Dos medidas para darle oxígeno a la economía

Existen dos medidas que pueden mejorar rápidamente la situación económica y que consisten en derogar la ley que prohíbe la indexación de la moneda y derogar la ley que dispone sancionar con impuestos a los créditos bancarios.

Hacen bastantes años que la Corte Suprema de la República Argentina decidió que la indexación de las obligaciones que se contrajeran estaba permitida. Esta decisión puso la verdad de las obligaciones como algo que les añadía certeza y justicia: las deudas y los créditos dejaban de ser nominales o sea ficticios en la práctica.

Se vivía la realidad de la vida y el monto de las deudas y los créditos eran igual al que tenían en origen añadiéndole aquello que la inflación había, en esencia, disminuido. Lamentablemente llegó la Convertibilidad con inmenso poder y se dictó la ley 23.928 donde se impidió indexar las obligaciones.

Está rigiendo hasta hoy, con lo cual se ha causado un daño colosal: los argentinos no podemos ahorrar con indexación dispuesta en los depósitos por lo cual los bancos no reciben fondos con voluntad de dejarlos temporalmente en ellos.

Los bancos reciben dinero para hacer pagos enseguida de manera que los bancos no tienen depósitos bancarios que perduren en su seno, por lo que esas entidades tienen escasa capacidad para prestar dinero, que es la condición esencial para su trabajo.

De esta manera se ha herido al sistema bancario argentino lo cual no sólo ha lastimado gravemente a las mencionadas entidades sino a toda la economía nacional: las empresas no obtienen el monto de los préstamos que imperiosamente requiere su desempeño y desde luego la creación de riqueza. Esto ocasiona la cantidad de gente sin trabajo que existe y que busca desesperadamente cualquier empleo sin hallarlo porque las empresas no tienen forma de progresar serenamente: no tienen crédito pues los bancos no reciben los depósitos que exige su correcto desempeño.

CONDENADOS

La ley 23.928 nos ha condenado a la pobreza. Si queremos salir de ella es preciso derogar dicha ley y tener un sistema como el de Chile donde abunda el crédito, el largo plazo y bancos con ganancias importantes pese a que el costo de un préstamo es allí incomparablemente inferior al nuestro.

Cuando se sancionó la ley 23.928 se dijo que había que impedir la indexación porque esta acarreaba inflación. Nada más equivocado: lo que acarrea inflación es la caída de la producción que estamos observando, el cierre de empresas, las ventas de empresas extranjeras que quieren irse de nuestro suelo, la pérdida de empleos, la virtual inexistencia de reservas del Banco Central y lo peor de todo, la tristeza y desesperanza que se observa en el rostro de mucha gente, que, no obstante, quiere a su Patria al extremo que la homenajeó el 9 de julio.

Ese estado de ánimo y ese temor a perderlo todo porque el interesado no tiene dinero para pagar el remedio que lo salvaría a él, a ella o a su familia, se origina debido a la ausencia de indexación de la moneda y por ende a la expansión del crédito.

El principal precio de todos los que hay en el mercado, es el valor de la moneda. Cuando hay inflación hay que quitarle mediante la indexación su maligna influencia en el valor real de la moneda argentina. Como no podemos hacer esto por la ley mencionada, es como prohibirnos ahorrar en moneda o sea impedir que los bancos reciban el dinero indexado necesario para realizar su labor esencial: prestar dinero con real poder de compra.

El sistema bancario sustancialmente recibe depósitos para pagar obligaciones cercanas temporalmente al pago, de manera que queda poco dinero para prestar. No hay posibilidad de ahorro bancario para el pueblo y los bancos, que por ende, carecen de dinero para prestarlo.

El perjuicio para el sistema bancario es muy grande pero el perjuicio que se ha causado a los que necesitan un préstamo es mucho peor. En la economía argentina, como en todo otro país, los préstamos ayudan a su desenvolvimiento de manera que aquí hemos sido seriamente perjudicados por la ausencia de indexación.

Urge salir de este inexplicable error. La prohibición de ahorrar fondos indexados reduce los ingresos de los bancos perjudicándolos, con idéntica lesión a quienes necesitan créditos bancarios. Esta prohibición ocasiona un descenso notable en el producto bruto interno y en la ocupación de trabajadores.

MONEDA

Existe algo muy importante que parecen ignorarlo estudiosos que, empero, lo saben: la moneda tiene velocidad, que es el tiempo que tarda la gente en desprenderse de la que recibe. La velocidad estimula la inflación de manera que si la gente pudiera ahorrar y por ende no circulara la moneda, gracias a la indexación tendríamos menos inflación.

En ningún caso, que sepamos, nadie guarda dinero en un banco porque en unos pocos días ese dinero se transforma en una porción insignificante. La forma de ahorrar en los bancos debería ser como en Chile, o algo parecido, que pasados dos meses el depósito es automáticamente indexado por el costo de la vida con un interés.

Esa suma es lo que le devuelven al depositario cuando vence el plazo. Chile es un verdadero ejemplo en la materia. De haberlo seguido, como economistas argentinos serios lo pidieron, no estaríamos como estamos con una moneda fijada en $ 800 iniciales por cada dólar con un 2% mensual de incremento -ahora 1%-.

La verdad de nuestra inflación está dada por la realidad del índice de precios del mercado local que debería tener la moneda extranjera, muy superior al importe que se le ha fijado sin fundamento en nada.

La economía creíble es solamente la que se ampara en hechos indiscutibles, no en la establecida por una decisión gubernativa sin base en la realidad como es el alto nivel que tiene el peso, con lo cual se disminuye las exportaciones, lo que ha ocurrido en buena parte de los últimos setenta y cinco años.

En nuestro sistema bancario se cobran dos impuestos sobre los créditos: 1) El impuesto sobre el valor agregado o sea el 21% y b) ingresos brutos con el 8%. Quiere decir que hay poco crédito y el que hay es carísimo. Además, los créditos personales hay que pagarlos en cuotas mensuales, la primera de las cuales se deben abonar desde el primer mes o sea que son muy elevados.

Desde el punto de vista de los bancos con este precio se tienen pocos deudores y de allí que el sistema bancario argentino es muy pequeño en comparación con el tamaño que tenía antes del 4 de Junio de 1943. En el libro que considero de inexcusable lectura para las cuestiones monetarias, titulado La moneda virtual, de Guillermo Laura y Ergasto Riva, se dice que el crédito interno en el año 2011 era en Brasil el 64% en la relación con el Producto Bruto Interno, y en Chile el 79%. En Argentina teníamos el 18%.

Podemos estar seguros que si derogamos estos impuestos e indexamos los depósitos y los préstamos, el Fisco va a recaudar mucho más que ahora porque la economía, la gente y los bancos tendrán más dinero. La expansión de la economía aumenta los ingresos del Estado.

Lector: Si queremos salir del pozo en que nos hallamos, tenemos que indexar la moneda y avisarle al Fisco que si rebaja los impuestos razonadamente y se estimula el crecimiento del mercado, va a recaudar mucho más.

Recuérdele la anécdota histórica de Henry Ford, cuando fabricó un automóvil muy sólido y lo vendía más barato que el costo de fabricarlo, de manera que todo el mundo le dijo que se iba a fundir. Erraron porque Ford vendió 18 millones de Ford T. Si la producción crece, crecen también los ingresos fiscales.