El agua y el aceite
Asentado el polvo que generó la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, gastado ya el músculo del análisis político, llega el momento de pensar el fenómeno en términos económicos. Aquí, desde el sur de Sudamérica, se erige una pregunta: ¿En qué nos puede beneficiar el triunfo republicano?
La Casa Blanca ejecuta una política de Estado que, con variantes, responde siempre a sus intereses geopolíticos. Demócratas y republicanos le imprimen un sesgo propio pero, en definitiva, respetan la esencia de la hoja de ruta norteamericana.
En el TEG global esta región no parece ser un territorio amenazante para Washington. Brasil, que siempre ha hecho buenas migas con los Estados Unidos, ha tomado cierta distancia a partir del recelo del gobierno de Lula y su inclinación al bloque de los Brics, compuesto además por Rusia, India, China y Sudáfrica. La brecha, sin embargo, no es insalvable. Queda ahí una grieta para que Argentina se meta como una cuña.
Esa es la fantasía que anida en el gobierno nacional, donde el presidente Javier Milei, tras haberse tomado un par de fotos con Donald Trump, se considera un amigo personal del magnate.
El tiempo dirá si la Argentina y el propio Milei están en el radar norteamericano o si apenas ocupan un pedacito del espejo retrovisor del republicano.
Es difícil de comprender también esa devoción que Milei tiene para con Trump. Sobre todo porque en la superficie son dos hombres amantes de la libertad y fundamentalistas del capitalismo, pero mientras el argentino encarna un liberalismo internacional, el norteamericano agita el estandarte de la protección y el nacionalismo. En esencia estarían entonces en veredas opuestas. Son el agua y el aceite.
Más allá de estas diferencias, en el equipo económico creen que la alineación incondicional con Estados Unidos, a la vieja usanza de las relaciones carnales del menemismo, permitirá trabajar la posibilidad de obtener un nuevo crédito del Fondo Monetario Internacional -donde Washington parte y reparte- o bien alguna línea del Tesoro que sume las divisas necesarias como para levantar el cepo cambiario.
DOLARES FRESCOS
Conseguir los dólares para levantar el cepo parece ser el objetivo supremo. En el plano comercial, en cambio, no hay mucho para esperar. De acuerdo al informe del Intercambio Comercial Argentino difundido por el Indec, en septiembre Argentina exportó por u$s 489 millones a los Estados Unidos e importó mercaderías por u$s 506 millones. La participación norteamericana en las ventas argentinas es de apenas el 7%.
En lo que va del año la Argentina le vendió a los Estados Unidos por u$s 4.605 millones y compró por u$s 4.892 millones. Los principales productos de exportación fueron aceites crudos de petróleo y oro para uso no monetario, los cuales representaron el 47,1% de las ventas totales hacia ese destino. En cambio, el principal producto adquirido fue herbicidas a base de atrazina, alactor, diurón o ametrina, acondicionados para la venta por menor.
El anuncio del triunfo de Donald Trump tuvo efectos inmediatos en los mercados. El riesgo país de la Argentina cayó a 870 puntos básicos y reinó cierto infundado optimismo en el porvenir. La otra cara de la moneda es que el republicano buscará tener un dólar fuerte, lo cual se traducirá de manera inevitable en una baja del precio de los commodities, nuestro principal rubro de exportación.
Por quedar bien con el poder, o lo que sería aún peor, por total convencimiento ideológico, buena parte del arco político libertario, entre ellos muchos diputados nacionales, celebraron la victoria de Trump como si fueran ellos mismos legisladores por Minnesota, Arkansas o Dakota del Sur. Dieron vergüenza ajena.
En su ceguera política no pueden o no quieren ver las diferencias sustanciales entre ambos mandatarios. Devotos de las redes sociales, les falta tal vez alguna que otra lectura encima. Podrían destinar parte de su tiempo libre a ilustrarse. Pero como ese camino es largo, aquí queda la explicación que hace unos días dio al respecto el profesor español Jesús Huerta de Soto, referente de Javier Milei.
“Donald Trump es un intervencionista tremendo. Es partidario de subir los aranceles, es enemigo del comercio libre. Quiere proteger la industria norteamericana estableciendo muros a la libre importación de bienes y servicios. Es justo lo contrario de lo que defiende Milei, que no es un ultraderechista, es un ultraliberal.
El dijo: yo soy liberal libertario. Donald Trump quiere manipular el dinero, que se bajen los tipos de interés y que se haga inflación. Cuando Milei quiere hacer justo lo contrario, volver a una moneda fuerte y acabar con el Banco Central. No tiene absolutamente nada que ver. Milei es un verdadero liberal, mientras que Donald Trump y los otros compañeros de viaje son populistas de derecha que defienden el socialismo de derecha, el intervencionismo del Estado en la economía, no la libertad”.
OTRO FESTEJO
El tiempo pasa con demasiada rapidez, apilando días sobre días. Es por eso que aquello que ocurrió a comienzos de la semana nos parece por demás distante, como escenas de una película gastada, repetida.
Lo cierto es que el lunes el presidente de la Nación y el equipo económico festejaron el fin de la recesión a partir del encadenamiento de datos positivos de la economía. Hizo punta el informe de CAME que subrayó el incremento del 2,9% en las ventas minoristas durante el mes de octubre.
De acuerdo al documento, el mayor incremento se detectó en Calzado y marroquinería (+10,3%), seguido por Alimentos y bebidas (+5,8%) y Textil e Indumentaria (+4,8%). En cambio, declinaron Perfumerías (-15%) y Bazar, decoración, textiles de hogar (-7,4%). En el acumulado del año, la mayor baja la llevan también Perfumerías (-29,3%) y Farmacias (-23,2%).
En lo que hace al rubro Alimentos y Bebidas, clave en la canasta, el informe indica: “Parece haber encontrado un piso y octubre podría ser el inicio de un ciclo de recuperación suave. Los comerciantes observaron una fuerte competencia de precios en el mes, que obligó a bajar el valor de ciertos productos aun cuando eso implicara menores márgenes. Hubo más problemas de cobranzas que lo habitual, y costos fijos que siguen en alza. En algunos locales se dieron situaciones de días con muchas ventas y otros muy bajos. Las marcas alternativas estuvieron entre las más buscadas”.
También fue celebrado el paso de la motosierra libertaria por el Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). Allí se redujo la planta de 700 a 350 empleados, se dieron de baja 4 alquileres ahorrando $87.000.000, se eliminaron gastos superfluos y se achicó la estructura de cargos políticos.
La tensión entre el criterio artístico y el comercial resulta inevitable. Sin embargo, los números son tan contundentes que no hace más que dibujar sonrisas en una sociedad saturada por el despilfarro de los dineros públicos. Por ejemplo, en 2023 de las 236 películas subsidiadas por el INCAA, sólo 4 de ellas superaron los 100.000 espectadores; 13 superaron los 10.000; 100 no llegaron a los 1.000; 4 no llegaron a 20, y 1 solo tuvo 4 espectadores.
Acto seguido, el presidente firmó un decreto donde se prohíbe dar subsidios por adelantado y sin contraprestación, una práctica utilizada por el kirchnerismo que reemplazaba con fondos públicos a los créditos privados. Se determinó que el porcentaje de subsidio de sala dependerá de la clasificación de la película. Esto se computará junto al subsidio por exhibiciones y el monto total no podrá superar el 50% del costo del proyecto.
Sobre el final de la semana le tocó el turno a la empresa Intercargo, dedicada a la carga del equipaje en los aeropuertos. El paro decretado como protesta por el despido de algunos empleados desató la furia de los usuarios y gatilló la intervención del Gobierno, que decidió desregular el servicio de rampas.
En la escena del anuncio no podía faltar Federico Sturzenegger, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, cuyo rol le ha valido ser considerado también por la prensa internacional. Tanto es así que durante la semana el periódico británico Financial Times destacó la tarea titánica del funcionario por convertir a la Argentina en la “economía más libre del mundo”.
MODELOS
El Gobierno está pariendo otro modelo de país. De allí a que termine por imponerse y se sostenga en el tiempo es otro cantar. La dinámica propia de la democracia hace pensar en que habrá, como siempre, un movimiento pendular, tarde o temprano. Imposible saber cuánto quedará en pie de estos cimientos libertarios.
Desde un ángulo alberdiano cabe preguntarse sobre qué bases se busca construir esta nueva Argentina. Uno de los pilares debería ser, sin lugar a dudas, el de la educación pública, donde el formato de Universidad Nacional cruje por la falta de presupuesto. Pero además de esto, que no es poco, llama la atención la libre elección de la sociedad que, en lugar de responder a lo que demanda el mercado, persigue viejos y anquilosados mandatos.
Un revelador informe de la consultora Ghidini Rodil marca que, de alguna manera, nadamos contra la corriente. "Actualmente los perfiles más demandados son aquellos relacionados a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Hoy nuestro país necesita ingenieros en sistemas, en informática, en mecánica, en química, ingenieros en electricidad, en perforación, en petróleo y en reservorios; licenciados en ciencias de la computación, geólogos, actuarios y enfermeros”, explica Matías Ghidini, CEO de la firma.
El problema, agrega luego, es que “en nuestro país hace muchos años que hay una desconexión entre la demanda y la oferta laboral”. Las estadísticas indican que el 34% de las inscripciones son para las carreras de Medicina, Psicología y Abogacía. En un país donde los dólares ingresan por las puertas del agro, la minería y los hidrocarburos, por cada alumno inscripto en Ingeniería existen dos que se anotaron en Psicología. En término de graduados, se reciben 3 abogados por cada médico; y hay 100 abogados por cada 31 ingenieros.