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Drogas: prevenir genocidios de adictos

Un grupo de funcionarios jóvenes del área de Salud y Desarrollo Humano de distintos municipios de todo el país y de distintos signos políticos me pide una entrevista para analizar el fenómeno con el cual se encuentran y que los atemoriza: el consumo creciente de drogas. Tienen razón en preocuparse y les digo que tienen que enfrentarse a una pandemia: del griego pan, todo y demos, pueblo.

Lo masivo ya es un problema comunitario, ya que se transmite de ‘par a par’, no es la viruela o el covid sino un modo de vida que incluye la droga y una muerte asegurada y que reditúa una gran plusvalía a redes de vendedores, políticos entrelazados a ellos, grupos financieros, redes bancarias, etc. Genocidio nuevo en el donde el propio condenado va a buscar su cadalso pagando para ello impulsado, todo esto, por la dependencia a las sustancias.

Los jóvenes funcionarios se sorprenden ante el diagnóstico que les doy de fuerzas poderosas globales que tienen un gran impacto sobre lo local; o sea sobre cada localidad. Los cambios se pueden dar desde lo global a lo local o desde lo local impidiendo o neutralizando, lo máximo que se pueda, lo global.

Dada la situación actual les recomiendo neutralizar el negocio de la muerte de naturaleza global con una gran tarea en lo local, o sea sobre cada territorio: cada barrio, cada escuela, cada familia, grupos de jóvenes, iglesias, etc. Es lo que nos queda, o sea generar “trincheras” de cada territorio y esas “trincheras” implican un plan masivo de prevención.
Incluir a la población formando líderes y organizaciones. Líderes en cada punto del territorio que debe ser “mapeado” con todas las redes que lo circundan: líderes, redes de instituciones y llegar a que cada Municipio sea un Municipio preventivo. Para ello debían tener un aval político de las autoridades superiores de cada municipio para hacer una movilización social preventiva. Se encontrarán con dificultades porque desde hace años se promueve el consumo de drogas desde distintos espacios: la progresía cool, las concepciones ultraliberales y los propios grupos de consumidores (se presume que cada adicto hace cuatro al mes por presión grupal).

Además, deben enfrentarse al narcomarketing que es una herramienta clave en el negocio, como lo es la publicidad encubierta del consumo y fundamentalmente desde edades precoces. A mayor inmadurez del cerebro en la pubertad y con entrada al consumo de alcohol y cannabis fundamentalmente se aseguran un cliente por años. Incluso está medido cuánto puede durar cada cliente; si hay consumo de opioides no mas de cinco años; de cocaína veinte años. Frío cálculo de la ganancia.


PSEUDOMODELO URUGUAY

La producción de opio y la fabricación de cocaína se mantienen en niveles récord. Las cantidades incautadas también son más altas que nunca. El número de personas que consumen drogas ha aumentado en un 70 por ciento con respecto a 2009. En 2021, los países caribeños y del Altiplano producen cocaína sin control bajo el amparo de las propias autoridades o ellos mismos son autoridades. Es una triste realidad.
La droga que más se consume en todo el mundo sigue siendo el cannabis (se estima que 250 millones de personas consumieron cannabis en el año anterior). En Argentina el consumo de cannabis se ha naturalizado y la fallida Reprocann ha dado permisos de plantación desde el propio Ministerio de Salud de la Nación con la sola presentación de un certificado médico (en muchos casos falsificado) y así se llegó a la friolera de 200.000 autorizados.

No hay tantos “epilépticos refractarios” en nuestro país, ya que ahí sí el cannabidiol que es un producto de la planta puede ayudar y paliar efectos convulsivantes. Pero todo parece ser una mentira. Se ha implantado en la Argentina el cannabis y así nos encontramos con pacientes que en su jardín tienen plantas de cannabis; algunos tienen su dosis diaria, otros venden en el barrio y la transaccionan por otras drogas. Los más organizan plantaciones como la recientemente descubierta de 200.000 plantas con el permiso de la Reprocann.
Les explico a estos jóvenes y azorados funcionarios que el cannabis es el Caballo de Troya para iniciar el consumo de otras drogas y que se estimula el consumo por lo que ellos tenían que estimular a través de un gran movimiento sociopreventivo la detección precoz, o sea en edades infantiles (tenemos menores de 9 años que consumen).

Les explico a estos jóvenes y lúcidos funcionarios la cantidad de “campos de concentración” de consumo o “aguantaderos” en donde se agrupan decenas de adictos incluso con permiso de dueños que reciben un alquiler diario o una dosis. “Iglesias abandonadas” regenteadas por narcos en donde se permite el consumo y se les brinda un colchón para dormir. Todo esto sucede aquí entre nosotros.
La diversificación de los productos de los cannabis consumidos en algunas jurisdicciones permite el uso no médico del cannabis; flor de cannabis 20 por ciento THC (principio activo); comestibles y otros (tortas, caramelos, brownies, bebidas) hasta un 69 por ciento THC. Pensemos que el cannabis en la época de los Beatles no superaba el 5 por ciento.

Aumenta cada vez más la dosis y los efectos colaterales del cannabis son: abulia, hipomotivación, depresión y psicosis cannábicas (delirios, “autismo toxico”, etc.). La disminución de las incautaciones en América del Norte ha ido acompañada de un aumento del uso no médico del cannabis en el contexto de las medidas adoptadas en algunas jurisdicciones para legalizarlo.

Uruguay es un ejemplo magno del fracaso de la legalización del cannabis. El presidente José Mujica se reunió en 2013 con George Soros (benefactor de todos los movimientos por la liberación de las drogas) y declaró: “Uruguay será un modelo y como laboratorio para todo el mundo”. Lo mismo declaró el encargado de drogas del presidente Barack Obama cuando dijo que el permiso en Colorado de la venta libre de cannabis iba a ser un “laboratorio de pruebas” para el mundo. Ahí debimos pensar: “Nos utilizan de ‘cobayos’”.

En Uruguay asistimos al aumento de venta ilegal que supera largamente al negocio legal en farmacias; se ha convertido en el principal país consumidor de cannabis de América Latina junto a la Argentina y también junto a nosotros en el principal consumidor de cocaína. Hoy comentan con impavidez: “Quedaron muchos enfermos” y no hay centros de tratamiento porque este progresismo cool desestima los tratamientos residenciales por prejuicios considerándolos centros de tortura. Ignorancia absoluta del sufrimiento humano.

La Universidad Católica de Uruguay alerta que la idea de Mujica de sacarle en negocio a los narcos solo ha aumentado el problema, y los narcos venden cada vez más. Esto pasa en todo el mundo: a mayor liberalización más mercado ilegal. Holanda que era el faro progresista del mundo con sus coffee shop de marihuana los está cerrando paradójicamente. La experiencia del 2000 fracasó.

Pese al objetivo de impedir que los delincuentes obtengan beneficios del comercio ilícito de cannabis, en muchos de los Estados que han legalizado el uso no médico del cannabis han subsistido muchos mercados ilícitos. Esto es especialmente patente en los estados de Colorado y Washington, que figuraban entre las primeras jurisdicciones que adoptaron esas medidas en 2012.

En California, los intentos iniciales de autorizar la venta de cannabis en 2018 se tradujeron en un aumento de los precios con respecto al mercado ilícito, por lo que no se logró atraer a los consumidores y apartarlos del mercado ilícito. Mientras tanto aumentan la hepatitis C, el VIH y la sífilis (datos de nuestro país lo certifican y en todo el mundo).