Dyango eterno: la vuelta del “artista extranjero que más tangos ha grabado”
De paso por Buenos Aires, el célebre cantante anunció que regresará en septiembre para presentar un nuevo disco. Figura indiscutida de la música romántica, a los 85 años sigue trajinando los escenarios del mundo. Grabó un álbum doble de duetos y prepara otro con músicos de jazz. Dispara contra el reguetón.
Pocos músicos pueden llevar en sus currículums los logros, colaboraciones y reconocimientos que Dyango ha acumulado a lo largo de su carrera. Y es que José Gómez Romero, tal su verdadero nombre, tiene una carrera no sólo cimentada en éxitos sino también en una sensibilidad artística que ha sabido emocionar a generaciones enteras.
Temas como ‘Corazón mágico’, ‘Esta noche quiero brandy’, ‘Cuando quieras, donde quieras’, ‘Si la vieras con mis ojos’ y ‘Ese hombre’, con el dúo Pimpinela, entre muchos otros éxitos, ya no le pertenecen; son patrimonio mundial de la música.
Es que hablar de Dyango es hablar de una de las figuras más emblemáticas de la música romántica en español. Con más de cincuenta años sobre los escenarios y una discografía que supera los cuarenta álbumes, su voz ha sabido atravesar generaciones, fronteras y estilos, siempre con la misma esencia: la emoción pura. Nacido en Barcelona en 1940, construyó una carrera sólida que lo llevó a conquistar no sólo a España sino también América latina, donde se ganó el título de “el cantante del amor”. Su estilo inconfundible, mezcla de bolero, tango, balada y canción melódica, lo convirtió en un referente indiscutible de la música sentimental.
La Prensa tuvo oportunidad de entrevistarlo en exclusiva. A solas con este cronista, Dyango abrió las puertas de su historia y su presente, el amor por la Argentina y por el tango, la relación con su familia y la música actual.
Muy amable, nos recibió en el Salón San Telmo del NH City Hotel, en pleno casco histórico porteño, donde muy jovial y sonriente señaló: “Vengo a este hotel desde siempre, hace años que conozco a Florencio (Aldrey Iglesias, el dueño de casa y director de La Prensa). Hasta engendré un hijo mío aquí, que ya tiene 56 años. Imagínate”.
GENESIS
-¿Cómo empezó con la música?
-Estudiando. Mi padre era músico de profesión y yo quería ser como él y tocar esos instrumentos. Estudié en el conservatorio desde los ocho años los instrumentos que tocaba mi papá: la trompeta y el violín. Terminé los estudios y después, como tenía tanta facilidad para la música, resulté ser un muy buen trompetista y un más o menos violinista. Pero vino enseguida lo de la canción y apareció Dyango.
-¿Y el lado romántico le surgió naturalmente? ¿Nunca coqueteó con otros estilos musicales?
-No. Siempre consideré que el romanticismo, el amor, la música, todo va muy unido, muy ligado. Entonces para mí es muy importante darle rienda suelta a la imagen de un gran amor ligado con la música. La gente se sigue enamorando y con las canciones románticas no solamente de Dyango sino de 50.000 que hay por ahí cantando.
-Usted ya tiene una carrera de muchos años y sigue estando vigente. Si embargo, hay músicos que desaparecen en uno o dos años. ¿A qué cree se debe? -Es muy curioso eso. Yo creo que la suerte mía es haber sido músico y, sobre todo, haber sido músico de jazz, eso es fundamental. El músico de jazz es el gran músico, el que lleva la música dentro, el que dentro de una armonía te hace una canción que le sale del corazón al momento. Ese es el músico de jazz, y no todos los músicos que han estudiado muchos años pueden hacer eso. Pueden ser buenos violinistas, buenos trompetistas y trabajar en grandes orquestas, sinfónicas, sobre todo. Pero un músico de jazz es un privilegiado.
-Una vez alguien dijo que el músico de jazz es el único que puede abarcar todos los estilos.
-En la música hay gente que quizás es más virtuosa que el músico de jazz con su instrumento, que lo ha estudiado a fondo y que realmente lo toca bien, pero todo está escrito ya. El de jazz te hace ver todo escrito y cuando ha terminado la escritura empieza a hacer sobre aquella armonía una canción que le sale desde adentro. El músico de jazz es, como tú dices, excepcional.
-¿Cómo fueron sus inicios en el jazz y qué recuerdos guarda del conservatorio?
-El jazz prácticamente no se conocía nada en España. El estudiante de música estudia clásico. Estudia seis años de trompeta y todos los libros están preparados para ser un buen trompetista. El músico de jazz nace después. El que dice ‘sí yo toco ese instrumento, pero además toco esto que me sale de mí’. Ese es el músico de jazz. Y eso me pasaba a mí. Los chicos del conservatorio venían conmigo y cuando íbamos al baño sacábamos nuestro instrumento y yo era la gran figura. Hacía cosas que los demás no sabían hacer. Los demás tocaban la lección normal y corriente, yo tocaba algo más.
BIEN ACOMPAÑADO
-¿Cómo ha logrado en su carrera poder cantar con gente tan disímil como el ‘Polaco’ Goyeneche, Pimpinela, Armando Manzanero y Sheena Easton, entre otros? -Es una gran facilidad que tengo, pero tampoco es difícil eso. Tienes que aclimatarte a lo que hacen también los demás. Con el ‘Polaco’ fue una cosa exuberante, maravillosa, fuera de lo común. Con Pimpinela más o menos lo mismo. Joaquín es un genio de la escritura y de la música. Con Sheena Easton y con tantos otros hemos ido cada uno con su estilo. He cantado con Celia Cruz, Oscar de León, Paco de Lucía, todos músicos fantásticos.
-¿Qué es ser músico para usted?
-El ser músico es muy importante en esta vida. Tengo dos hijos que también cantan. Mi hijo Jordi y mi hijo Marcos, que triunfan por ahí también. Están mi nieto Izan, mi nieto Axel, a quienes también les fascina la música. Esos son los que van a seguir mis pasos. Algunos con más suerte, otros con menos. Esta profesión es muy difícil. Yo he cantado, no he sabido hacer otra cosa que música. Lo mío ha sido cantar. Y con esta canción, pues, he llegado a la gente que me quiera escuchar. Que ha sido mucha y en todos los países.
-¿Cómo lo trata Buenos Aires? Usted es un porteño más, se puede decir.
-Sí, realmente lo soy, ¿por qué no decirlo? Soy una persona que ama este país. Y quizás todo el mundo que llega aquí, sobre todo los músicos o cantantes, quieren a este país porque es donde más reciben los aplausos de la gente. Es un público muy ferviente, muy entregado. Aquella abuela que un día te escuchaba siendo joven, pues ha pasado la tradición de escuchar a Dyango. Y la mamá esta ha tenido sus hijos que son pequeños y siguen escuchando las canciones de este cantante que les gusta. Y eso no sucede mucho en otros países.
-¿Qué piensa de la música actual?
-Se puso de moda el reguetón y entonces desfasa un poco lo que es la música. Me duele ver gente joven a la que no le enseñan otro tipo de música que no sea esta mierda. ¡Y lo que dice! Los poetas del tango que hacían estas canciones: “Sur, paredón y después sur; Sur, una luz de almacén...”, eso es una locura. “Nostalgias de escuchar su risa loca…”, eso es otra locura. En el tango fue la locura que lo han cantado y recantado mil veces. Y ahora te dicen “te voy a hacer...Te voy a reventar...” Eso es una mierda que no sirve para nada. La gente joven ha conocido esto y se queda con esto. Es muy problemático, es casi un pecado lo que estamos haciendo o lo que han hecho algunos. El tango, cuando tienes 35 o 40 años, hace que te quedes enganchado en él. Soy el cantante extranjero que más tangos ha grabado.
DUETOS Y GIRA
-Tiene preparado un nuevo disco, ‘Su amigo Dyango’. ¿Qué nos puede adelantar?
-Estamos realizando un disco doble con gente joven de aquí que me ha prohibido adelantar mucho, pero lo que puedo decir es que mis canciones las cantamos esta gente y yo a dúo. Son cantantes muy conocidos y populares, muy queridos además. Con todo el amor del mundo querían cantar conmigo, ha pasado algo que yo no pensaba siquiera, un afán para estar al lado de Dyango. Con un amor desmedido incluso.
-Eso se debe a que usted marcó una época.
-La de la música romántica. Música buena yo creo, que si está bien hecha es toda, menos lo que están haciendo ahora. Por ejemplo, la música clásica...Es sensacional lo que hacía esta gente. La música de jazz, maravillosa. El tango, igual; el bolero, fantástico. Todo eso es lo que me inculcaron a mí, hasta que llegó esto, que a la gente le da por mover el culo y bailar un poco obsceno incluso. Pero bueno, ya pasará.
-Después del disco arranca una gira para presentarlo.
-Eso va a ser para septiembre. Ahora me voy a España dentro de unos días. Vuelvo a mi casa en pleno verano, por suerte. Después sí, a principios de septiembre empezamos una gira aquí (el 5 de septiembre en el Gran Rex) y después nos vamos al interior (Rosario, Córdoba, San Juan, Mendoza, Tucumán, Salta, Junín) y a Chile, Perú, Estados Unidos, República Dominicana. Es que he sido un personaje que yo creo que lo he conseguido a través de los años esto. He sido popular en todos lados y me quieren en todas partes sin hacer ningún esfuerzo. Lo que sé es que he amado mucho la música, que es mi vida. Que ahora estoy haciendo un disco, no estos dos que estábamos hablando sino otro, en Barcelona, con músicos de jazz. Una cosa para mí maravillosa. Y que tengo la ilusión como si fuera el primer disco en mi carrera.
-¿Al show va a subir algún artista con el que hace el disco de duetos?
-Hay una nena que canta maravillosamente, Angela Leiva (sonríe cómplice). Cantó mi canción ‘Por volverte a ver’. Interpreta tan bien y es tan dulce a la vez, que me emocionó al momento de la grabación y por eso la quiero resaltar. En ese disco están mis dos hijos cantando también.
-Para cerrar, dos últimas preguntas. ¿el retiro está cada vez más lejos, verdad?
-El retiro...(suspira). A veces pienso ‘mientras el cuerpo aguante…’. La música es lo más importante de mi vida, pero claro, es mientras el cuerpo aguante. Si no aguanta no habrá más remedio. Hasta ahora la ilusión está, no quisiera ser un viejo decrépito viendo televisión todo el día y pensando en lo que fue y ya no es. Aguantaré hasta que Dios quiera.
-¿Ganamos un cantante o perdimos un trompetista?
-Ganasteis un cantante. Trompetistas hay muy buenos y eran mucho mejores que yo. Cantantes, no tanto.