El desafío de romper la polarización

 

POR CARLOS MANSUR  *

Todos sabemos que los extremos no son buenos, no es bueno el kirchnerismo recalcitrante fracasado ni el actual gobierno que tiene un desapego preocupante por la institucionalidad y un modelo de canibalismo capitalista preocupante. Pero no todo es malo y desesperanzador, porque un grupo importante de intendentes de gestiones impecables ha tomado la decisión de crear “Somos”, que es sin duda, una alternativa moderada frente a esta falsa dicotomía de neo-anarcoliberalismo y el depredador kirchnerismo.

Los argentinos hemos demostrado ser expertos en dicotomías. Desde los históricos enfrentamientos entre unitarios y federales, hasta los personalistas y antipersonalistas, nuestra historia está marcada por divisiones. Un momento significativo ocurrió cuando Ricardo Balbín, frente al ataúd de Juan Domingo Perón, expresó: “Este viejo adversario viene a despedir a un amigo”, ofreciendo una perspectiva de reconciliación en un conflicto que, en su momento, parecía no tener sentido.

Luego vinieron otros episodios, como el cajón de Herminio Iglesias, la figura de Alfonsín y, una vez más, una sociedad fracturada. El neoliberalismo llegó, impulsado por el peronismo de Menem, y con el kirchnerismo apareció una grieta aún más profunda. Hoy, nuestra sociedad se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado, en la empuñadura de la espada está Javier Milei, con sus políticas anarco-liberales de ajuste y destrucción del Estado; y en la punta filosa, el kirchnerismo.

Es desconcertante contemplar cómo una figura con la responsabilidad del presidente de la República -el administrador general de la nación, según nuestra Constitución- proclama la necesidad de destruir el Estado. Este discurso resulta preocupante, máxime cuando el kirchnerismo ha demostrado ser responsable de profundas crisis que han llevado al país a la ruina y al descalabro en la provincia de Buenos Aires por la gestiones del peronismo.

La incoherencia de ciertos actores políticos ha generado una interminable cantidad de heridos y disconformes de todas las orientaciones. Sin embargo, esta desilusión ha contribuido a la formación de una nueva fuerza que, esperemos, sea una sorpresa en las próximas elecciones: “Somos”. Aunque es un pequeño destello de esperanza frente al populismo de derecha del pasado y del presente, sería simplista considerar que hay populismo de izquierda. A menudo, este último se ha disfrazado de agendas progresistas, y el kirchnerismo es un claro ejemplo de ello. La utilización de fondos públicos para proyectos millonarios.

En este contexto, representa una luz por la cual vale la pena apostar. Constituido por personas íntegras y líderes de calidad, esta agrupación no está manchada por la corrupción ni representa a la antigua política. Aunque no es perfecta y hay voces críticas dentro de sus filas, esta alternativa se distancia significativamente del desastre inmoral que encarna el oficialismo y el kirchnerismo.

La esperanza es lo último que se pierde, y en un momento en el que el actual jefe de Estado desprecia la institucionalidad y descalifica a la vicepresidenta electa por el voto popular, esta instalando la idea de que si "piensas distinto a ellos, eres enemigo"; no podemos permitir esta narrativa predominante.

Afortunadamente hoy tenemos una opción, por favor, y esto va para los dirigentes de “Somos”. Ellos deben comprender el tamaño de la responsabilidad y el rol que la historia les está otorgando para no arruinar esta nueva experiencia. No hay dicotomía ya en el cuarto oscuro los bonaerenses tendrán una opción y esa opción se llama “Somos”.

* Afiliado a la UCR de Junín, provincia de Buenos Aires.