Edulcorantes, falsos aliados de la salud

Nuevos estudios confirman que no ayudan a bajar de peso ni a controlarlo. También se encontraron vínculos entre el consumo de estos productos y mayor predisposición a sufrir eventos cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

Las sospechas sobre cuán saludables son en verdad los edulcorantes vienen desde hace tiempo. En especial, luego de que en 1969 se prohibiera en Estados Unidos el uso del ciclamato debido a los estudios que hallaron un vínculo entre este tipo de edulcorante y un mayor riesgo de cáncer. Una prohibición que se mantiene hasta el día de hoy en aquel país, a pesar de que muchos otros -incluida la Argentina- continúan su comercialización.

Desde entonces se han llevado adelante nuevos estudios científicos con la intención de aportar tranquilidad a los consumidores -y sacar de apuros a la industria alimentaria que se vale de estos endulzantes para reducir los altos aportes de azúcares y calorías en sus productos-. Pero lo cierto es que la evidencia científica más reciente ofrece nuevos motivos para evitar el consumo de edulcorantes como el aspartamo, la sucralosa, el ciclamato y el acesulfamo-K, entre otros. En concreto, un nuevo estudio realizado por investigadores españoles alerta que esta clase de endulzantes aumenta el riesgo cardiovascular.

La revisión científica, publicada en la revista ‘Current Opinion in Cardiology’, también aporta evidencia de que estos productos no son beneficiosos para controlar el sobrepeso.

Liderado por los doctores Francisco Gómez Delgado y Pablo Pérez Martínez, del Hospital Universitario Reina Sofía, en España, el trabajo constituye una actualización de la evidencia científica existente hasta el momento en torno a los edulcorantes artificiales. Así, han llegado a la conclusión de que estos productos ejercen una influencia negativa en el desarrollo de la obesidad y en varios de los factores de riesgo cardiometabólico más importantes, como la hipertensión, la dislipidemia y la diabetes.

La gran paradoja es que el consumo de edulcorantes artificiales se ha presentado siempre como una alternativa para reducir la ingesta de calorías en la dieta para las personas con sobrepeso y obesidad. Sin embargo, como se explica en este trabajo, el consumo de estos edulcorantes artificiales favorece el aumento de peso debido a mecanismos neuroendocrinos relacionados con la saciedad que se activan anormalmente cuando se consumen edulcorantes artificiales.

Las evidencias confirman que el consumo de edulcorantes artificiales no favorece la pérdida de peso, sino que predisponen a un aumento derivado del efecto que los edulcorantes artificiales tienen a nivel neurohormonal, al alterar los mecanismos implicados en la regulación de la sensación de saciedad.

Los autores del trabajo aclaran que no es posible afirmar que el azúcar sea menos perjudicial, sino que es aconsejable reducir o eliminar de nuestra dieta y sustituir por otras alternativas más saludables para el control del peso tanto el azúcar como los edulcorantes.

Asimismo, los investigadores ponen de manifiesto que existe ignorancia no sólo en la población sino también entre los médicos acerca de los efectos negativos de los edulcorantes.

El estudio comprueba que los edulcorantes artificiales provocan alteraciones importantes en el sistema endocrino, lo que hace que nuestro metabolismo funcione de forma anormal.

En concreto, la revisión científica reveló que el consumo de edulcorantes artificiales aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 entre un 18% y un 24% y eleva el riesgo de síndrome metabólico hasta un 44%.

Al respecto, los autores detallan que los trastornos neurohormonales que producen los edulcorantes repercuten en el apetito, y la sensación de saciedad se retrasa de manera anormal. Por otro, se induce una secreción excesiva de insulina en el páncreas, lo que, a la larga, favorece los trastornos metabólicos que conducen a la diabetes. En esa línea, apuntan que este proceso conduce a la “disbiosis” (que desencadena procesos fisiopatológicos específicos que afectan negativamente a los sistemas cardiometabólico y cardiovascular), ya que nuestra microbiota es incapaz de procesar los edulcorantes artificiales.

Por otro lado, respecto de cuáles edulcorantes son mejores, aclaran que los estudios disponibles en la actualidad evalúan el consumo de productos dietéticos que, en la mayoría de los casos, incluyen varios tipos de edulcorantes artificiales y que, por lo tanto, no es posible definir diferencias específicas entre ellos en cuanto a cómo afectan a nuestra salud. Insisten en que hay suficientes evidencias para confirmar que el consumo de edulcorantes artificiales interfiere negativamente en nuestro metabolismo y aumenta el riesgo de desarrollar diabetes.

En cuanto a los mecanismos por los que se asocia a los edulcorantes con un aumento de la presión arterial, los autores manifiestan que las bebidas endulzadas tienen un mayor contenido en sodio, es decir, los edulcorantes añaden este elemento, que es un factor que está directamente relacionado con el aumento de los niveles de presión arterial. Otro factor que también puede influir en la presión arterial es el aumento de la secreción de insulina que se ha descrito como consecuencia de los edulcorantes. A medio y largo plazo, esto se asocia con un aumento de los niveles de presión arterial.

“Necesitamos pruebas más sólidas para adoptar una postura clara sobre el uso de este tipo de edulcorantes y su efecto perjudicial para la salud. Mientras tanto, lo ideal sería limitar su consumo o incluso evitar añadir edulcorantes artificiales al café o las infusiones", subrayaron los investigadores.

INFARTO Y ACV

Otro estudio llevado adelante por la Clínica Cleveland, en Estados Unidos, y publicado en Nature Medicine en febrero último revela que un edulcorante artificial común está relacionado con tasas más elevadas de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular (ACV): el eritritol.

Los investigadores estudiaron a más de 4.000 personas de Estados Unidos y Europa y descubrieron que las que tenían niveles más altos de eritritol en sangre presentaban un riesgo elevado de sufrir un episodio cardiaco adverso grave, como infarto de miocardio, ACV o muerte. También examinaron los efectos de añadir eritritol a la sangre total o a plaquetas aisladas, que son fragmentos celulares que se agrupan para detener hemorragias y contribuyen a la formación de coágulos sanguíneos.

Los resultados revelaron que el eritritol facilitaba la activación de las plaquetas y la formación de un coágulo. Los estudios preclínicos confirmaron que la ingestión de eritritol aumentaba la formación de coágulos.

"Los edulcorantes como el eritritol se han popularizado rápidamente en los últimos años, pero es necesario investigar más a fondo sus efectos a largo plazo", afirma el doctor Stanley Hazen, autor principal del estudio y presidente del departamento de Ciencias Cardiovasculares y Metabólicas del Instituto de Investigación Lerner y codirector de la Sección de Cardiología Preventiva de la Clínica Cleveland.

"Las enfermedades cardiovasculares se acumulan con el tiempo, y las cardiopatías son la principal causa de muerte en todo el mundo. Tenemos que asegurarnos de que los alimentos que comemos no son contribuyentes ocultos", añade.

Los edulcorantes artificiales, como el eritritol, son sustitutos habituales del azúcar de mesa en productos bajos en calorías, carbohidratos y "keto". Los productos sin azúcar que contienen eritritol suelen recomendarse a personas con obesidad, diabetes o síndrome metabólico que buscan opciones para controlar su consumo de azúcar o calorías. Las personas con estas afecciones también corren un mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos, como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.

El eritritol es aproximadamente un 70% más dulce que el azúcar y se produce mediante la fermentación del maíz. Una vez ingerido, el cuerpo metaboliza mal el eritritol. En su lugar, pasa al torrente sanguíneo y abandona el organismo principalmente a través de la orina. El cuerpo humano crea cantidades bajas de eritritol de forma natural, por lo que cualquier consumo adicional puede acumularse.

Medir los edulcorantes artificiales es difícil y los requisitos de etiquetado son mínimos y a menudo no enumeran los compuestos individuales. El eritritol está "generalmente reconocido como seguro (GRAS)" por la FDA, lo que significa que no se requieren estudios de seguridad a largo plazo.

Sin embargo, los autores señalan la importancia de realizar estudios de seguimiento para confirmar sus hallazgos en la población general. El estudio tenía varias limitaciones, entre ellas que los estudios de observación clínica demuestran asociación y no causalidad.

“Nuestro estudio demuestra que cuando los participantes consumían una bebida edulcorada artificialmente con una cantidad de eritritol que se encuentra en muchos alimentos procesados, se observaban niveles notablemente elevados en la sangre durante días, niveles muy superiores a los observados para aumentar los riesgos de coagulación", enfatiza Hazen. "Es importante que se realicen más estudios de seguridad para examinar los efectos a largo plazo de los edulcorantes artificiales en general, y del eritritol en particular, sobre los riesgos de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, sobre todo en las personas con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular", agrega.

Los autores recomiendan consultar al médico o a un nutricionista para obtener más información sobre opciones alimentarias saludables y recomendaciones personalizadas tendientes a evitar estos potenciales riesgos asociados con los edulcorantes.