El camino hacia la autoconfianza

El nivel en que se encuentra nuestra autoconfianza se puede ver, muchas veces, en nuestros diálogos internos, es decir, en cómo nos hablamos a nosotros mismos. 
Cuando estos diálogos internos son negativos, es común que nos enfrentemos a bloqueos por falta de autoconfianza, que pueden frenar nuestro progreso y limitar nuestro potencial. 
La autoconfianza es un aspecto muy importante de la vida de las personas, define cómo se enfrentan los desafíos, cómo se interactúa con los demás y se exploran nuevas oportunidades. 

¿Cómo se construye? Desde la infancia, las primeras frases que dicen nuestros padres, la forma en que nos dieron libertad o nos sobreprotegieron, cómo celebraron, o no, nuestros logros, dan una base. Luego se suman nuestras experiencias pasadas, cómo nos comparamos con los demás, qué tipo de personas nos rodean y qué dicen sobre nosotros. La suma de todo esto forma esta autoconfianza. Cuando no tenemos la suficiente autoconfianza, podemos quedar limitados en la posibilidad de alcanzar logros. Es importante, entonces, identificar las señales de que estamos experimentando algún tipo de bloqueo en nuestra autoconfianza. Estos bloqueos pueden manifestarse en forma de dudas constantes sobre nuestras habilidades, en miedo al fracaso, en evitar situaciones desafiantes o tener una autocrítica excesiva. Reconocer estos patrones es el primer paso para iniciar un proceso de cambio.

De todas maneras, todo esto puede condicionar, pero no define, a una persona. Es posible trabajar nuestra autoconfianza y aumentarla. Para esto es importante en primer lugar tomarnos el trabajo de escucharnos a nosotros mismos, prestar atención a cuáles son nuestras creencias. Lo que creemos sobre nosotros mismos y nuestras capacidades juega un papel fundamental en la construcción de la autoconfianza. Si sostenemos creencias negativas, es probable que nos autosaboteemos. Es importante cuestionar estas creencias y reemplazarlas por pensamientos más realistas y positivos. Por ejemplo, en lugar de decirnos "no soy lo suficientemente bueno", podríamos cambiarlo por "estoy en constante crecimiento y aprendizaje".

En segundo lugar, es sano saber ponerse metas realistas y alcanzables, esto permite tener un sentido de dirección y propósito. Cada vez que alcanzamos una meta, reforzamos nuestra confianza en nuestras habilidades. Es importante dividir los objetivos más grandes en pasos pequeños y medibles para que podamos celebrar nuestros avances, esto no es un detalle, celebrar los avances, o los pequeños logros nos ayuda a avanzar y a tener una mirada más positiva sobre nosotros.

A esto se suma el recordar situaciones en las que superamos obstáculos similares puede recordarnos nuestra capacidad para enfrentar desafíos. Analizar cómo manejamos esas situaciones nos da  información sobre nuestras fortalezas y nos da una prueba de que se pueden, entonces, superar los desafíos actuales.
En cuarto lugar, es sano reflexionar sobre nuestras acciones y decisiones de manera objetiva, suelo pedir a los consultantes que dan dos pasos hacia atrás y ven sus propios pensamientos libres de las emociones. De esta manera podemos identificar áreas en las que hemos tenido éxito y aquellas en las que podemos mejorar, es importante al hacerlo tratarnos con amabilidad y comprensión, en lugar de juzgarnos, teniendo una actitud positiva hacia nosotros mismos.

El miedo al fracaso puede ser un gran obstáculo para la autoconfianza. Cambiar la percepción del fracaso como algo negativo y verlo como una oportunidad de aprendizaje puede cambiar la manera de ver las cosas. Entender que los errores no son lo contrarios al fracaso, sino que muchas veces son parte de él, y que es bueno aprender de ellos, ayuda a poder avanzar. La vida está llena de incertidumbre y cambio constante. Aprender a abrazar estas situaciones en lugar de resistirlas puede fortalecer nuestra autoconfianza. Al enfrentar lo desconocido, desarrollamos resiliencia y adaptabilidad, cualidades que refuerzan nuestra creencia en nuestras capacidades para enfrentar cualquier desafío.

Si tenemos en cuenta estos elementos, vamos a poder actuar mucho mejor. Es importante saber que el miedo puede estar presente, que hay cosas que pueden fallar, pero que lo importante es actuar, antes que quedarse congelado e inactivo. El miedo se combate con acción.

Dr. Flavio Calvo
Doctor en psicología, docente, tallerista y autor (M.N. 66.869)