Detrás de las noticias

El aire, cargado de metralla

La decisión del Presidente de retirar el proyecto de Ley Omnibus y mandarlo nuevamente a Comisión, no hace más que homologar las crecientes y enervantes contradicciones existentes entre Milei y los sectores de la oposición relativamente amigos.

Las causas son variadas:

1) Envío de un paquete legislativo descomunal, sumado al dictado del DNU 70/2023 que pretende dar un giro copernicano no sólo de la economía sino de todos los aspectos que hacen a la realidad del país, en unas pocas sesiones legislativas, cuando la lógica indicaba centrarse en los aspectos sustanciales del plan de cambio que anima a LLA.

2) El espíritu mesiánico del Presidente que lo lleva a rechazar el diálogo y la negociación, tarea obvia que no necesita demostración porque es propia no sólo de la política sino de todo trato humano, máxime cuando no se cuenta con un partido estructurado nacionalmente, ni con colaboradores que estén experimentados en las tareas del Estado, aunque puedan ser muy valiosos sus antecedentes en el sector privado o académico.

3) La existencia de una oposición amiga heterogénea, con grandes coincidencias con el gobierno en aspectos sustanciales, pero también con disidencias en un puñado de temas: delegación de facultades, venta de empresas estatales, fórmula jubilatoria y, sobre todo, necesidades de financiación de las provincias que representan. Esto significó que dos tercios de la bancada que pilotea Pichetto y un tercio de la UCR, votaran en contra algunos de esos incisos de los artículos 4 y 5, que el oficialismo considera vitales.

4) La descontada oposición en bloque del kirchnerismo y de la izquierda.

5) Las objetivas dificultades que plantea tratar estos cambios sustanciales en un contexto de crisis económica y social, con una inflación de dos dígitos mensuales, con carencia de dólares, cepo y consecuente ausencia de crédito internacional. Todo agravado por un proceso inflacionario y una situación social que afecta gravemente al 50% de la población sumergiéndola en niveles de vida intolerables, incluida la progresiva licuación de la clase media, una de las cartas de triunfo de Milei.

6) Por último, un equívoco por parte del Presidente con respecto a la índole del apoyo que cuenta. El apoyo concreto a sus posiciones es del 30% que sacó en la elección en que se eligieron legisladores. El 56% de balotaje incluye, mayoritariamente, a sectores de la población que quisieron y quieren impedir a cualquier costo un triunfo del kirchnerismo, sin sentirse identificados necesariamente con Milei, más aún, sintiendo rechazo por algunas de sus características personales, sus posiciones políticas y filosóficas y sus modos personales. Así, pues, Milei invoca un respaldo que, en realidad no tiene en la magnitud que expresa el 56% del balotaje.

FACTOR TIEMPO

Como lo saben los estrategas, el tiempo juega un rol vital en la resolución de los problemas. Por una razón elemental: como lo dijo Napoleón, el espacio puede recuperarse, pero el tiempo no. Y la pregunta que surge naturalmente es: de cuánto tiempo dispone Milei para dar una solución al tema inflacionario y, en general al paquete fiscal, ahora en suspenso.

Cuando Milei dice que el pueblo votó el cambio, tiene razón, pero "cambio" es una palabra y llenarla de significado es otra cosa. Si la gente que lo votó, hubiera sabido que iba a combatir el déficit fiscal no solamente bajando el gasto, sino subiendo o reponiendo impuestos (como el de Ganancias, cuya derogación votó el propio Javier Milei). Y si hubiera sabido que la quita de subsidios y la eliminación de controles (como a las prepagas, por ejemplo), iba a ser inmediata, sin prever soluciones específicas para los sectores que no tienen resto para seguir sobreviviendo en condiciones mínimamente tolerables, también lo hubiera votado toda la gente que lo votó?

Su concepción economicista de la vida, ajena a los valores de solidaridad que postula, entre otros, la doctrina social de la Iglesia, conspira contra la prolongación de un acompañamiento, que ya comienza a experimentar resquebrajamientos.

La gente comienza a verificar una falta de empatía por parte del Presidente, ya que no observa medidas que traten de paliar las situaciones más extremas que padece un sector sustancial de la población.

Así, pues, no sabemos si el Presidente acepta o rechaza estos razonamientos, pero es muy grave ignorar la realidad que se está tratando de cambiar.
Asimismo, cualquier solución a nivel nacional deberá contemplar también una solución, siquiera parcial e incluso dolorosa, para las provincias.

Desconocer las realidades, no sólo de la política, sino las que plantea la vida cotidiana, nunca puede tener un buen final. Sobre todo cuando no se es Maduro o el régimen cubano, que no tienen problema en encarcelar opositores, o vetarlos en sus candidatura, o asesinar o torturar a aquellos que se les oponen.