“Don Segundo Sombra” o el reflejo de la vida
Ricardo Güiraldes, el autor de un libro sin igual.
Por Julio C. Borda *
Si hay un libro que retengo en mi memoria con suma claridad, ese es “Don Segundo Sombra” cuyo autor, Ricardo Güiraldes, fue un escritor que a pesar vivido en París durante muchos años, sentía por su pago de San Antonio de Areco, en la Provincia de Buenos Aires, un amor incondicional que lo supo reflejar a través de su obra maestra. Pues bien, en esos pagos transcurre la novela.
Una obra gauchesca que supo escribir con una prosa exquisita, fuera de lo común. Frases construidas con un talento insuperable, que se acercan a la perfección. Güiraldes sin duda, tuvo una inspiración poco común al escribir esas páginas antológicas.
Quien tuvo el privilegio de leer esta obra magnífica, habrá disfrutado de la descripción de paisajes, de comportamientos, de conductas típicamente gauchescas propias de la vida rural.
El verdadero nombre del personaje en que se inspiró Güiraldes para hacer la novela era Segundo Ramírez, un criollo afincado en los pagos de San Antonio de Areco al que el escritor le tenía un profundo afecto.
VIVENCIAS Y ANDANZAS
La obra trata de la vida de un criollito que en primera persona, relata sus vivencias y sus andanzas con don Segundo, quien lo adopta como ahijado. A medida que uno se va internando en el argumento de la gran novela, observa que el afecto mutuo va creciendo, como el de un padre a un hijo y viceversa.
Pues bien, si hay un pasaje que me conmovió hasta lo más hondo de mi espíritu, es cuando Fabio Cáceres -el protagonista de la historia- se despide de don Segundo, su padrino y consejero de años. El motivo de la despedida era que a través de una carta, Fabio se entera que quedaba como heredero de enormes bienes, propiedad de su padre natural… su nuevo tutor entonces, lo llamaba para que se hiciera cargo de ellos.
El texto al que me refiero es tal vez, la síntesis de lo que puede sentir cualquier persona cuando por distintas razones se despide de un ser querido. En ese pasaje literario se fusionan la tristeza, la melancolía, las alegrías, los dolores y los recuerdos.
En medio de esa pampa que tantas veces ahijado y padrino galoparon, se despiden sin hacer ningún gesto… sólo el corazón palpita aceleradamente y el espíritu se quiebra ante el acontecimiento inminente.
Fabio lo ve alejarse al galope corto; la silueta de don Segundo se empequeñece a medida que se aleja… Y es así que estas magníficas palabras brotan de los labios de Fabio Cáceres:“…´Sombra´ me repetí. Después pensé casi violentamente en mi padre adoptivo. ¿Rezar? ¿Dejar sencillamente fluir mi tristeza? No sé cuántas cosas se amontonaron en mi soledad. Pero eran cosas que un hombre jamás se confiesa. Centrando mi voluntad en la ejecución de los pequeños hechos, di vuelta a mi caballo y, lentamente, me fui para las casas. Me fui, como quien se desangra”.
REFLEJO DE LA VIDA
Y esta última frase es la que siempre me ha impactado, porque ella es el reflejo de la vida, de los sentimientos más nobles, de las sensaciones más puras. En esas seis palabras se refleja la nostalgia, la melancolía por el recuerdo de un tiempo mejor, la alegría por el tiempo vivido, el agradecimiento por las enseñanzas recibidas, la tristeza por la partida de los padres, de los hijos, de los amigos o por la nostalgia del amor perdido.
¿Porque quién no se siente identificado con esa frase? Palabras que llenan nuestro espíritu, que se instalan en nuestro corazón, que nos hace escapar una lágrima, y también -¿porqué no?- una sonrisa.
Repito, una frase que resume todo, y mucho más… Me fui, como quien se desangra.
* Abogado e historiador