El médico psiquiatra Jorge Rocco opinó sobre las fuertes penas aplicadas por los crímenes de Báez Sosa y Lucio Dupuy

"El caso Robledo Puch no evitó que se siguieran cometiendo femicidios"

En cuanto a la muerte del nene de 5 años, el especialista señaló que las mujeres acusadas -Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez- poseen personalidades psicopáticas con rasgos perversos.

Las dos sentencias que durante el período estival conmocionaron al país -dictadas en los casos de Fernando Báez Sosa y de Lucio Dupuy- se caracterizaron por su inusual severidad y reactualizaron en Tribunales encendidos debates tanto desde el ángulo del Derecho Penal o Constitucional, como a partir de los aportes de la psiquiatría (estudio de los trastornos mentales), o la psicología forense (rama de la psicología que tiene como objeto de estudio la conducta de los individuos involucrados en los procesos judiciales).

Mientras la discusión jurídica estuvo centrada en la inconstitucionalidad, o no de la reclusión o prisión perpetua (por colisionar supuestamente con el mandato resocializador de las penas privativas de libertad), desde el ámbito de la psiquiatría o la psicología forense se evaluó la impunidad, perversidad, desprecio por la vida y violencia física o psicológica con que actuaron -según los casos- los autores de esos homicidios.

La primera de las condenas fue la aplicada el lunes 6 de febrero por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Dolores, en relación con el asesinato de Fernando Báez Sosa (también conocido como el crimen de los rugbiers, o el crimen de Villa Gesell, ejecutado el 18 de enero de 2020). En cambio, el otro fallo, dictado el viernes 17 de febrero, correspondió al Tribunal de Santa Rosa, La Pampa, por la muerte de Lucio Dupuy, el niño de cinco años asesinado por su madre Magdalena Espósito Valenti y su pareja Abigail Páez, en noviembre de 2021 en esa provincia.

Ambos casos judiciales, según las normas de procedimiento, se encuentran en instancia de apelación. Para conocer aspectos relacionados con el estudio de la salud mental, así como de las conductas o comportamiento de los acusados por ambos crímenes, La Prensa requirió la opinión del médico psiquiatra Jorge Rocco, director de Alternativa Sistémica, y especialista en psicología del deporte. También Rocco se desempeñó como asesor técnico de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), junto con José Ramón Granero durante el período 2004 al 2011, y Roberto Moro, desde 2015 a 2019.

- Más allá de las implicancias jurídicas, ¿cuál sería en el caso de Fernando Báez Sosa la incidencia del fallo o su carácter ejemplarizador en las conductas de los jóvenes de distintas latitudes o zonas geográficas del país?

- En la historia de la humanidad hubo sanciones mucho peores, y sin embargo las conductas no cambiaron. El caso de Carlos Robledo Puch, quien vivió y morirá en la cárcel, no evitó que se siguieran cometiendo femicidios. Es muy relativa la incidencia que una condena puede tener, pues lo que en realidad importa es la modificación del contexto, y no la aplicación de una ley. Tiene que haber modificaciones en la educación y en la estructura familiar. Tiene que haber de parte del Estado una preocupación sociológica, antropológica, psiquiátrica y psicológica de cómo se tiene que trabajar para lo que se viene. No nos olvidemos que ahí (en alusión al crimen cometido por los rugbiers) hubo alcohol y seguramente drogas. Falta de control por parte de los padres de los deportistas, y seguramente impunidad en el contexto. Hay circunstancias por las cuales, en una provincia, en una ciudad, o en un pueblo, esos elementos funcionan de distinta manera, pero no creo que sea un modelo de enseñanza o modificación de conducta la aplicación de una ley. Me parece que está antes un paso previo. Y es la educación.

- ¿En qué medida este fallo permite satisfacer o colmar la expectativa de justicia -siempre subyacente en la sociedad-, frente a hechos trágicos, crímenes atroces u homicidios agravados?

- Estas sanciones de alguna manera calman la idea de que `no hay justicia' en la Argentina. O bien, `sí hay leyes, pero no justicia'. Me parece que la sentencia, calma. Uno lo puede entender con lo que pasó durante el Mundial. Y el por qué de esta respuesta ante el Mundial, la cual para mí fue parecida a la de la guerra de las Malvinas. No hubo divisiones. ¿Por qué? Porque necesitamos caricias. Necesitamos realmente que nos den una posibilidad de alegría, de orden, de cuidado, de ética, y eso no se ve por ningún lado. Entonces la `idea de justicia' (corporizada en el Poder Judicial), de alguna manera, pone un poco esa esperanza. No todo está permitido. No cualquiera puede ser un transgresor y ser político. Es empezar a acercarnos a un modelo más ético. Da una cierta ilusión, una cierta esperanza.

- ¿Por qué se negaron y opusieron resistencia a peritajes psicológicos los acusados por la muerte de Báez Sosa?

- Considero que fue una indicación del abogado (Hugo Tomei, a cargo de la defensa de los rugbiers). Sería -para ponerlo en términos de metáfora- jugar a las escondidas y, previamente, decir dónde me voy a ocultar. Esto sería igual. Van a aparecer seguramente en los estudios de personalidad profunda muchos de los rasgos que, por lo que se comenta, ya tenían estos chicos a nivel sociopático. Es decir, las conductas que exhibían en su pueblo, o su ciudad. Me parece que sería un agravante para la causa judicial, y por eso opusieron resistencia a los peritajes.

- Desde la mirada de la psiquiatría y el estudio de las conductas humanas o trastornos de personalidad, ¿qué rasgos de perversidad o psicopatías como alteración del carácter observa usted en Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez, coautoras del asesinato del pequeño Lucio?

- Esas dos mujeres evidentemente poseen personalidades psicopáticas con rasgos perversos. Es decir, más allá de que yo no las conozco ni las entrevisté, lo deduzco por las consecuencias de sus conductas. Han cometido uno de los delitos más aberrantes que puede haber en la historia de la humanidad. ¡Que una madre y su pareja asesinen a un chico!

- ¿Podría, eventualmente, desde el punto de vista de la impunidad, el desprecio por la vida, o la violencia física o psicológica, establecerse un nexo entre el caso de Fernando Báez Sosa y el de Lucio Dupuy?

- Hay que considerar situaciones totalmente distintas. Si bien el resultado es el mismo, por derivar en una muerte, es mucho más grave lo sucedido en el caso de Lucio Dupuy que en el caso de Fernando Báez Sosa. Los jóvenes rugbiers fueron creciendo y se desarrollaron en un mundo de impunidad. Pero la pareja Valenti-Páez desarrolló la perversión como modelo de vida, y la consecuencia final fue esa (la muerte de Lucio), obviamente con una gran distorsión de la percepción de la realidad. Imagínese la saña que han tenido para destruir la vida tan hermosa, tan linda de un chiquito.

- El abogado Mario Aguerrido había solicitado, en representación de la parte querellante, la inclusión en la sentencia de la figura del "odio de género" (lo mataron por ser varón). A su vez el abuelo paterno de Lucio (Ramón Dupuy) dijo que `la condena está incompleta' por no incluir el `odio de género' como agravante. ¿Cómo se configura, desde el plano de la salud mental, lo que los criminólogos llaman `hate crime'?

- El odio que han tenido respecto al género (matar a Lucio, o convertirlo en objeto de hostilidad por ser varón) es una patología, cuyo estudio desde el punto de vista psiquiátrico está en desarrollo. En cambio, lo que pasó con los chicos del rugby está más ligado a un aprendizaje de impunidad. Atacaban a todo aquél que se les oponía (con independencia de su clase o condición social). Casualmente fue Fernando Báez Sosa, pero podría haber ocurrido con una chica. Creo que la muerte de un otro (volviendo al caso de Lucio) arranca desde una estructura perversa de visión de la realidad. Yo lo pondría en una categoría superior a un problema de género. Lo jerarquizaría. Acá hay dos mujeres que tienen una visión de la vida y de la muerte totalmente distorsionada. La patología "bordelaine" (o fronteriza), las ubica entre locas y psicópatas. Y los chicos del rugby tuvieron conductas más o menos parecidas, pero con distinto margen de legalidad. Aquellos, más ligados a la impunidad, y las dos mujeres, a la psicosis.