Efectos adversos del progreso tecnológico
Incandescente
Por Anna Levin
Ediciones Godot. 256 páginas
Si la revolución industrial trajo innumerables beneficios para la humanidad, no han sido pocos los problemas aparejados tanto por la complejidad de producción para las fábricas como para la salud de los trabajadores y consumidores de todo el mundo.
Entre ellos se puede contar la luz artificial, creada y perfeccionada por el británico Joseph Swan y el estadounidense Thomas Alva Edison entre 1879 y 1880, ya que pese a haber sido un avance de la modernidad, miles de médicos han expresado su preocupación por los efectos negativos que originó en los seres humanos.
Así lo deja entrever en este libro la periodista Anna Levin, quien tanto a modo personal como histórico explica las consecuencias del encendido de las distintas bombillas eléctricas como CFL o Led, que aumentaron considerablemente la intensidad lumínica en el planeta desde el siglo XIX, catalogando a este avance como dudosamente ecológico.
"Antes las luces titilaban y ahora encandilan" se queja la autora en uno de los capítulos. Y no se equivoca. Basta ver la tolerancia a las diferentes ondas de luz que expresan los pacientes en patologías tales como dolor de cabeza, migraña, problemas de visión, ansiedad, confusión y hasta afecciones dermatológicas. Y es tal su relevancia que repercute incluso en el reloj biológico de los seres humanos, ya que regula las hormonas, la presión arterial, la temperatura, la alimentación y el sueño.
"La luz es la cara visible del espectro electromagnético" explica. Y si bien también es una fuente de vida, "experimentar en carne propia esta historia no sólo me hizo cambiar mi percepción de la luz y la oscuridad, sino también de la política, el poder y la ciencia" concluye Levin, quien alerta sobre el peligro de ""consenso"" en la población, que acepta lo dicho por los científicos como un hecho consumado.
Incandescente es un libro que invita a reflexionar, con dosis en partes iguales de testimonios e investigación periodística de un tema muchas veces olvidado: la iluminación a la que estamos expuestos, ya que el entorno en el que vivimos puede ser tan tóxico que ni nos damos cuenta.