“Dilexit Nos”

El Papa condenó un mundo "que parece haber perdido el corazón" en la 4ta encíclica de su papado

CIUDAD DEL VATICANO — El papa Francisco emitió la cuarta encíclica de su papado, en la que condenó un mundo "que parece haber perdido el corazón" en una época de convulsión global marcada por “guerras, desequilibrios socioeconómicos, consumismo y uso antihumano de la tecnología”.

El documento, titulado “Dilexit Nos”, o “Nos amó” en latín, se publicó coincidiendo con el 350mo aniversario de la primera aparición de santa Margarita María Alacoque, que ayudó a difundir la devoción al sagrado corazón de Jesús, asociado a la idea del amor divino por la humanidad.

La encíclica de carácter social pide a los fieles que “mediten” sobre el amor de Jesús en un mundo en el que el consumismo y los algoritmos hacen sombra a la humanidad. Era su cuarta encíclica, de las que la más conocida es “Laudato Si”, o “Alabado sea”, que planteaba el cuidado del medio ambiente en términos morales.

En las 350 páginas de “Dilexit Nos”, un documento publicado en ocho idiomas, el pontífice no especificó una crisis concreta, aunque suele mencionar conflictos como los de Ucrania o Gaza en homilías, plegarias semanales y viajes al extranjero.

Francisco suele pedir oraciones por el pueblo “martirizado” de Ucrania y hace poco habló de “ataques inhumanos” en Gaza. En el conflicto en Oriente Medio ha tendido hacia una posición equilibrada, mencionando a menudo a Israel y los rehenes aún en poder de Hamás al mismo tiempo que el sufrimiento de los palestinos.

En el texto, el pontífice dijo que no sentir como “intolerable” el sufrimiento en los dos bandos de un conflicto “es signo de un mundo sin corazón”.

“Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón”, escribió.

El papa también advirtió que las sociedades marcadas por el consumismo, dominadas “por los ritmos y ruidos de la tecnología” corrían el riesgo de dificultar la vida interior de sus habitantes.

Señaló que los algoritmos han revelado que “nuestros pensamientos y lo que decide la voluntad son mucho más ‘estándar’ de lo que creíamos. Son fácilmente predecibles y manipulables”.

En una era de inteligencia artificial, señaló, “no podemos olvidar que para salvar lo humano hacen falta la poesía y el amor”.