Están entre los 50 mejores docentes de todo el mundo para obtener el Education Global Teacher Prize 2026

Dos maestros de clase mundial

Gloria Argentina Cisneros y Miguel Alejandro Rodríguez muestran que el liderazgo positivo y la solidaridad pueden acortar cualquier distancia.

“Estoy convencida de que todos los docentes tenemos vocación. Es lo que nos permite habitar el aula de una forma distinta, es decir, no solo enseñando, sino también ofreciendo refugio y escuchando lo que los chicos necesitan. A veces, nuestra labor más importante es comprender lo que sienten y la realidad que viven, más allá de los libros”, enfatizó a La Prensa Gloria Cisneros, maestra chaqueña, que junto a Miguel Alejandro Rodríguez, maestro y gestor de un club de ciencia en suelo porteño, fue elegida entre los 50 mejores docentes del mundo en el prestigioso Global Teacher Prize.

La Fundación Varkey, en alianza con la UNESCO, anunció a los finalistas de este galardón, considerado el “Nobel de la Educación”, que otorga un millón de dólares al ganador. Entre más de 5.000 postulantes de 139 países, los dos representantes argentinos se destacan por un rasgo común que es la capacidad de transformar realidades a través de proyectos que combinan la excelencia académica con una solidaridad profunda.

Tal es el caso de Gloria Cisneros que cada lunes, cuando el sol apenas asoma en Taco Pozo, Chaco, se sube a su moto para enfrentar 90 kilómetros de ripio y barro. Su destino es el Paraje La Sara, en pleno corazón del Impenetrable, donde dirige y es la única maestra de la Escuela N° 793 “Don Carlos Arnaldo Jaime”. Allí, 15 alumnos de primero a séptimo grado la esperan para convivir en una escuela albergue hasta el viernes. “Tienen entre 6 y 12 años, pero también tenemos a los oyentes que tienen de 3 a 5 años”, señaló Gloria que superó la exclusión escolar de su infancia para convertirse en la primera egresada con honores del profesorado local, impulsada por la incansable lucha de su madre.

AFIANZAR CONOCIMIENTOS

Así, de lunes a viernes la docente con sus alumnos adoptan la escuela como su hogar. La simpleza de los elementos con que cuentan contrarrestan con el amor y respeto que flota en el desarrollo del aprendizaje. “Aprovechamos la jornada para afianzar los conocimientos, los aprendizajes. Nosotros damos clase en contraturno, o sea, no se desarrollan como clases, sino como otros proyectos y nuevas formas de afianzar los saberes”, explicó la docente.

A través de los aprendizajes basados en proyectos (ABP), Gloria motiva a los niños a aprender de una manera más activa y significativa. “Ellos son un grupo bastante homogéneo, con prácticamente el mismo nivel de aprendizaje. Estos niños sobresalen por su autonomía y energía, siempre están dispuestos a participar, demostrando un rol activo y mucho interés en construir su propio aprendizaje día a día”, enfatizó la docente chaqueña.

Luego agregó que “El desafío principal es captar la atención grupal de manera simultánea para asegurar que el mensaje llegue a todos con claridad. Es como un director de orquesta, hay que estar atento a cada integrante al mismo tiempo, logrando que todos sintonicen la misma frecuencia para construir su aprendizaje".

Consultada sobre los desafíos que tiene la educación actual, Gloria fue determinante al señalar que “Tenemos que preparar a los niños para que, aun viviendo en un entorno rural, puedan responder a los cambios tecnológicos y sociales actuales”.

CIENCIA REPARADORA

A cientos de kilómetros, en la Ciudad de Buenos Aires, Miguel Alejandro Rodríguez aplica una filosofía similar en las escuelas técnicas. Con 27 años de trayectoria, Miguel descubrió que la ciencia solo cobra sentido cuando se convierte en una herramienta para el prójimo.

”Mis alumnos, por estar en un colegio industrial, tienen un perfil que le gusta lo tangible. Saber que lo que fabricamos en el aula le sirve a alguien más es el motor de estos proyectos. Siempre les digo “Esto que hicieron ayuda a otra persona” y eso es una gran motivación para estudiar. Además, el proceso no se reduce solo a construir el dispositivo y despacharlo, sino que hay un valor que va mucho más allá del simple envío”, explicó a La Prensa Miguel, actualmente profesor de la Escuela Técnica N° 3 "María Sánchez de Thompson". De esta idea nació su "Club de Ciencias" en 2012, un espacio donde los alumnos desarrollan soluciones técnicas para comunidades postergadas.

Uno de sus proyectos más ambiciosos los lleva a Campo La Paz, en la alta montaña de Salta, a casi 2.800 metros de altura. Allí, donde no hay luz eléctrica ni agua caliente, Miguel y sus estudiantes instalan paneles y calefones solares. El viaje es una odisea que arranca en Jujuy hasta La Quiaca y luego transporte de alta montaña por caminos de una sola vía.

“Vamos a los pueblos. Los alumnos se ponen en el rol de docentes y explican en qué consiste la solución. Esto también es muy importante para ellos”, resaltó el docente orgulloso de esa faceta de sus alumnos.

Según Miguel, el contraste con la realidad urbana es el mejor aprendizaje para sus alumnos como “ciudadanos globales”. Para él, ser maestro es “la profesión más noble y que tiene un gran contexto social” .

SUEÑO MILLONARIO

Aunque ambos docentes mantienen la humildad, tienen muy claro qué harían con el premio de un millón de dólares.

Por su parte, Gloria sueña con el futuro de sus alumnos más allá del séptimo grado. “Tenemos el sueño de construir una residencia estudiantil en la localidad de Taco Pozo, que ayude para que los niños rurales puedan continuar sus estudios superiores”, sostuvo la docente chaqueña. Este espacio no solo sería un techo, sino un centro de apoyo pedagógico y contención emocional.

En tanto, Miguel apuntó a la infraestructura de quienes hoy viven en el olvido. “Mejorar el pueblo de Campo La Paz para que todos los pobladores tengan paneles solares, tengan su heladera y tengan su termotanque solar”, señaló al ser consultado al respecto aunque el resto del dinero lo invertiría en su Club de Ciencias, que aún sostiene en parte con fondos propios.

Ambos docentes coincidieron en que la educación es un trabajo en equipo que requiere compromiso social. Gloria defendió la importancia del apoyo en el hogar al señalar que “El docente es solo una parte de ese equipo y los padres tienen que ser parte del proceso de ese aprendizaje”.

Miguel, por su parte, resaltó el valor de la perseverancia frente a los obstáculos. “Creo que lo más valioso es intentarlo; el 'no' ya lo tenemos, así que no hay nada que perder. La vida nos enseña que el éxito no siempre llega a la primera. El reto es volver a empezar el año que viene, comprendiendo que cada error es, en realidad, una lección fundamental para nuestro crecimiento", concluyó Miguel Alejandro Rodríguez.