JOSE TUNTAR ESCRIBIO TEXTOS ATRIBUIDOS AL CREADOR DE ‘FICCIONES’

El autor al que creyeron seudónimo de Borges

POR MARIO TESLER *

Un libro, que se encontraba en curso de ser incorporado a la colección de la Biblioteca del Congreso de la Nación, ha despertado en mí particular interés, ya que con él se suma una prueba más que corrobora la existencia real de José Tuntar (1882-1940).

Quien me anotició de esta pieza y envió varias imágenes de ella es el avezado bibliotecario de ese organismo Tomás Debrito; su aporte da la posibilidad de incorporar un elemento más a la controversia sobre José Tuntar, surgida en nuestro medio en la última década del siglo pasado.

Se trata de un ejemplar impreso en rústica por la editorial Claridad de 200 páginas con la traducción de la obra Las luchas sociales en la antigua Roma, de León Bloch, efectuada por José Tuntar.

El ejemplar perteneció a Natalio Botana, esto lo certifica no solamente por llevar su ex-libris sino que además ostenta una dedicatoria manuscrita del traductor.

DEDICATORIA

Fue en 1935 cuando Tuntar aprovechando su estada en la quinta Los Granados, de la localidad de Don Torcuato, donde ya se encontraba el célebre mural Ejercicio Plástico de David Alfaro Siqueiros y sus colaboradores, cuando en la anteportada del libro colocó esta dedicatoria:

“Homenaje del traductor a don Natalio Botana, a quien el antifascismo está profundamente agradecido por la valiente y tenaz contribución del diario por El tan dignamente dirigido a la lucha tendiente a impedir que el mundo se hunda en una nueva y más oprobiosa esclavitud”.

Don Torcuato, setiembre 14 de 1935.

José Tuntar, ex diputado al Parlamento italiano.

En la Revista Multicolor de los Sábados de Crítica, el diario de Natalio Botana, aparecieron firmados por José Tuntar algunos artículos: en el nº 4 “El lento suicidio de Diocleciano”; en el nº 9 “Ovidio en el país de las flechas”; “Espías en la Roma imperial” en el nº 15; “Las grandes orgías romanas” en el nº 30; los primeros tres aparecieron en 1933 y el cuarto en 1934.

Estos artículos fueron incluidos en 1995 por Irma Zangara, con el visto bueno de María Kodama, como trabajos de Borges firmados con uno de sus seudónimos.

Kodama fundamentó su aval tan solo por cuanto Borges le había manifestado en conversaciones de sobremesa que él era autor de todo lo que se publicaba en el suplemento de Crítica.

WILLIAMSON

Con esta legitimación de Kodama y el estudio de Zangara sobre la paternidad de Borges de estos artículos publicados con el seudónimo José Tuntar, el entonces titular de la Cátedra de Estudios Hispánicos de la Universidad de Oxford, profesor Edwin Williamson, elaboró (2004) una particular interpretación sobre las analogías entre el contenido de estos artículos y las desilusiones que entonces vivía Borges:

“Uno puede seguir el desencanto creciente de Borges con el estado de la Argentina en cuatro bosquejos históricos, escritos con el seudónimo de José Tuntar, que se publicaron en Crítica entre septiembre de 1933 y marzo de 1934: exactamente el período durante el que estaba siendo testigo de la renovada fascinación de Norah Lange por Oliverio Girondo. Los cuatro artículos se basaban en el relato de Tácito de la decadencia de la Roma imperial. (Tácito había sido uno de los autores favoritos de Borges durante su estadía en Ginebra). El primer artículo relata la desilusión del valiente Diocleciano cuando ve la constitución de la república romana vilipendiada por la corrupción de sus sucesores. Diocleciano decide suicidarse como un trágico gesto de desafío y desesperación. El 7 de octubre, otro artículo aludía a las orgías de la hija y la nieta de Augusto, las dos llamadas Julia. El tercer artículo, publicado el 18 de noviembre -justo dos días después del banquete ofrecido por la Editorial Tor para festejar el lanzamiento de los primeros diez libros en rústica de la Argentina- tiene como tema el predominio de espías en la Roma imperial, que da como un síntoma de su degeneración moral, y otra vez hay referencias a las orgías sancionadas por los sucesores de Augusto: Tiberio, Calígula, y Claudio. El artículo final de José Tuntar, ‘Las grandes orgías romanas’, apareció el 3 de marzo de 1934, y ofrecía una síntesis de la vida de Pretorio, describiendo la corrupción generalizada que había formado el telón de fondo del Satiricón”.

“Los cuatro textos de José Tuntar insinúan una analogía entre Roma y la Argentina: así como la Roma republicana era corrompida por los sucesores del emperador Augusto, así, también, la República Argentina temprana era corrompida como resultado del sistema oligárquico creado por el general Roca, el hombre fuerte de la década de 1880. En esa perspectiva se pueden apreciar más plenamente las raíces históricas y personales del entusiasmo de Borges por Yrigoyen. La presidencia de Yrigoyen representó la oportunidad histórica de devolver las virtudes cívicas por la que los ancestros criollos de Borges habían luchado y muerto, pero Yrigoyen había sido derrocado en 1930, y la nación había regresado al gobierno fraudulento de la clase gobernante, que defendía sus propios intereses. Para coronarlo todo, el general José F. Uriburu, el hombre que había derrocado a Yrigoyen, era, por una ironía extraordinaria, pariente de Oliverio Girondo, así que la pérdida de Norah Lange ante su rival y la corrupción de la República Argentina parecían haberse entretejido de un modo fatal en la imaginación de Borges. En ese entonces Borges se sentía doblemente marginado: expulsado del paraíso que en otros tiempos había compartido con Norah en la calle Tronador pero alejado también de la propia patria después de la caída de Yrigoyen. El marginado perseguido se convertiría así en una figura recurrente de su obra: en cuentos famosos como ‘La muerte y la brújula’, ‘El milagro secreto’, o ‘La espera’, un individuo es perseguido por agentes de Roma, por los nazis, o por dictadores argentinos anónimos”.

“Los pensamientos de suicidio por cierto se apoderaron de la mente de Borges en los meses que llevaron a la pérdida final de Norah Lange. En los artículos que escribió con el seudónimo de José Tuntar, aludía a líderes militares valientes que, en su revulsión ante la corrupción imperante en Roma, decidían quitarse sus propias vidas. El suicidio es presentado como la forma más alta de negación de la carne, en realidad como un acto noble, porque, en las palabras de Séneca, es el único camino que nos queda para ser libres”.

FALTA DE RIGOR

Ni Nicolás Helft (1997) ni Alejandro Vaccaro aceptaron la inclusión de estos artículos firmados por José Tuntar como pertenecientes a Borges. A principios de junio de 2006, Vaccaro en su Borges: vida y literatura se refirió a este tema:

“Con liviandad y falta de rigor le fueron atribuidos a Borges innumerables textos firmados con seudónimos, o lo que es peor, de personas conocidas, tal el caso del prestigioso político italiano fundador del Partido Comunista Italiano José Tuntar. En ese aspecto me respaldo en el serio trabajo bibliográfico realizado por Nicolás Helft, con quien salvo una pequeña diferencia -el seudónimo de Pascual Guida, nombre real de un dibujante del diario-, tenemos total coincidencia”.

Al reeditar Borges: obras, reseñas y traducciones inéditas, al pie de la página 184 Zangara contó que a fines de 1996 encontró en la revista Cursos y Conferencias, del Colegio Libre de Estudios Superiores, un trabajo firmado por José Tuntar en el volumen XIV número 12, publicado en marzo de 1939; es sobre “El antiguo imperialismo romano y el neo-imperialismo italiano. Cartago–Túnez”.

Entonces Zangara supo que este autor había existido, que había sido dirigente y legislador del Partido Socialista italiano, que había llegado a dirigir Il Lavoratore, órgano periodístico de ese partido.

EXILIADO

Exiliado en Argentina, Tuntar desarrolló aquí una intensa actividad política como conferencista y en el periodismo; fue también una de las importantes voces que se alzaron contra la dictadura del general José Félix Uriburu. También se desempeñaba laboralmente como traductor.

Por la presentación que Cursos y Conferencias (Buenos Aires) hizo del autor, se enteró Zangara que en esta institución cultural Tuntar dictó un curso sobre “Las luchas sociales en la Antigua Roma”.

Convencida de la existencia de José Tuntar, no le reconoció a él autoría plena de los cuatro artículos que aparecieron en la Revista Multicolor y dejó pendiente dilucidar si fue el único autor de estos episodios romanos o si quizás, aportó la erudición histórica, en tanto que la imaginación de Borges los enriquecía.

No obstante saber de la existencia real de Tuntar, de su especialidad en historia de Roma y de su labor periodística, estos cuatro artículos aparecen en la misma reedición del Borges: obras, reseñas y traducciones inéditas, precedido de algunas consideraciones con las que Zangara intenta dejar probada la autoría de Borges, oculto bajo esa máscara.

Esta insistencia de la compiladora nos pone ante un caso de los denominados por Domingo Buonocore “pseudepigrapha”; en su Diccionario de Bibliotecología (1963); Buonocore usa este término para designar escritos o libros falsa o erróneamente atribuidos a una persona que no es el autor.

 

* Autor de ‘Borges y sus firmas’.