Las relaciones entre Argelia y Francia pasan hoy por un muy mal momento. Uno más. No es la primera vez, por cierto.
Francia, por su parte, ha de pronto reducido a la mitad el número de visas que normalmente confiere a los argelinos que viajan al país galo.
Las víctimas de esa recordada masacre, cabe recordar, fueron en su mayoría argelinos. Había unos 30.000 de ellos participando en una enorme y pacífica protesta. Muchos, estaban entonces enrolados en el FLN argelino. Se pronunciaban en esa recordada protesta contra un sorprendente toque de queda francés, que curiosamente fuera impuesto tan sólo a los argelinos. Como para no generar indignación.
Nadie mencionó en el homenaje referido el impacto del odio, ni el de la sed de venganza. Ni el de las ideologías
CRIMEN INEXCUSABLE
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se refirió, hace muy pocas horas, a la aludida masacre parisina de 1961, definiéndola como un "crimen inexcusable''. Imperdonable, entonces. Sin hacer, asimismo, señales de arrepentimiento de ningún tipo, ni pedir disculpas por el horror de lo sucedido.
El ex presidente francés François Hollande, en 2012, había calificado ya, recordemos, a la masacre en cuestión, con una muy inusual dureza, de "represión sangrienta.''
La diáspora argelina insistió siempre en que es necesario que se conozca toda la verdad en torno a esa tragedia. Es así. Pero aún esto no ha ocurrido.
Ocurre que doce mil de los participantes en la protesta, nada menos, fueron detenidos en la noche del 17 de octubre de 1961. El número real de las víctimas argelinas fatales está -pese al tiempo transcurrido- aún muy debatido. Nadie lo sabe realmente, con la precisión requerida. Para unos, fueron apenas tres. Para otros, varios centenares. Y hay hoy quienes sostienen que murieron unas 120 personas, a manos de las entonces demasiado violentas fuerzas policiales francesas.
La sombra de la impunidad aún flota sobre lo sucedido en 1961. Y todavía duele. Mucho y a muchos.
Ninguna Comisión de la Verdad se ha abocado, con la necesaria independencia, al estudio profundo del espinoso tema. La verdad aún se discute. Todos pretenden ser sus dueños. Cada uno con sus propios matices y conveniencias.
DISCURSO DE ODIO
El presidente Emmanuel Macron, no obstante, en conversaciones laterales mantenidas en el transcurso de la ceremonia conmemorativa antes apuntada, echó alguna leña al fuego al sostener que la ``historia oficial'' actual de los argelinos sobre la masacre de 1961 no se basa en verdades, sino en un lamentable discurso de odio hacia Francia. Lo que no es pequeña cosa, ni ayuda demasiado.
Durante años, la masacre parisina del 17 de octubre de 1961 estuvo casi escondida, mal disimulada y obviamente manipulada de cara a la memoria colectiva de Francia, que es toda una nación moderna que no debió transitar ese camino. Por lo menos, hasta fines de la década de los 70, eso fue -clara y efectivamente- así.
Para el presidente francés, Emmanuel Macron, la historia oficial argelina sobre la masacre de 1961 está todavía alimentada por su poderoso régimen político-militar. Es, de alguna manera, cree, un
Quizás por ello es que no se han reconocido expresamente los crímenes cometidos bajo las órdenes del entonces prefecto del Sena, Maurice Papon, como delitos de los que el propio Estado galo fuera, en su momento, directamente responsable.
Papon está, además, involucrado, aparentemente, en la masacre de unos 1.600 judíos franceses en Bordeaux, entre 1942 y 1944. Lo que es toda una fea señal, por cierto. Y fue ministro de Valery Giscard d'Estaing, en la década de los 70.
Pero en cambio ya se ha reconocido, en Francia al menos, el mérito de los llamados
El tema de la masacre del 17 de octubre de 1961 no es, para Francia, menor. Particularmente si se tiene en cuenta que