"¿Dónde está el piloto?": una oportunidad para hablar de la hipoacusia y la salud auditiva
El querido actor argentino Guillermo Francella se mete esta vez en el papel de Alejandro, un piloto de vuelos internacionales, próximo a jubilarse y que a los 58 años es una referencia para sus colegas. ¡Ama volar! Y como él mismo dice "no trabajo de piloto, ¡soy piloto!".
Le han detectado una hipoacusia y él confiesa no oír bien de uno de sus oídos pero siente que la seguridad de los pasajeros o su habilidad para comandar un avión no se encuentran disminuidas. Pareciera ser que si se conocen los verdaderos resultados de su audiometría Alejandro no podrá seguir volando...
Los pilotos, así como muchas otras profesiones, están expuestos a niveles de ruido y cambios de presión que muy probablemente terminan afectando su capacidad auditiva.
Los sonidos intensos lesionan nuestros oídos y, en general, no los protegemos debidamente. No siempre respetamos la reglamentación sobre niveles máximos permitidos, ya sea en lo laboral o social, y poco se habla sobre la importancia de cuidar bien nuestra audición y de protegerla de la exposición a ruidos excesivos.
Sólo reaccionamos cuando las lesiones auditivas aparecen y cuanto más tiempo nos hayamos tardado más difícil se vuelve tratar la pérdida. Para prevenir ciertos problemas, debemos conocerlos y en el caso del oído que es un órgano muy delicado solemos no prestarle atención y tratarlo sin respeto.
Acá es donde, tal vez por experiencia personal, nos surge una disonancia: ¿un piloto con hipoacusia no podría recurrir a un audífono?
Hoy en día tenemos tecnologías para ayudar en casi todo el abanico de problemas auditivos. Un piloto con dificultad visual ¿no podría valerse de anteojos? ¿O este tipo de dificultades que perfectamente pueden sobrellevarse con ayudas bien adaptadas los convierte en no aptos?
Desconocemos en detalle la normativa de las aerolíneas, pero hemos visto a lo largo de los años numerosos pilotos con anteojos. La cosa es que este Alejandro consigue que su médica, que también es su amante (por cierto muy conveniente en este caso) mienta sobre su estado auditivo y entonces ya tenemos tela para armar una película: "La Extorsión".
Pero este antihéroe parece llevar muy bien su nivel de hipoacusia, pues en más de una hora y pico que dura la película jamás pide a alguien que le repita lo que le ha dicho; tampoco confunde palabras o se lo observa dubitativo frente a interlocutores distantes.
Basándonos en la conducta de Alejandro, rotundamente diríamos o que su hipoacusia está mal diagnosticada o que es leve.
La audición supone un canal básico y esencial para conectar con el mundo que nos rodea, especialmente con las personas y Alejandro jamás evidencia dificultades en ese sentido.
Sus metidas de pata sólo son las de un hombre ordinario sometido a circunstancias y presiones extraordinarias.
Esta película argentina, recientemente estrenada, nos ha dado pie para volver a refrescar ciertos aspectos olvidados sobre nuestros oídos...
La hipoacusia actualmente puede ser bien resuelta y rara vez será una limitante para que Alejandro no continuara con su actividad profesional.
Respecto a los que tenemos hipoacusia y solemos volar como pasajeros, debemos recordar que no tenemos ninguna limitación como cualquier otra persona que sí oye bien. Es más, para recibir mejor asistencia durante el vuelo, si la pérdida auditiva es muy aguda, conviene avisar a la compañía aérea para que tomen las precauciones necesarias y así darnos asistencia y servicio adecuado ante una eventual alarma en un vuelo.
Durante el vuelo se deben apagar los aparatos electrónicos o utilizarlos en modo avión. Sin embargo, los dispositivos como los audífonos están exentos de esa prohibición por lo que no tienen por qué apagarse.
Al pasar por un arco de seguridad, no es necesario quitarse los audífonos. Sin embargo, en el caso de que el sistema de seguridad detecte algo hay que informar al personal de control sobre nuestros dispositivos.
Si por cualquier motivo, los audífonos viajan guardados en la valija o por decisión propia hemos decidido quitárnoslos, debemos asegurarnos de que estén convenientemente apagados y bien guardados ya que, al pasar por la seguridad, el sistema de detección puede dañar su funcionamiento.
Un aeropuerto es una infraestructura en la que muchas de las señales, avisos y llamadas se realizan a través de la megafonía. Las personas con problemas de audición deben prestar especial atención ante estas comunicaciones ya que el ruido, el entorno y el ajetreo propio del aeropuerto dificulta el entendimiento de los mensajes.
Cada vez más aeropuertos deberían disponer de sistemas de "aro magnético", que permite emitir los avisos de forma directa a los audífonos gracias a un cambio manual en su configuración.
Las llamadas para acceder a las puertas de embarque, los comunicados de cancelaciones, los retrasos de los vuelos o los cambios de última hora, son algunos de los desafíos a los que se enfrentan las personas con dificultad auditiva.
Con el envejecimiento o por genética o por situaciones profesionales o sociales iremos perdiendo progresivamente nuestra audición, como nos sucede con la visión, pero a diferencia de ésta -en la que no se duda en usar anteojos para compensar la pérdida- con los audífonos, la gente en general, ofrece gran resistencia.
Quizás por desconocimiento, las discapacidades auditivas se presentan como un tema 'tabú', que aún muchos prefieren o se sienten obligados a disimular.
Alejandro... si hubieras conocido un poco más sobre todos estos aspectos no te hubieras metido en semejante berenjenal que nos mantuvo con el corazón en la boca hasta el final de la película.
Arqta. Graciela Colodner
Productora Gral. Proyecto Oír
Buenos Aires, Argentina
@proyectooir