El Banco Central acelera la licuadora

Por Iván Cachanovsky *

El lunes a la noche, el Banco Central anunció tres medidas que sorprendieron al mercado.
1) Reducción de la tasa de política monetaria: a partir del 12 de marzo, la tasa de interés de los pases pasivos se fijó en 80% TNA.
2) Normalización de la gestión de liquidez por vía de pases: a partir del 18 de marzo, el acceso a la ventanilla de pases volverá a ser exclusivo para las entidades financieras reguladas por BCRA (ver Comunicación A7977).
3) Desregulación de tasas mínimas de interés: a partir del 12 de marzo, se elimina la tasa mínima de plazo fijo (ver Comunicación A7978).
Pondremos el foco en la primera y la tercera.
La primera medida tiene como objetivo bajar el ritmo de emisión de pesos por intereses de los pasivos remunerados dado que una de las fuentes de absorción de pesos vía Bopreal que existe ahora va a terminar (hasta que termine de suscribirse los u$s 3.000 millones de la Serie 3).
Gracias a la menor tasa de interés, el BCRA emitirá $530.000 millones menos de pesos por mes. Además, era un incentivo de último minuto para que los bancos entren al megacanje de deuda del Tesoro, aunque es una hipótesis que, o bien era errónea o bien no le funcionó al Gobierno ya que los privados entraron con muy pocos bonos al canje.
Hay que descartar efusivamente que la baja de tasas tenga como objetivo incentivar la actividad económica ya que ni el Gobierno habla de ese tema y los agentes de la economía no están tan endeudados como para que el ingreso disponible crezca y aumente el consumo.
Lo que puede empezar a aparecer lentamente son algunas líneas de préstamos personales o comerciales de bancos que prefieran prestar a una tasa en torno al 90%, que es una tasa atractiva para aquellos que deseen endeudarse ya que está por debajo de la inflación, y para los bancos es una tasa mayor a la de los pases pasivos.

VOLVER A LAS FUENTES
La tercera medida busca justamente empezar a hacer que los bancos vuelvan a comportarse como bancos comerciales. La liberalización de tasas les permite volver a tener un margen positivo en la intermediación financiera.
Desde que se eliminaron las Leliq y la tasa de referencia bajó de 133% a 100%, los bancos tuvieron un margen negativo ya que los plazos fijos rendían 110% de TNA. Esa tasa era regulada por el BCRA, por lo que los bancos no podían hacer mucho. Lo que sucedía era un rechazo generalizado de depósitos a plazo a las empresas, que pasaban a colocar sus pesos en cuentas corrientes remuneradas con rendimientos cercanos al 85%.
Ahora, con la baja de tasas de los pases y la liberalización de las tasas, los bancos bajaron la tasa de los plazos fijos por debajo del 80%, entre 70 y 77%. De esta manera, si una persona arma un plazo fijo, el banco lo toma, lo coloca en pases al 80% y le paga al ahorrista un 75%, obteniendo un margen positivo. Por esta razón las acciones de los bancos reaccionaron muy positivamente a la medida.
Como conclusión, podemos afirmar que el Gobierno busca continuar la licuadora de pesos por unos meses más para seguir bajando el nivel de monetización de la economía para poder avanzar con una salida del cepo con un riesgo de overshooting cada vez más bajo debido a que no hay pesos que corran contra el dólar.
La pregunta crucial es: ¿Hasta cuándo? La licuadora se puede apagar sola con una baja de la inflación en línea con la tasa de interés hasta que la misma se vuelva positiva, o bien se termina este esquema una vez que se tome la decisión de salir del cepo y obtener una tasa de interés real positiva para sostener la demanda de pesos.

* Director del Departamento de Economía y Ciencias Sociales del Instituto Universitario Eseade
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