El Papa pidió compromiso para erradicar “la lacra de los abusos en todos los ámbitos”


En un mensaje a los participantes en un evento sobre 'Vulnerabilidad y Abuso' que se desarrolla en Panamá, el Papa Francisco reitera: "Nuestro trabajo debe apuntar sin duda a erradicar situaciones que protegen a quienes se escudan en su posición para imponerse a los demás de manera perversa, pero también para entender por qué no puede relacionarse con los demás de forma saludable."

El Pontífice también pide profundizar en la cuestión por la que “algunos aceptan ir en contra de su conciencia, por miedo, o se dejan engañar por falsas promesas, sabiendo en el fondo de su corazón que van por el camino equivocado”. 

Por ello, el Papa nos invita a "humanizar las relaciones en cualquier sociedad, también en la Iglesia" porque esto "significa comprometernos a formar personas maduras y coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal, dando testimonio a la verdad".

"Una sociedad que no se base en estos supuestos de integridad moral será una sociedad enferma, con relaciones humanas e institucionales comprometidas por el egoísmo, la desconfianza, el miedo y el engaño", concluye el Papa.

 

 

 

 

En el mensaje enviado a los más de 350 participantes al Congreso, el Papa Francisco subrayó la necesidad de "un cambio absoluto de mentalidad en nuestra concepción de las relaciones que privilegie al menor, al pobre, al servidor, al ignorante, sobre el mayor, el rico, el amo, el letrado”.

Francisco se refirió en su mensaje -leído por el cardenal Sean O’Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores- al encuentro que mantuvo con una delegación del Consejo Latinoamericano del Centro de Investigación y Formación para la Protección del Menor" (Ceprome), el pasado 25 de septiembre en el Vaticano. El Papa recuerda en el texto que, en aquella ocasión, había subrayado "el compromiso de la Iglesia de ver en cada una de las víctimas el rostro de Jesús sufriente", pero también "la necesidad de poner a sus pies 'el sufrimiento que hemos recibido y causado', pidiéndole por 'los más infelices y pecadores desesperados, su conversión'".

En contra de los criterios de poder habituales que rigen las relaciones humanas, el Santo Padre pidió sintonizar con las fragilidades, propias e institucionales, como base para erradicar lo que él considera “la lacra de los abusos en todos los ámbitos de la sociedad”. 

Por eso, el pontífice llamó a mirar con los ojos de Dios la compleja problemática de los abusos sexuales, explicando que dicha perspectiva puede ayudar a comprender más cabalmente el fenómeno de la vulnerabilidad. 

Al respecto el pontífice aclaró, eso sí, que la verdadera pequeñez que se ha de abrazar es aquella a la que nos invita Jesús, la que pone su confianza en la gracia de Dios y, en consecuencia, afronta las contradicciones de la vida y ofrece una contribución al bien común. De hecho, el Papa advirtió que “ver la propia flaqueza como una excusa para dejar de ser personas cabales y cristianos enteros, incapaces de asumir el control de su destino, creará personas infantiles, resentidas”.

El Santo Padre también se refirió a los enormes desafíos que asumen diariamente los participantes de este congreso llegados de 20 países, entre quienes se cuentan laicos, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, profesionales de distintas disciplinas, así como responsables de oficinas para la prevención de abusos tanto a nivel de diócesis como de congregaciones religiosas. Muchos de ellos desenvuelven su labor en ámbitos sociales enfermos, carentes de presupuestos de entereza moral, “con relaciones humanas e institucionales pervertidas por el egoísmo, la desconfianza, el miedo y el engaño”, detalló el Papa.

Por eso, exhortó a los congresistas a continuar con su trabajo para acabar con las dinámicas que protegen a quienes usan sus posiciones sociales superiores para imponerse perversamente a otros, pero también les solicitó que puedan comprender por qué dichas personas no tienen la capacidad de entablar relaciones sanas ni de actuar según una recta conciencia. 

“Humanizar las relaciones en cualquier sociedad, también en la Iglesia, supone trabajar con denuedo para formar personas maduras, coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal, dando testimonio de la verdad con mayúsculas”, puntualizó Francisco.

El Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor (Ceprome) convocó para este III Congreso Latinoamericano a profesionales de distintas áreas que contribuyen a fortalecer una mirada experta y eclesial del drama de los abusos en la Iglesia.