CLAVES DE LA SEGURIDAD

El PJ milita el Gulag


"En una pandemia, la principal obligación de todo gobierno es defender la salud y la vida de su comunidad'', dice el comunicado del PJ emitido el 23 de enero con las firmas de José Luis Gioja, Lucía Corpacci, Leonardo Nardini, Rosana Bertone y Antonio Caló.

Y mienten, porque no es verdad: en cualquier tiempo la principal obligación de todo gobierno es sostener el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. Una pandemia, por grave y mortal que sea, no es más que una situación sanitaria. De ningún modo confiere al gobierno facultades propias del Poder Constituyente, por ende el cuidado de la vida y la salud de la población debe atenderse dentro de los parámetros constitucionales.

En la Constitución de la Nación Argentina está claramente establecido que la suspensión de los derechos por ella garantizados sólo puede admitirse bajo estado de sitio, el cual no ha sido declarado. El 19 de marzo al suspender garantías constitucionales sin declarar estado de sitio el gobierno dio un golpe de Estado mediante el cual derogó de facto la Constitución Nacional arrogándose facultades que no tiene y que no le deben ser reconocidas.

Que un gobierno surgido legítimamente esgrima la existencia de una pandemia para romper el orden constitucional y atribuirse facultades que no surgieron de ninguna constituyente es tan golpe de Estado como reemplazar violenta y arbitrariamente autoridades legítimas.

 De modo cobarde y miserable tanto la ``oposición parlamentaria'' como la CSJN han sido y siguen siendo cómplices del golpe de Estado kirchnerista, que en su avance al totalitarismo hace del país un territorio de tolderías y feudos con campos de concentración.

 No hay ningún artículo de la Constitución Nacional que permita establecer campos de concentración como el que se ha hecho público en Formosa. Esto es tan claro y tan evidente que solamente tener que aclararlo demuestra la miseria intelectual que campea en la Argentina.

 Los mercaderes de DDHH que lucran llorando terroristas desaparecidos durante los años de plomo, exhiben un silencio demostrativo de sus intenciones antidemocráticas frente a la detención de quienes sin ser terroristas ni sospechados de tales son privados de su libertad.

 El PJ militando el gulag demuestra también que el peronismo caducó por la infiltración castrista y es un apéndice obediente del Partido Comunista Chino, con dirigentes acomodaticios capaces de volverse jemeres rojos en la afirmación de su nueva fe ideológica.

 Frente a ellos, los dirigentes cambiemitas que alzan la voz lo hacen con tal temor reverencial a sus pruritos progres que denuncian los atropellos sólo cuando se caen de evidentes y sin atacar al gobierno nacional. Temen que los golpistas K los acusen de antidemocráticos. Así no quieren ver lo evidente, igual que Alfonsín ante el ataque del MTP prefieren creer que los que atentan contra la democracia sí o sí tienen que ser de derecha.

 Finalmente, si se tiene claro que el totalitarismo kirchnerista es incompatible con la República debe colegirse que el progresismo cambiemita es por timorato funcional al kirchnerismo. Entonces la pregunta: ¿Y dónde están los republicanos? Dispersos y desorganizados, acaso demostrando con su poca voluntad de unirse ninguna gana de pelear.
 
El patriotismo, en su más elevada expresión, es el sometimiento a la ley en los duros términos de Sócrates, legado a nosotros por Platón en el diálogo 'Critón'. Falta ese patriotismo en Argentina, donde el gobierno socava la ley (Constitución Nacional) sin que surja la debida e intransigente rebeldía que lo arroje al escarmiento.