La Fundación Sí brinda la oportunidad a cientos de jóvenes para seguir con sus estudios universitarios

El desafío de brindar contención social

La Prensa dialogó con Manuel Lozano sobre la compleja trama de quienes viven en la calle. La edad etaria bajó, producto de las adicciones y la falta de proyectos a futuro.

Una sensación creciente, una percepción que se vuelve ineludible en el trajín diario de la ciudad, fue el motor de esta entrevista. La imagen de personas en situación de calle parece multiplicarse y, con ella, un cambio en los rostros, en las edades, en las historias que se adivinan detrás de cada mirada.

Ya no se trata únicamente de la figura que el imaginario colectivo podría haber etiquetado como "linyera"; la vulnerabilidad se ha diversificado, extendido sus tentáculos hacia perfiles antes impensados. Para ahondar en esta cruda realidad, para intentar comprender sus matices y, sobre todo, para conocer el trabajo de quienes se enfrentan a ella día a día, La Prensa dialogó con Manuel Lozano, cara visible de la “Fundación Sí”.

Durante cada noche, voluntarios de la ONG recorren la ciudad para brindar un plato de comida caliente y dar algunas palabras de aliento a las personas que se encuentran durmiendo en la calle. Son los que no han querido ir a los paradores de la ciudad y eligen ir a dormir a la interperie, bajo algún resguardo provisorio. "Durante el día, la cantidad de personas se multiplica porque están los que están revolviendo basura o están pidiendo asistencia. Hay una población mayor, que no a todos ellos encontramos después en la noche cuando hacemos nuestros recorridos", distinguió “Manu” cómo se lo apoda entre los voluntarios de la ONG.

La noche despoja la realidad de sus capas. En las recorridas que la fundación realiza desde las 20 a las 23 horas, el encuentro es con el núcleo más duro de la exclusión. "Desde el 2009, que fue la primera vez que yo salí a caminar en la calle y a hacer esto, voy visualizando una problemática compleja, que no es solo de Argentina, y que realmente es muy difícil de abordar", explicó el voluntario.

Sin embargo, en nuestro país, las variables se han ido agravando. Con la perspectiva que le dan más de quince años de trabajo, Manu aseguró que "No es la misma población que nosotros encontramos en el 2009 con la que nos encontramos ahora".

Según el joven, dos factores han irrumpido con una fuerza devastadora a la situación de la población en situación de calle. "Cada vez llegan más jóvenes a la calle y toda la problemática de las adicciones ha influenciado muchísimo en esta situación”, señaló Lozano.

Al ser consultado sobre cómo era el escenario cuando la fundación comenzó su labor, Manu señaló que "Primero han ido ingresando nuevas drogas. Cuando nosotros arrancamos en el 2009, no se hablaba tanto del Paco como se habla ahora".

Este fácil acceso ha provocado un cambio paradigmático en la relación entre el consumo y la vida en la calle. Manu lo detalló con precisión al asegurar que "Cuando nosotros arrancamos, era más una consecuencia en muchos casos. Es decir, llegó a la calle y terminó consumiendo. Hoy hay una problemática importante de consumo como causa del terminar durmiendo la intemperie". La adicción ya no es solo el refugio final, sino el motor que expulsa a muchos jóvenes directamente al asfalto.

UN FLAGELO NACIONAL

"La droga ha llegado absolutamente a todos los lugares de la Argentina", resaltó Lozano en otro momento de la entrevista. Su experiencia a partir de recorrer todas las provincias como miembro de Fundación Sí le permitió observar las causas subyacentes.

"La crisis económica, la falta de oportunidades, las historias de dolor, de abuso, de angustia", subrayó el voluntario al enumerar algunas de las razones que persisten en las historias de las personas en situación de calle.

Ante este panorama, la pregunta sobre cómo se prepara la fundación para intervenir es inevitable. Lozano es categórico y su respuesta reorienta el foco para dar una respuesta certera a esta problemática. "El trabajo importante es el de la prevención para que no lleguen a la calle. Ahí es donde hay que fortalecer el trabajo. Esto lo digo porque la reinserción es una batalla cuesta arriba. Una vez que una persona está hace muchos años durmiendo en calle, la reinserción es mucho más compleja", señaló Manu.

Luego agregó que “No hay más abajo que dormir en la calle".

Por eso, según Lozano, el esfuerzo más efectivo debe ser previo. Para quienes ya están en la calle, el abordaje se vuelve "un trabajo artesanal, de acompañamiento, de uno por uno para que se puedan ir poniendo de pie".

Para la ONG, se trata de un seguimiento cercano por parte de los voluntarios, "pero que, obviamente, lleva muchísimo más tiempo y que va dependiendo un poco del ir viendo cómo va esa persona de a poquito rearmándose".

RED DE ESPERANZA

Sin embargo, la labor de Fundación Sí no se agota en la calle. Su proyecto más ambicioso apunta directamente a esa prevención que Lozano defiende. La ong sostiene una red de 26 casas que funcionan como residencias universitarias gratuitas.

Hoy, "cerca de unos 800 estudiantes" viven en estas casas mientras cursan sus carreras. Este proyecto, que "sigue siendo todo a pulmón", es la materialización de esa idea de que el trabajo previo es el más importante.

Lozano lo resume señalando que "puedan tener una perspectiva a futuro, que se sientan motivados con empezar a construir una realidad diferente. Es difícil y complejo, lleva tiempo, pero cuando los más jóvenes van teniendo oportunidades, ya el rumbo cambia".

El acceso a estas residencias es un proceso riguroso. Al momento, la fundación ya está entrevistando a los postulantes para el ciclo 2026. La demanda es abrumadora. "Hoy hay más de 2.000 inscriptos”, señaló el voluntario que también destacó que a cada uno de los postulantes se le realiza una entrevista individual.

Una de las claves del programa es un curso en enero, donde los ingresantes se mudan a Buenos Aires. "Hacemos un mes muy intensivo, con más o menos 10 horas de clase por día, para lograr intentar acortar la brecha entre el secundario y la universidad, para que realmente el ingreso sea posible", enfatizó Manu.

El objetivo es que "cuando lleguen a la universidad no sea tanto el salto, que de todas formas lo es, pero intentar que ese golpe no sea tan fuerte".

Esta preparación es vital porque, como explicó Lozano, "hay un montón de conocimientos que la universidad ya los da por sabido y que en la práctica no ocurre". Es un esfuerzo por nivelar el punto de partida, proveyendo herramientas que van desde la redacción hasta conocimientos que, en algunos casos, "deberían haber visto en primaria".

Por otra parte, Lozano identificó una carencia motivacional en el sistema que va más allá de lo académico. "Creo que desde lo motivacional falta un fuerte incentivo en donde los chicos puedan encontrar una inspiración para seguir adelante y mejorar su situación y la de su familia", explicó el voluntario.

Luego añadió que el desafío de seguir estudiando "moviliza a todo el entorno familiar", ya que implica que no contarán con un par de manos extras para trabajar y ayudar en la subsistencia. Es una apuesta a largo plazo en una sociedad que exige resultados inmediatos. "El impacto, en el caso de la universidad no es inmediato. Requiere de mucho esfuerzo, de mucho sacrificio, pero después los logros se empiezan a ver", señaló el joven.

La distribución geográfica de las 26 casas es notablemente federal, cubriendo casi todas las regiones del país, incluyendo Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Formosa, Chaco, San Luis y Buenos Aires. Curiosamente, la provincia con mayor demanda es Santiago del Estero. Lozano atribuye este fenómeno a un "factor contagio, positivo, esperanzador, motivador". Al haber muchos egresados de esa provincia, se genera un efecto de “boca a boca’.

VOLUNTARIADO

Uno de los puntos centrales para el funcionamiento de la Fundación Sí son sus voluntarios. Lozano reconoció que los años de crisis complejizan la situación, ya que muchos voluntarios necesitan un segundo trabajo para llegar a fin de mes.

Además de las recorridas y las residencias, la fundación tiene un cuarto eje de trabajo referido a dar respuesta ante catástrofes naturales.

Este año, el temporal en Bahía Blanca los movilizó intensamente. "Nos mudamos dos meses a la ciudad y estuvimos trabajando en el equipamiento de las casas, ayudando a 12.000 familias", recordó.

Para quienes deseen ayudar pueden visitar la web www.fundacionsi.org.ar donde se encuentran las distintas formas de donar dinero para las residencias o, fundamentalmente, tiempo. "Como voluntario, en la ciudad del país que cada uno esté, hay miles de formas de donar unas horas para ayudar, cada uno de donde quiera, de donde tenga ganas, de donde se sienta que puede aportar". concluyó Manu Lozano.