COMENTARIOS A PROPOSITO DEL DOCUMENTO PONTIFICIO ‘LAUDATE DEUM’

El advenimiento de ‘el otro’

POR TOMÁS I. GONZÁLEZ PONDAL

“Y de ti, oh Roma, ¿qué será? ¡Roma ingrata, Roma afeminada, Roma soberbia! Has llegado a no buscar otra cosa (…) olvidándote que tu gloria está sobre el Gólgota”.

San Juan Bosco

Cristo no lo llamó Anticristo, lo llamó “el otro”: “He venido en el nombre de mi Padre y no me recibisteis; otro vendrá en su propio nombre, y a ése, vosotros lo recibiréis” (Juan 5, 43). Ese otro es el falso, el hombre cargadísimo de iniquidad, tal como lo denominó San Pablo (2 Tesalonicenses 3), y del que también sabemos que estará poseído por Satanás mismo. Se hará pasar por un Dios, pero es Anticristo. Falseará todo, principalmente la religión. El magistral Hugo Wast, en su libro El Sexto Sello, hace saber: “La situación religiosa del mundo en los últimos tiempos, está pintada con una sola palabra por San Pablo, discessio. Eso es: la gran apostasía” (ed. Dictio, Buenos Aires, 1940, p. 31). Seguimos viendo cosas que ayudan a esa apostasía.

El día 4 de octubre de 2023, apareció el documento de Francisco, Laudate Deum. El escrito trata básicamente la cuestión del denominado “cambio climático”, del cuidado de “la casa común”.

Si bien el documento se presenta como alabanza a Dios, de ahí Laudate Deum, es más bien una centralización en la criatura. No será ya la criatura la que me eleva al Dios Trinitario y la amistad con Él por la gracia que supone la naturaleza, sino que ahora hasta el mismo Dios pasa a estar centrado en la criatura.

De ahí que en el punto primero de la Exhortación Apostólica, leemos: “«Alaben a Dios por todas sus criaturas». Esta era la invitación que hacía san Francisco de Asís con su vida, con sus cánticos, con sus gestos. Así recogía la propuesta de los salmos de la Biblia y reproducía la sensibilidad de Jesús ante las criaturas de su Padre: «Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos» (Mt 6,28-29). «¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos» (Lc 12,6). ¡Cómo no admirar esta ternura de Jesús ante todos los seres que nos acompañan en el camino!”.

Bien se sabe que el pasaje bíblico en cuestión nada tiene que ver con una cuestión sensiblera de Cristo por los lirios y los pajaritos, sino que está indicando el abandono del hombre en la Divina Providencia, el entregarse a los brazos del Dios Trino que no olvida al hombre.

LA HERENCIA

En el punto 18 de la Exhortación, se lee: “Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo.”

Este ítem que parece tan común, tan “lógico”, conlleva, a mi entender, una gravedad notable. Porque queda expuesto la naturaleza del contenido que debe transmitirse en herencia, a la vez que el ahínco, la fuerza, el interés que se pone para que ello suceda. Y ese contenido hereditario se resume al cuidado planetario. Muy distinto a la herencia que San Pablo sostiene que un católico debe legar, a saber, las Sagradas Escrituras y la Tradición, ambas cosas en miras a la salvación de las almas. La herencia que el católico debe dejar nada tiene que ver con un cuidado planetario. El interés tan marcado por la protección de la llamada “casa común”, la Tierra, es una meta de estrictísima raigambre masónica.

En el punto 19 y en punto 36 se habla del Covid 19: “Finalmente podemos agregar que la pandemia del covid-19 ha constatado la estrecha relación de la vida humana con la de otros seres vivientes y con el medio ambiente” (19). “Sigue siendo lamentable que las crisis mundiales sean desaprovechadas cuando serían la ocasión para provocar cambios saludables. Es lo que ocurrió en la crisis financiera de 2007-2008 y ha vuelto a ocurrir en la crisis del covid-19”. Hay mucha tela para cortar en relación al virus, pero solo recordaré que dicho acontecimiento probó el sometimiento vil de hombres de iglesia ante los poderes políticos de turno, y sirvió para acrecentar el servilismo satánico de muchos obispos que dieron rienda suelta a la comunión en la mano modernista, caso concreto de Monseñor Gabriel Barba de la diócesis de San Luis.

En el mismo punto 19 se lee la siguiente idea humosa y naturalista: “Pero en especial ha confirmado que lo que ocurre en cualquier lugar del mundo tiene repercusiones en todo el planeta. Esto me permite repetir dos convicciones en las cuales insisto hasta el cansancio: ‘todo está conectado’ y ‘nadie se salva solo’.” ¿Salvación? ¿Una salvación planetaria? ¿Importa eso? ¿Save the Planet? Claramente no es una misión católica. Lo que queda en evidencia es que no se habla en ningún momento de la salvación de las almas.

En el punto 27 aparece la cuestión indígena, tan querida por Francisco: “Por eso un ambiente sano también es producto de la interacción del ser humano con el ambiente, como ocurre en las culturas indígenas”. No abundaré en la cuestión, pero cabe mencionar el salvajismo espiritual en que vivían las tribus indígenas. Más que la preocupación por cuidar una montaña, un rio, o una pluma de gallina, estaba en juego el alma de los primitivos. La enorme y santa Isabel La Católica no hizo documentos exhortando a sus hombres a que no hicieran fogatas quemando madera, sino que los hizo para conminar a que contribuyeran al bien espiritual de los hombres descubiertos.

En el punto 28 se hace una alusión al ruso Vladimir Soloviev, y se expresa: “Cabe repetir hoy la ironía de Soloviev: «Un siglo tan avanzado que era también el último». Hace falta lucidez y honestidad para reconocer a tiempo que nuestro poder y el progreso que generamos se vuelven contra nosotros mismos.” Se sabe que el escritor ruso escribió sobre el Anticristo, y precisamente la cita está tomada de un texto de Soloviev en el que alude al hombre de iniquidad. Pero lo irónico es que se lo utilice precisamente en una Exhortación defensora del planeta y el clima, cuando en el relato de Soloviev la crítica es por el interés que el Anticristo tendrá por dichas cosas: “El nuevo señor de la tierra era sobre todo un filántropo compasivo, y no solamente amigo de los hombres, sino de los animales. Personalmente vegetariano (…). La más importante de sus obras fue la sólida organización, en toda la humanidad, de la igualdad esencial por excelencia: la igualdad de satisfacción general (…). La cuestión socioeconómica quedó definitivamente resuelta” (Soloviev, Vladimir, Breve relato sobre el anticristo, ed. Santiago Apóstol, Buenos Aires, 1995, p. 29). De modo que la Exhortación de Francisco ingresa de lleno en el plan trazado por el Anticristo, descripto y denunciado por el genial escritor ruso.

SOLOVIEV

De la mano de Vladimir Soloviev, aprovechemos para dejar al descubierto algunas otras tretas del Anticristo, ideas que también se encuentran en las enseñanzas de Francisco.

El Anticristo es practicante del falso ecumenismo, ecumenismo que también aparece en la Exhortación. ¿Qué dice el libro del ruso sobre el Anticristo?: “De pie, cerca del trono, los brazos extendidos y una afabilidad majestuosa, el emperador (así llama al Anticristo), con voz sonora y agradable, pronunció las palabras siguientes: ¡Cristianos de todas las creencias! ¡Mis súbditos y mis hermanos bienamados!” (ob. cit. p. 37).

Aparece en el relato el sometimiento de casi todos los obispos al poder del hombre de iniquidad: “¡Gratias agimus! (…), casi todos los príncipes de la Iglesia Católica, cardenales y obispos, la mayoría de los laicos creyentes y más de la mitad de los monjes subieron al estrado donde, tras haberse inclinado humildemente ante el emperador (el Anticristo), ocuparon los asientos que les estaban reservados” (ob. cit. p. 39). Y desde luego no podría faltar la referencia del Anticristo a los seguidores de la Tradición: “Sé que hay entre vosotros algunos para quienes las cosas más preciosas del cristianismo son su tradición santa, los viejos símbolos, los himnos y las oraciones antiguos, los íconos, las ceremonias del culto. En efecto, ¿qué puede ser más caro para un alma religiosa?” (ob. cit. p. 40). ¿Y qué hará con eso? “Enteráos, pues, bienamados, que hoy he firmado una ordenanza y fijado una rica dotación en favor del museo universal de arqueología cristiana” (ob. cit. p. 41).

En el punto 31 se observa algo interesante, es la referencia a “los falsos profetas”: “En los últimos años podemos advertir que, aturdidos y extasiados frente a las promesas de tantos falsos profetas, a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos”.

Vemos ahora que la noción de falso profeta se aplica aquí a señoritos del mundo, a capos de elite, a políticos que no llevan al bien planetario. Mas, como bien se sabe, la alusión guarda una estrictísima relación con los malos pastores, los falsos religiosos, los lobos con piel de oveja que extravían a la grey del camino de la salvación. Falso profeta es el que tergiversa la palabra de Dios, falso profeta es el que tiene la voz del dragón. Se va viendo con meridiana facilidad dónde se hallan los falsos profetas en la actualidad.

ANTROPOCENTRISMO

El punto 39 prueba claramente que el centro ya no es Cristo sino el hombre. La primacía de todo ya no es el Dios Trinitario, ya no será el Cristo Redentor que murió por la salvación del hombre, sino que el centro será el hombre, la prioridad sobre toda circunstancia es ahora el ser humano: “La cultura posmoderna generó una nueva sensibilidad hacia los que son más débiles y menos dotados de poder. Esto se conecta con mi insistencia en la Carta encíclica Fratelli tutti sobre el primado de la persona humana y la defensa de su dignidad más allá de toda circunstancia.” No es este el momento apropiado, pero solo recuerdo para quienes leyeron Fratelli Tutti, que allí sin rodeos se comenta varias fuentes de inspiración. Y dichas fuentes, comentado por el mismo autor, no son católicas.

En el punto 42 y aledaños vemos la aspiración de un gobierno mundial, entre otros fines “para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común. Se trata de establecer reglas globales y eficientes que permitan ‘asegurar’ esta tutela mundial”. Ya no se nos habla católicamente del reinado social de Cristo Jesús. No se nos habla de la aspiración amorosa, valiente y generosa de toda alma, en miras a procurar que Cristo reine en todo, sino de asegurar una “tutela mundial” que bregue por derechos humanos: plan de cuño netamente masónico.

Los puntos 67 y 68 tienen nociones New Age, y pueden conectarse fácilmente con el religioso jesuita y paleontólogo, Teilhard de Chardin, pero no me adentraré en tales cosas por la densidad que conlleva.

Por último advierto lo siguiente. El texto consta de 73 puntos, y recién en el punto 61 se dice: “A los fieles católicos no quiero dejar de recordarles las motivaciones que brotan de la propia fe.” Si recién en el punto 61 uno ve una referencia a los católicos, durante los primeros 60 puntos hay un mensaje al que llamaría mundialista, más de un líder político y analista social que propio de un Papa.

El documento de Francisco empieza así: “Exhortación Apostólica Laudate Deum (…) A todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática”. Y sé que no faltará quien aparezca diciendo que mi escrito no tiene buena voluntad. Va mi respuesta: está hecho con la mejor de las intenciones, por el reinado social de Cristo. La Iglesia

Católica exhortó siempre y lo sigue haciendo, a practicar las siguientes obras de misericordia, divididas en siete corporales y siete espirituales. Corporales: 1. dar de comer al hambriento; 2. dar de beber al sediento; 3. dar posada al necesitado; 4. vestir al desnudo; 5. visitar al enfermo; 6. visitar a los presos; 7. enterrar a los muertos. Espirituales: 1. Enseñar al que no sabe; 2. dar buen consejo al que lo necesita; 3. corregir al que está en error; 4. perdonar las injurias; 5. consolar al triste; 6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo; 7. rogar a Dios por vivos y difuntos.

Como se ve, nada de todo esto tiene que ver con la salvación de las almas. El Save the Planet es un cometido globalista, con sus reglas, con sus pretensiones, con sus fundamentos filantrópicos humanitarios, que coadyuva con otros intereses al advenimiento del otro, esto es, del Anticristo. Save the Planet es una ideal masónico: no católico.