que “Aunque la influencia masculina es notable en este contexto de cambios políticos e institucionales, las mujeres jugarán un papel precursor aún más significativo. Esto se reflejará en la popularización de vestidos de corte imperio, caracterizados por su talle alto, justo debajo del busto, una variación del tradicional corte princesa”.

La evolución de la moda no siempre estuvo exenta de sacrificios. Con el posterior regreso de las monarquías europeas, las mujeres comenzaron a utilizar prendas que deformaban el cuerpo, como corsets, crinolinas y polizones, en contraposición a la comodidad y libertad que caracterizó la moda pocos años atrás.

En el recorrido, Crespo menciona un dato no menor sobre la moda infantil de aquella época al señalar que “los niños se vestían exactamente igual a sus padres, no había una moda infantil".

Esta similitud en la vestimenta reflejaba la estructura social de la época, donde los niños eran considerados adultos en miniatura. Crespo explicó que incluso las niñas de clase alta utilizaban corset a partir de los seis o siete años, lo que evidencia la falta de una moda infantil diferenciada.

Sin embargo, la ropa para los menores fue evolucionando con el tiempo, adaptándose a los cambios en la sociedad y en la concepción de la infancia. En la actualidad, se observa un fenómeno curioso: los niños vuelven a vestirse de manera muy similar a sus padres, aunque con prendas más cómodas.

APRENDIZAJE

Más allá de las exposiciones, el ex museo del Traje se destaca por su enfoque didáctico y su compromiso con la interacción con el público. El establecimiento cuenta con un área educativa que ofrece réplicas de prendas y accesorios que los visitantes pueden probarse, desmitificando la idea de que en los museos "nada se puede tocar".

Esta filosofía del ex museo, se extiende a todas las edades, desde los niños que disfrutan disfrazándose con galeras y peinetas, hasta los adultos que pueden experimentar la sensación de usar un corset del siglo XIX.

El establecimiento también busca conectar con la comunidad a través de proyectos especiales, como el archivo de "Memorias Sastreras". “Le pedimos a los visitantes que nos dejen una historia vinculada al uso del traje en sus familias”, destacó Crespo que durante el recorrido por la instalación señaló la importancia de este tipo de iniciativas para preservar la memoria oral y construir un relato colectivo en torno al patrimonio textil.

INCERTIDUMBRE

A pesar de su valioso trabajo de preservación y difusión del patrimonio textil, el Museo de la Historia del Traje enfrenta un futuro incierto. El cierre de su sede actual es una posibilidad latente, lo que genera una gran preocupación entre su equipo de trabajo y la comunidad.

Crespo explica que, si bien se espera que el equipo de trabajo y la reserva técnica permanezcan en el lugar, el resto del edificio se transformaría en un centro cultural de teatro emergente. Esta situación plantea interrogantes sobre el futuro de las exposiciones y el acceso del público a la colección del museo. Cabe recordar que el acervo del establecimiento está conformado por más de 9000 piezas -entre vestidos, pantalones, calzados, objetos de uso cotidiano, fotografías, molderías y otros materiales gráficos vinculados a la moda- que van desde el siglo XVIII hasta la década de 1980. Además, se incluyen objetos de figuras históricas relevantes como el traje de diplomático de Miguel Cané o prendas de vestir de figuras emblemáticas del canto como Carlos Gardel y María Nieves, entre otros.

A pesar de la incertidumbre, el equipo del ex museo se muestra esperanzado en poder seguir difundiendo su patrimonio y conectando con la comunidad. Se estarían realizando gestiones para trasladar parte de las exposiciones al Museo Histórico Nacional y se proyectaría allí la apertura de una muestra en una de las salas del Circuito de Espacios Culturales (CEC).

Más allá de la buena disposición para colaborar y brindar un espacio para las exposiciones del ex museo del Traje, el cierre del establecimiento implica una gran pérdida para la comunidad que se vería privada de la posibilidad de conectar con sus raíces y comprender la evolución de la sociedad a través de la indumentaria.