Doctrina Social de la Iglesia

El capitalismo no es una realidad substancial

A propósito de una reflexión sobre un hecho reciente de la vida económica argentina, un reciente editorial de un medio periodístico afirma: “(...). Es inaceptable que pueda prosperar la idea de que haya dos capitalismos: un capitalismo sanamente liberal, por un lado, y un capitalismo depredador, por el otro. Hay un solo capitalismo, regido por las leyes del mercado, y enmarcado en el contexto jurídico que asegure no solo su existencia, sino también la confianza pública en sus previsiones y desenvolvimiento...”.
Ensayemos una respuesta a la afirmación citada sin perder de vista que las concepciones teóricas acostumbran tener consecuencias prácticas.

ALGO INTERPERSONAL
El capitalismo como sistema económico no es una realidad substancial como sí lo son una piedra, un pino, un hombre o un ángel. El capitalismo –como otras realidades sociales– es algo interpersonal (entre personas que actúan como agentes económicos). Es decir, el capitalismo se resuelve en relaciones (desde una mirada metafísica es una realidad accidental en la línea de la acción). El mercado (o los mercados), si cabe, es un excelente ejemplo de esta condición relacional interpersonal propia del capitalismo.
Nadie se encuentra al capitalismo por la calle, y le dice: “¡Hola, capitalismo!” o “¡Jubilate, capitalismo”. En todo caso, en el mercado nos encontramos seres humanos de carne y hueso que participamos como oferentes o demandantes o ambas cosas a la vez y con concretas intenciones que ofician como esos fines que buscamos.
Es necesario recordar que nuestra participación en el mercado no responde, obligadamente, a un motivo principal o exclusivamente económico. Pensar de otra manera implicaría incurrir en el economicismo cuyo presupuesto es el materialismo no obstante la prédica que se haga sobre la libertad. Mejor no preguntar, por otra parte, en qué consiste la libertad para esta ideología.

CONSTATACION HISTORICA
Teniendo en cuenta lo dicho se ve por qué no existe un solo capitalismo. Fuera de argumentos teóricos, hay una constatación histórica: el capitalismo moderno es -o fue- de inspiración liberal con los consiguientes problemas sociales que produjo en razón de la búsqueda exclusiva o predominante (en su versión atemperada) del lucro. Debido a las injusticias que se siguieron del capitalismo de inspiración liberal surgió –con antecedentes en el pensamiento católico anterior– la propuesta de un capitalismo con justicia social por parte de la Doctrina Social de la Iglesia.
Evidentemente, antes del capitalismo moderno, no podía existir la “cuestión social” provocada por el mismo. Entre la Rerum novarum (1891) y la actualidad se forjó una sólida enseñanza de la Iglesia sobre este capitalismo con justicia social conforme a la ley moral natural y al Evangelio.
Una observación: no existe un capitalismo “sanamente liberal”. Para que el capitalismo sea sano debe edificarse sobre la ley moral natural y el Evangelio. Precisamente, el liberalismo como ideología moderna con múltiples caras (incluida la económica) se aparta tanto de una como de otro.
Por último, una recomendación bibliográfica para quienes sostienen que existe un solo capitalismo: “Las siete culturas del capitalismo. Cómo crean su riqueza las mayores potencias económicas del mundo” (Javier Vergara, Buenos Aires, 1995), de Charles Hampden-Turner y Alfons Trompenaars.