El latido de la cultura­

El diario del lunes­

­Querido lector: tal vez esté leyendo estas líneas impresas en la edición dominical de La Prensa, sentado cómodamente en la mesa del comedor de su casa, acompañado de una taza de café y dos o tres medialunas. O quizás acceda a mi columna a través del portal electrónico de este diario a través de su teléfono móvil. En cualquier caso, es poco probable que lea estas líneas un día lunes. Por tal razón me permitiré hablar en tiempo presente: hoy es domingo 18 de diciembre. Y el acontecimiento más destacado de la jornada probablemente sea que el seleccionado argentino de fútbol disputará contra Francia la final del vigésimo segundo Campeonato Mundial de la FIFA.­

En el día de hoy, desde muy temprano el aire estará cargado de expectativa, de alegría, de entusiasmo. Un singular estado de ánimo poseerá a gran parte de los habitantes de nuestro suelo. Hasta las doce del mediodía, horario del comienzo del partido, nos recorrerá por todo el cuerpo una eléctrica conjetura: ¿Y qué si salimos campeones del mundo? Con el diario del lunes cualquiera es Gardel. Pues bien, escribo este texto un jueves. No solamente desconozco quién ganará hoy al mediodía sino también qué consecuencias traerá una derrota o una victoria. Lo que tengo es imaginación.­

Si ganamos, por ejemplo, veo un carnaval a escala nacional. Veo un país parado por el festejo, una alegría tan grande que para muchos adquirirá una forma similar a la felicidad. Gente enfervorizada reunida para celebrar en casas de familiares o amigos, como en las Fiestas de fin de año pero diferente. Veo una sobremesa interminable que derivará en cena con chapuzones y manguerazos en una tarde calurosa, la última del primer Mundial del calor. Veo a un Messi coronado, que finalmente habrá igualado (o incluso superado) a Maradona. Escucharemos bocinazos durante toda la noche, con boliches y restaurantes abiertos, con madres que cargarán a sus hijos en brazos durante los festejos, con gente bailando en las avenidas. Una enorme conmoción. Pero también mucho alcohol y descontrol. Y un lunes donde muchos no llegarán a sus trabajos.

Ojalá ganemos el Mundial pero que no haya accidentes en las rutas ni gente alcoholizada al volante ni tragedias absurdas de ningún tipo. Tampoco vivos pasándose de la raya ni imbéciles tratando de dar la nota. Ojalá ganemos el Mundial no porque éste pueblo necesite una alegría sino tan solo porque es bello y contagia ver a un pueblo tan futbolero celebrando alegremente. 2 a 1. O 3 a 0. O por penales.­

HEROE­

Pero no puedo dejar de imaginar lo opuesto en el caso de que la Argentina pierda. Un pueblo abatido pero orgulloso de este equipo y de su capitán. Veo la bronca de no haber podido tomarnos revancha de Francia. Veo un seleccionado bicampeón mundial con un Kylian Mbappé con dos mundiales en su haber con tan solo 23 años. Veo una depresión generalizada directamente proporcional a la ilusión generado por esta Scaloneta. Veo una herida cuya cicatrización llevará tiempo. Veo un Messi al borde del retiro, pero que habrá dicho adiós en su más alto nivel y que dirá adiós como un héroe. Veo un equipo que será bien recibido y un pueblo que quizás pueda recoger una enseñanza: la del valor del sacrificio y del trabajo en equipo.­

Pero no tengo el diario del lunes sino el del domingo. Lo dejo sobre la mesa, enciendo el televisor y la nota de tapa del día siguiente comienza a escribirse sola.